Teresa Rey
Preguntas
Cómo funcionan y cuándo deben usarse los protectores de estómago
Se los conoce como inhibidores de bombas de protones y nos protegen de los ácidos estomacales
Los protectores de estómago o gastroprotectores son medicamentos antiulcerosos que se prescriben para proteger a esta parte del organismo por determinadas causas. Una de ellas es porque tengamos algún problema concreto en esta zona, como por ejemplo reflujo gastroesofágico, una úlcera o sangrados gástricos, y la otra cuando debemos tomar varios medicamentos. En este último caso, según explican desde el Institut Català de la Salut (ICS) se suelen recomendar en mayores de 65 años que toman medicamentos para calmar el dolor como el ibuprofeno.
El ácido clorhídrico
A los protectores de estómago se les conoce también como inhibidores de bombas de protones y aunque el más conocido es el omeprazol, también hay otros: lansoprazol, pantoprazol, rabreprazol y esomeprazol. Según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), constituyen uno de los grupos de fármacos más recetados y con mayores niveles de facturación en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Estos medicamentos se utilizan para manejar enfermedades relacionadas con la secreción de ácido clorhídrico del estómago. Con esta sustancia lo que hace dicho órgano es facilitar la digestión de los alimentos y obtener los nutrientes necesarios para el cuerpo, deshaciéndose de lo que no necesitamos. No obstante, es un ácido muy potente que puede provocar daños importantes en la mucosa gástrica, un tejido grueso que recubre y protege el interior del estómago. Si esa protección se ve alterada puede aparecer como consecuencia una úlcera gástrica, úlcera duodenal, enfermedad por reflujo gastroesofágico o infección por la bacteria Helicobacter pylori.
Qué hacen
Estos fármacos en concreto actúan sobre las paredes del estómago, de tal modo que bloquean o disminuyen la secreción de ácido clorhídrico. Lo que hacen es controlar la producción de este ácido para evitar que el estómago sufra daños.
Los expertos de la SEPD aseguran que los beneficios de los inhibidores de bomba de protones, usados tanto a largo como a corto plazo, son superiores a los posibles riesgos o efectos secundarios. Es decir, si no controlamos el perjuicio que esos ácidos están provocando en el interior de nuestro estómago los trastornos que pueden surgir acabarían siendo peores para nuestra salud.
Ahora bien, este medicamento como cualquier otro debe prescribirse cuando así lo requiera la situación clínica del paciente, y en las dosis y duración adecuadas, concluyen los expertos.