Mariola Báez
Preguntas
Las graves enfermedades relacionadas con el amianto: ¿has podido estar expuesto?
La comercialización y el uso de este elemento cancerígeno está prohibido en España desde 2002
Los asbestos, más conocidos bajo el término genérico de amianto, son un tipo de silicatos que se presentan en forma de minúsculas fibras. Se trata de un material ultra resistente e ignífugo cuyo uso ha sido frecuente en distintos sectores, entre ellos el de la construcción, especialmente entre los años sesenta y ochenta.
Hoy en día se sabe que es un producto peligroso que, como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS_es), en cualquiera de sus formas,puede causar graves enfermedades como la asbestosis o fibrosis pulmonar y el cáncer de pulmón.
¿Cómo afecta este elemento al organismo?
Es la exposición a este mineral lo que supone un riesgo para la salud. Las invisibles fibras que quedan suspendidas en el aire durante mucho tiempo pueden ser inhaladas, llegando a las vías respiratorias y a los pulmones.
Existen distintos tipos de amianto, aunque el más utilizado durante años ha sido el crisolito. Por su peligrosidad y efecto cancerígeno, cualquiera de ellos está prohibido, aunque el principal problema radica en aquel que continúa presente en antiguas edificaciones. Los efectos en la salud de la inhalación de esas dañinas fibras pueden manifestarse incluso transcurridos más de 20 años desde la exposición.
El Servicio de Salud de Castilla y León (@Salud_JCYL) explica que entre las enfermedades más frecuentes relacionadas con el amianto destaca la asbestosis, una fibrosis pulmonar cuyos primeros síntomas suelen ser la disnea al esfuerzo (sensación de ahogo y falta de aire) y la tos no productiva.
También el mesotelioma maligno, un tipo de tumor que afecta principalmente a la pleura pulmonar, y el cáncer de pulmón, especialmente si a la exposición al asbesto se une el hábito del tabaco, se incluyen entre las patologías que pueden tener su origen en una exposición a esta sustancia. Además, está confirmado que otros tipos de cáncer, entre ellos el de laringe y el de ovario, pueden tener el mismo punto de inicio.
¿Dónde está el amianto?
La OMS estima que en el mundo aún hay unos 125 millones de personas expuestas al amianto en su lugar de trabajo, e insta a aquellos países que todavía no han tomado medidas para su total erradicación a que lo hagan sin demora.
Debido a las características de este material, duradero, anticorrosivo, resistente a las altas temperaturas y al fuego, han sido numerosas sus aplicaciones. En la construcción, en la industria del automóvil, en componentes plásticos o textiles o en el sector eléctrico, por ejemplo. Aunque cada vez en menor medida, el amianto sigue presente, en muchos casos oculto, por ejemplo como parte del aislamiento de tejados y paredes, en tuberías de canalizaciones, en antiguas turbinas o incluso en elementos fijos y móviles del transporte público. Basta recordar el plan para el desamiantado puesto en marcha por el Metro de Madrid (@metro_madrid) para eliminar la presencia de este elemento en toda su red e instalaciones.
Aunque son los trabajadores que han estado expuestos al material los más afectados, se sabe que la sustancia no solo puede resultar peligrosa en el lugar de producción, sino también en el aire cercano o en el que se respira en el interior de un edificio en el que se haya utilizado para su construcción. Incluso las minúsculas partículas que un operario haya podido llevar de su ropa hasta su hogar pueden ser un posible foco.
¿Qué medidas se han tomado para frenar la acción nociva de esta sustancia?
Como hemos señalado, el uso del amianto, en todas sus variedades y para cualquier fin, está prohibido en España desde hace casi dos décadas.
El riesgo de un posible contacto con el asbesto se centra, principalmente, en aquellos trabajos destinados a su retirada y eliminación, incluyendo también la reparación de estructuras o mecanismos que puedan contener el mineral. Conscientes del riesgo para la salud que implica su manipulación, las medidas de protección para los trabajadores encargados de realizarla es máxima. Como ejemplo, la Comunidad de Madrid (@ComunidadMadrid) exige que, antes de iniciar una labor de este tipo, la empresa responsable presente un Plan de trabajo con riesgo de amianto, que tendrá que ser aprobado por la autoridad competente. En el caso de la comunidad madrileña, el Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Además, desde el año 2013 existe el Protocolo de vigilancia sanitaria específica del amianto, establecido por el Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) que reconoce el derecho de los trabajadores a la vigilancia periódica de su salud, incluso una vez finalizada la relación laboral. Hay que recordar que las consecuencias de la exposición al asbesto pueden manifestarse décadas después de la exposición al mismo.
Determinar medidas preventivas, establecer protocolos comunes de actuación, como controles periódicos del historial clínico, contenidos específicos de los exámenes de salud, criterios de valoración y conductas a seguir según las posibles alteraciones detectadas, son algunas de las acciones que recoge el documento, pensando especialmente en la salud de aquellas personas, principalmente trabajadores, que hayan podido inhalar las fibras cancerígenas en algún momento del desarrollo de su actividad.