Preguntas

Hematoma tras un análisis de sangre en personas mayores: ¿debes preocuparte?

Mariola Báez

Foto: Bigstock

Sábado 14 de diciembre de 2019

6 minutos

Descubre por qué se producen y si hay algo que puedas hacer para intentar evitar su aparición

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Mariola Báez

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Sábado 14 de diciembre de 2019

6 minutos

Son varias las causas que pueden hacer que aparezca un hematoma en algún punto del cuerpo. En principio, los moratones no entrañan peligro, pero si son frecuentes, hay que tener claro su origen para descartar cualquier patología.

El hematoma es la consecuencia de la rotura de algún capilar sanguíneo, que hace que una mínima cantidad de sangre salga del conducto venoso o arterial y quede retenida en el tejido intradérmico, sin llegar al exterior. Puede provocarlo un golpe o contusión, un fuerte pellizco o agarrón brusco (¡cuidado! pueden ser un signo de malos tratos) y también una herida externa, que implica que una parte de la sangre ha brotado y otra ha quedado acumulada y retenida.

Por qué son frecuentes tras una extracción sanguínea

Como explican profesionales de enfermería, hacer un análisis de sangre requiere una técnica específica. Someternos a una extracción, que permita realizar una analítica con la que obtener información sobre algún aspecto concreto de nuestra salud, es algo casi rutinario, pero hay distintos factores que aumentan las probabilidades de que aparezca un moratón pasados unos minutos del "pinchazo".

La postura correcta de tu cuerpo, en especial de tu brazo; el estado de las venas, la presión que ejerzas en la zona una vez retirada la aguja y también la pericia de quien realiza el análisis son los principales elementos que determinan que el hematoma se produzca o no.

Hematomas con un análisis de sangre

Extracción perfecta y sin hematomas

Hacerte un análisis no suele requerir preparación alguna. Generalmente, el único requisito es acudir al centro de extracción en ayunas. Además, puede que el médico también considere necesario suspender la medicación habitual los días previos.

La extracción ha de realizarse con el paciente sentado o tumbado y es importante seguir las indicaciones de los enfermeros a la hora de colocar el brazo, extendido pero relajado y procurando no moverlo mientras el profesional extrae la sangre. El análisis se puede hacer en cualquier otro punto (venas de la mano, muñecas…), pero la cara anterior del brazo, a la altura del codo, es el lugar más habitual porque la vena se detecta con relativa facilidad.

Mantener el brazo quieto es muy importante en el momento en el que la aguja hipodérmica atraviesa la piel para alcanzar la vena. Si al sentir el pinchazo te mueves, el vaso sanguíneo podría resultar dañado, provocando la salida de una mínima cantidad de sangre. También puede ocurrir que la aguja no entre en la dirección correcta y el sanitario decida retirarla y hacer un segundo intento.

A veces, al profesional le cuesta encontrar la vena, no siempre por falta de pericia. A todos no se nos marcan las venas de la misma manera, incluso nuestro tono de piel puede ponérselo más fácil o más complicado a quien realiza la extracción.

Generalmente, la toma de la muestra de sangre lleva un periodo de tiempo muy corto, en el que debes seguir con el brazo inmóvil. Retirada la aguja intravenosa, llega el momento más importante para evitar el moratón: presionar con suavidad, con el algodón o gasa que nos faciliten, al menos 5 minutos y de manera continuada, algo que pocos hacemos. No bastan 10 segundos. Para tener garantías de que el vaso sanguíneo ha quedado convenientemente "sellado" por la acción de las plaquetas, no cuesta nada aguantar con el algodón un poco más.

Hematomas con un análisis de sangre

¿Por qué algunas personas mayores son más propensas?

Hay dos motivos principales por los que un adulto puede presentar una mayor predisposición a la aparición de moratones. Es algo bastante frecuente en personas que siguen algún tratamiento que incluya la ingesta de fármacos anticoagulantes. Como explica la Sociedad Española de Medicina Interna (@Sociedad_SEMI), la función de estos medicamentos es evitar la formación de coágulos, que podrían provocar trombosis o embolias, derivando en graves accidentes vasculares. El objetivo es mantener la sangre lo suficientemente fluida. Es una medida eficaz de prevención, pero tiene ese “inconveniente”.

La sangre menos densa de lo normal saldrá con mayor rapidez en el caso de una rotura en un capilar sanguíneo, independientemente de la causa que la provoque, de ahí que exista mayor riesgo de hematoma. Si este es tu caso, para intentar evitar su aparición, prolonga al máximo el tiempo de presión sobre el “pinchazo” una vez retirada la aguja (8-10 minutos).

También puede ocurrir que las venas de una persona de edad avanzada presenten cierto grado de deterioro o fragilidad, que hace que la rotura que da lugar al hematoma pueda producirse más fácilmente. Algunas enfermedades relacionadas con el correcto funcionamiento del sistema circulatorio también podrían tener en los hematomas frecuentes uno de sus síntomas, por lo que si estos se repiten con una anormal frecuencia, es conveniente una consulta médica que puede explicar su origen y causas.

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Mariola Báez

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