Preguntas

La equinoterapia para mayores ayuda a mejorar la circulación o la incontinencia

Teresa Rey

Jueves 9 de mayo de 2019

3 minutos

Las terapias ecuestres permiten abordar trastornos funcionales o de movilidad y psicológicos

La equinoterapia para mayores ayuda a mejorar la circulación o la incontinencia (Bigstock)
Teresa Rey

Jueves 9 de mayo de 2019

3 minutos

Los caballos nos han acompañado a los humanos a lo largo de nuestra historia siendo durante mucho tiempo un importante medio de locomoción. Ahora, desde hace unos años se emplean también como un instrumento terapéutico. Esto es lo que se hace desde la equinoterapia o terapias ecuestres que impartidas por profesionales formados pueden abordar diversos trastornos, desde funcionales hasta psicológicos. Sus aplicaciones son variadas y se dirige a personas mayores, individuos con trastornos mentales, problemas de adaptación o riesgo de exclusión social y como complemento en el tratamiento de distintas discapacidades.

Las sesiones

Las sesiones de equinoterapia se adaptan a las necesidades de cada persona. Se parte de la base de que la mera interacción con el animal ya aporta beneficios para la salud psicológica, ayuda a disminuir la ansiedad e incluso es bueno para la depresión, indican los expertos.

En las personas mayores esta terapia es positiva para trastornos como la artritis, la osteoporosis y otros trastornos físicos que limitan el movimiento articular y muscular.

Las formas de trabajar son muy variadas, por ejemplo hay dificultades motoras que se pueden estimular de un modo pasivo. El simple hecho de montar sobre el caballo ya supone mover toda una serie de músculos que ayudan a la tonificación. Este movimiento repetido va fortaleciendo los grupos musculares implicados ayudando a mejorar el equilibrio y la coordinación. Todo esto es muy bueno para trastornos circulatorios o para problemas de incontinencia.

Dentro de la equinoterapia nos encontramos, por tanto, con las terapias pasivas, es decir, aquellas en las que el jinete se adapta a los movimientos del equino sin hacer nada más; y, por otro, la terapia activa, en la que durante el paseo sobre el caballo se añaden ejercicios neuromusculares con los que se logran mayores beneficios.

Cuidar a los caballos

Luego hay otras actividades estimuladoras, como el hecho de cuidar al caballo, acariciarle, pasar el cepillo para limpiarle, darle de comer… Todas estas actuaciones crean un vínculo especial con el animal que relajan al paciente, le ayudan a olvidarse de sus preocupaciones e inciden positivamente en su bienestar general. Se mejora la autoestima, la confianza en uno mismo, la atención y concentración, además de estimular la comunicación y el lenguaje físico.

En el ámbito físico se alcanza una mejora general del control postural, del tono muscular, de la coordinación neuromotora y orientación, y la lateralidad, principalmente.

Además, es una modalidad que se realiza al aire libre con los aspectos positivos que conlleva el contacto con la naturaleza.

Los caballos que se emplean para las terapias ecuestres son dóciles y están entrenados para efectuar estas actividades. De hecho, según los terapeutas estos animales tienen una sensibilidad especial que les hace especialmente aptos para estas actuaciones.

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Teresa Rey

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