Cómo se origina el trastorno por estrés postraumático en personas mayores
A edades avanzadas se está más expuesto por circunstancias relacionadas con el desapego emocional
El trastorno por estrés postraumático o TEPT puede surgir en cualquier persona después de haber protagonizado o presenciado un suceso impactante, terrorífico o peligroso para la vida. Lo cierto es que si alguien vive un episodio de estas características puede estar expuesto a sufrirlo con independencia de su edad. No obstante, algunos estudios sugieren que las personas mayores están más expuestas que los jóvenes a sufrir un trauma.
En mayores
Un informe publicado en el Journal of Clinical Psychiatry llegó a la conclusión de que las probabilidades de padecer este trastorno en mayores es 4 veces superior que en el caso de los jóvenes. Del mismo modo aquellos que lo presentaban tenían más posibilidades de desarrollar un síndrome psiquiátrico que aquellos que no lo padecían. La depresión y la ansiedad fueron las condiciones más frecuentes en este estudio.
Hay que tener en cuenta que una experiencia traumática puede comprender desde perder a alguien como la pareja, hasta sufrir el desapego emocional de los seres queridos o la soledad.
Tras vivir una experiencia impactante es normal que las personas reaccionen al principio con determinados comportamientos. Estos entran dentro de lo común al principio, ahora bien si las reacciones no logran controlarse pasado un tiempo es cuando puede darse el TEPT.
Cómo detectarlo
Los síntomas pueden aparecer en un mes o pasado un año, dependerá de cada persona. Para calificar al estrés postraumático como tal se deben dar una serie de características. Por un lado, se tienen que dar recuerdos intrusivos, es decir, recurrentes, involuntarios, revivir los hechos una y otra vez o tener pesadillas.
También evitar hablar del tema o los lugares relacionados. Es frecuente además pasar a tener pensamientos negativos y a manifestar cambios en el estado de ánimo, que se muestra más apático e indiferente. Al mismo tiempo surgen problemas físicos como más irritabilidad, trastornos en el sueño, dificultades para concentrarse…
No todo el mundo desarrolla este trastorno ante situaciones idénticas por eso se piensa que hay personas más propensas. Este sería el caso de aquellas que han pasado previamente en su vida por circunstancias negativas que les han marcado o han tenido experiencias traumáticas en la niñez, también los antecedentes de enfermedad mental, el consumo de drogas, no tener apoyo tras el suceso, etcétera.
El tratamiento debe hacerlo un profesional de salud mental, que además de indicar algún fármaco antidepresivo empleará a la vez alguna terapia psicológica.
