Teresa Rey
Preguntas
¿Cuándo aparece el síndrome del nido vacío y qué hacer para superarlo?
Se produce cuando los hijos se marchan del hogar y suele darse con más frecuencia en mujeres
El tiempo pasa más rápido de lo que nos gustaría en muchas ocasiones, y de pronto nos damos cuenta de que nuestros hijos se han hecho mayores, han crecido y al alcanzar su independencia económica se marchan de casa. Todos lo hemos hecho, pero al vivir esta experiencia como progenitores puede producirse una sensación de soledad y tristeza. Este abatimiento, que también puede darse en cuidadores en general que pierden a la persona que atendían, es lo que se conoce como síndrome del nido vacío.
Por qué se produce
Cuando nos encontramos de frente con esta realidad podemos sentir muchas emociones. Nuestra vida experimenta un cambio, aquella persona que teníamos cerca y a la que veíamos todos los días, ya no está con nosotros y esto implica modificaciones en la cotidianidad que pueden afectar psicológicamente a algunas personas.
En general, hay una tendencia mayor a que este síndrome lo experimenten las mujeres, porque tradicionalmente estas dedican más tiempo a la crianza de los hijos, según indican los expertos. Aunque no quiere decir que los hombres también lo padezcan.
La forma de aceptar esta nueva situación dependerá del apego que tengas y el vínculo que hayas establecido con tus descendientes a lo largo de vuestra vida juntos. A pesar de ser conscientes de que ese momento llegará y de que en cierto modo nuestro deseo es que nuestros hijos puedan seguir su camino solos, al enfrentarse a esta situación se puede experimentar melancolía hasta que nos amoldemos a la nueva situación.
Cómo adaptarnos
Para adaptarnos a la nueva situación, hay que intentar aceptarla poco a poco y siempre desde una actitud positiva, matizan los especialistas. Si tienes pareja puede ser una oportunidad para retomar la vida conyugal y mejorar la calidad de la relación. Ahora podéis contar con más tiempo para vosotros y hasta es posible que podáis hacer cosas que antes no eran posibles.
También puede ser el momento para apuntarte a alguna actividad que siempre te hubiera gustado hacer, para salir más o retomar nuevas amistades o socializar más. Lo importante es mantenerse activo, viendo siempre el lado amable del cambio, y aceptar tu nueva condición con tranquilidad.
Además, debes tener presente que tus hijos siguen ahí, no tienes que perder el contacto con ellos, intenta que este sea fluido, pero dentro de la normalidad. Siempre puedes organizar encuentros esporádicos o reuniones familiares con las que seguro todos disfrutaréis.