Teresa Rey
Preguntas
Los mayores y las terapias alternativas: ¿qué recomendaciones debes tener en cuenta?
Hay que saber que no son inocuas y que en ocasiones interactúan con tratamientos convencionales
Las terapias alternativas constituyen a veces una opción que puede aportar diferentes beneficios en el tratamiento de algunas enfermedades, muchas de ellas frecuentes en personas mayores. Sin embargo, parte de la comunidad científica desconfía de muchas de ellas, pues no existen muchos estudios que avalen sus supuestos efectos positivos, si bien otras se aceptan para calmar algunos síntomas, pero no para sustituir a la medicina convencional.
Aclarar conceptos
Los expertos hablan para referirse a este conjunto de terapias como medicina complementaria y alternativa (MCA), es decir, un término que se refiere a productos y prácticas médicas que no pertenecen a la atención médica convencional. Esta última siempre la ejecutan distintos profesionales de la salud tras obtener una titulación oficial, como médicos, enfermeros, psicólogos, fisioterapeutas, etcétera.
Se considera que una medicina es complementaria cuando se utiliza junto a otros tratamientos habituales. Por ejemplo, a veces se recurre a la acupuntura para paliar algunos efectos secundarios del cáncer.
La medicina alternativa es la que sustituye por completo los tratamientos de siempre y que desaconsejan la mayoría de médicos. Y, por último, hay otro concepto que es la medicina integrativa. Esta última utiliza todos los métodos, los convencionales y aquellos alternativos y convencionales sobre los que hay más evidencias, dentro de un concepto en el que se engloba mente, cuerpo y espiritualidad.
No son inocuas
Esto es lo que se entiende por cada una de las medicinas que se conocen. La cuestión es que en la actualidad las MCA se usan cada vez con más frecuencia. En España, las emplea entre un 25% y 45% de la población, según indica la doctora Verónica Casado en su libro Las reglas de la salud. La experta apunta que algunas de ellas sí pueden recomendarse como un complemento al tratamiento farmacológico, sin embargo, al mismo tiempo es importante saber que estas terapias también provocan efectos secundarios e interacciones con otros medicamentos. Por ello, si vamos a recurrir a ellas, siempre debemos consultarlo con el médico.
La población tiende a pensar que las terapias basadas en plantas, como sucede con muchos suplementos que se pueden adquirir en el mercado, no tienen efectos secundarios. En parte, esta idea se propicia por cómo se comercializan estos productos, pero la mayoría de ellos no son inocuos. Y lo mismo sucede con otras terapias alternativas.
Acupuntura
Dentro de este tipo de terapias la acupuntura se usa a veces como complemento al tratamiento pautado por el médico. Este se utiliza sobre todo en procesos dolorosos como puede ser el dolor lumbar y también para prevenir la migraña.
Este sistema se basa principalmente en la introducción de unas agujas de acero inoxidable desechables que se colocan en unos lugares estratégicos: los acupuntos de la piel. El acupuntor profesional determina los acupuntos correctos en función del problema que se desee tratar.
De esta terapia se han descrito poco efectos adversos, aunque tampoco hay registro de los mismos ni obligatoriedad de comunicarlos, destaca la doctora. De hecho, en su práctica es necesario tener cuidado porque las agujas entran en contacto con la piel, por lo que si no se realiza correctamente puede generar problemas como dermatitis, alergias y otros trastornos más graves, explica el bioquímico J.M. Mulet. De modo que es importante cerciorarse de que el sitio al que acudamos cumple con todos los requisitos de seguridad y salubridad que se les exige.
Respecto al uso de la acupuntura en el alivio del dolor que sufren los pacientes con cáncer se han realizado varios estudios, pero los resultados son contradictorios. En especial, por el tamaño de las muestras y por la metodología en el desarrollo de los estudios.
Osteopatía y quiropráctica
La osteopatía y la quiropráctica sí han demostrado el alivio complementario de algunas dolencias osteomusculares, algunas de las cuales son frecuentes en las personas mayores.
La osteopatía se basa en el masaje y la manipulación de las articulaciones a través de unos movimientos específicos que se realizan con las manos de un experto debidamente formado. Es importante tener esta formación, pues solo a través de ella se conoce la morfología de todas las partes del cuerpo, de sus tejidos y alteraciones funcionales. Solo de esta manera se consigue, por tanto, que los masajes sean efectivos.
Esta técnica se emplea en muchas afecciones comunes en mayores como la lumbalgia, la ciática, las cefaleas, los problemas respiratorios y los dolores articulares, entre otros. A veces se recurre a ella para otras afecciones como trastornos del sueño o problemas digestivos.
La quiropráctica, por su parte, se ocupa del diagnóstico, tratamiento y prevención de trastornos del sistema neuromusculoesquelético. Está basada también en técnicas manuales y busca ajustes articulares. El quiropráctico se centra en la espalda y en el abordaje de las vértebras que la componen, en el caso de que estén desplazadas.
La intención de este método es corregir problemas relacionados con el sistema nervioso y los efectos que estas alteraciones implican para la salud.