Preguntas

Cómo y por qué influye la música en nuestras emociones

Teresa Rey

Foto: Bigstock

Viernes 27 de marzo de 2020

ACTUALIZADO : Viernes 27 de marzo de 2020 a las 0:29 H

3 minutos

Cuando una melodía nos gusta se activan en el cerebro los mismos estímulos que al comer chocolate

Música
Teresa Rey

Foto: Bigstock

Viernes 27 de marzo de 2020

3 minutos

La música provoca emociones, todo tipo de ellas. Alegría, tristeza, nos evoca recuerdos, nos hace llorar, nos inspira, nos anima o por el contrario, si no nos gusta, genera rechazo. En definitiva, la música nos hace sentir. Así es, todos lo hemos experimentado. Esta afirmación se sustenta en diversos estudios que han demostrado que la humanidad es reactiva a la música desde un punto de vista emocional. Y esas sensaciones se producen tanto en quienes la reciben como en quienes la emiten.

Activa el Sistema Nervioso Central

Cuando una melodía nos gusta se activan en el cerebro los mismos centros de placer que si estuviéramos comiendo chocolate o haciendo el amor, según aparece recogido en el documento Influencia de la música en las emociones y el aprendizaje, de Jesús Manuel Monterrubio. En concreto, se ha observado que activa sustancias químicas del Sistema Nervioso Central que estimulan la producción de neurotransmisores como la dopamina, las endorfinas o la oxitocina, lo que desemboca en un estado que favorece la alegría y el optimismo general.

Desde este punto de vista, los sonidos pueden contribuir a aliviar la ansiedad en determinados momentos y ayudar en algunas patologías como la depresión, al poder transformar las experiencias más dolorosas y abrumadoras, en algo agradable y placentero.

Al escuchar música se ponen en funcionamiento distintos mecanismos neuronales que favorecen la descarga de emociones, sentimientos, impulsos reprimidos o en ocasiones hasta el resurgir de conflictos o situaciones traumáticas. Sin embargo, estas reacciones no son iguales en todas las personas y es por ello que no se puede saber con exactitud qué sonidos son agradables para unos y desagradables para otros, ya que esto depende de las experiencias y aprendizajes previos personales.

Música y emociones

Empatía y autoestima

También se ha comprobado que la música por ejemplo pone en marcha áreas del cerebro relacionadas con la imitación y la empatía. De este modo, posibilita que nos pongamos en el lugar del otro, generando un clima de colaboración y cooperación entre personas y fomentando la comprensión, explican expertos de Sounditi, compañía especializada en audiobranding o en crear sonidos que se identifican con los valores de una marca o compañía.

Paralelamente, la música tiene un importante componente cultural, lo que también incentiva emociones diversas y contribuye a ese sentimiento de unidad entre distintas personas.

En definitiva, la música penetra en nuestro cerebro, permite que fantaseemos y que sintamos.  Es por ello que se utiliza con fines terapéuticos en casos concretos para tratar algunas patologías psicológicas, sobre todo, para mejorar la autoestima y la calidad de vida de las personas.

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Teresa Rey

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