Teresa Rey
Preguntas
Herramientas para que los mayores sean capaces de generar recuerdos felices
Pensar en momentos agradables ayuda a regular nuestras emociones y nos aleja de la depresión
A medida que nos hacemos mayores algunos recuerdos parecen difuminarse. Tememos que caigan en el olvido aquellos momentos que más felices nos hicieron y se desvanezcan sin más. Olvidar a veces es bueno, pero recordar lo es también, sobre todo, los momentos especiales, los que nos evocan emociones positivas, en definitiva, los que nos hacen sentir bien. Algunos investigadores han demostrado que pensar en momentos agradables ayuda a regular nuestras emociones, aleja de la depresión y provoca que podamos manejar el estrés de una manera más eficiente.
Se libera dopamina
Psicólogos de la Universidad de Rutgers (Nueva Yersey, Estados Unidos) publicaron los resultados de una investigación en este sentido en la revista Neuron. A través de una resonancia magnética observaron qué partes del cerebro se activaban en un grupo de personas cuando pensaban en momentos placenteros. Descubrieron que estos se ven como una gratificación y ponen en marcha el sistema de recompensa del cerebro y de un modo muy similar a cuando las estamos viviendo en realidad. Durante este proceso se libera dopamina, uno de los neurotransmisores de la felicidad que nos hace sentirnos eufóricos y que ayuda a aumentar la motivación.
Precisamente respecto a este punto, los investigadores también concluyeron que recordar estos instantes de la vida tiene una función adaptativa y por ello recurrimos a ellos con frecuencia. Esto supone una protección por ejemplo frente a la depresión, ya que al estar deprimidos hay reticencias a rememorar el pasado y mucho menos a revivir las experiencias positivas.
Del mismo modo, esta capacidad de recrearse en los recuerdos buenos aumenta el nivel de resiliencia o la capacidad de sobreponerse al dolor emocional o las adversidades de la vida. Teniendo por tanto esa habilidad desarrollaremos una táctica bastante efectiva para hacer frente a los problemas que van surgiendo. No es algo demostrable de forma fehaciente, pero sí es cierto que desde la piscología en algunas terapias se propone emular aquellas situaciones agradables que nos han ocurrido a lo largo del día y dedicarles unos minutos como una forma de combatir estados depresivos.
Cómo llegar a los recuerdos felices
¿Hay alguna fórmula para generar recuerdos felices? Meik Wiking, especialista en desarrollo personal y autoayuda, catalogado como el “hombre más feliz del mundo” por The Times, nos da algunas pautas en su último libro El arte de crear recuerdos (Ed. Cúpula). Para el fundador en el año 2011 del Happiness Research Institute, el primer Instituto de investigación de la felicidad del mundo, hay ocho ingredientes que hacen que nuestros recuerdos sean felices y que se pueden aplicar cuando somos mayores también. Algunos de ellos tienen que ver con el hecho de hacer algo por primera vez, el que sea una experiencia en la que se necesiten los cinco sentidos, estar atento a los detalles, crear momentos especiales, hacer que nuestras emociones se impliquen, capturar los instantes felices y compartir las anécdotas y externalizar los recuerdos.
La manera de crear recuerdos felices implica así vivir experiencias única e irrepetibles, por lo tanto es bueno que busquemos momentos para hacer algo diferente, algo que sabemos que va a llenar nuestras vidas de positividad y que, por supuesto, nos gusta. Parece ser que ante la novedad la memoria tiende a fomentar la durabilidad, y diversos estudios corroboran que se nos da mejor recordar lo que hicimos un día de manera extraordinaria o excepcional.
Implicar todos los sentidos es importante, pues no solo es la vista la que nos transmite estímulos. Recordar los olores, los sabores, los sonidos o incluso el tacto nos hará evocar mejor y de una forma más agradable esas realidades que vivamos.
Detalles, compartir y hacer fotos
La rutina no favorece el recuerdo positivo, por ello aquello que se sale de lo normal adquiere en nuestra memoria un tinte diferente. Hay que esforzarse por hacer de esos instantes algo inusual, algo que rompa con la monotonía a la par que les dotamos de emoción. Porque las emociones confieren a todo lo que vivimos de un aire distinto, y es inevitable que aquello que nos genera sensaciones más intensas tarde más en olvidarse. A su vez hay que fijarse más en los detalles. La sobreestimulación es muy frecuente en la época actual, de modo que a veces resulta complicado fijar la atención. Pero si sabemos lo que nos gusta y queremos, esto nos ayudará a crear esos recuerdos felices de más fácilmente, recomienda Meik Wiking.
Estos se consiguen igualmente pensado en los “picos” y el final, que es lo que realmente importa. Sabemos que para llegar a ciertos logros hay que pasar por distintas etapas que requieren esfuerzo, pero si al final hemos alcanzado lo que deseábamos, esto es lo que verdaderamente importa y con ellos es con lo que nos debemos quedar.
Las historias que se recuerdan una y otra vez y que se comparten como anécdotas, son las menos susceptibles de ser olvidadas. Por lo tanto, no dudes en contar aquello que te hizo feliz antaño con tus seres queridos, amigos o familiares. Al mismo tiempo es bueno poder inmortalizar lo que vivimos y que nos proporciona alegría a través de fotografías, de vídeos e incluso de escritos. Todo es válido para hacer que el recuerdo de la felicidad perdure en nuestras mentes.