Mariola Báez
Preguntas
¿Qué es la pleura y qué patologías puede presentar?
Pleuresía y derrame pleural son algunas de las más comunes que pueden afectar a los mayores
La pleura es una membrana serosa que, como explica la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (@NeumoMadrid), tiene una doble hoja. Por un lado está la que recubre a la superficie de los pulmones (pleura visceral) y, por otro, la que hace lo mismo pero en la pared torácica (pleura parietal). Entre las dos existe una mínima separación, un espacio en el que hay una cantidad determinada de líquido pleural, que actúa como especie de lubricante entre ellas, evitando así el rozamiento que se produciría con el simple movimiento de los pulmones al respirar.
Esa membrana puede verse afectada por distintas patologías, algunas de origen interno, como las que puede provocar una infección que se inice en las vías respiratorias y otras de carácter externo, por ejemplo, un fuerte traumatismo en la zona del pecho que pueda llegar a afectar a la caja torácica.
Las enfermedades de la pleura
Cualquiera de ellas reviste gravedad en mayor o menor medida y debe ser tratada con inmediatez. Entre las más frecuentes los expertos señalan cuatro dolencias principales que, a su vez, pueden presentar diferentes particularidades.
- Pleuresía (o pleuritis). Este término siempre hace referencia a la inflamación de la delicada membrana, que puede llegar a producirse por motivos diversos. En personas mayores, generalmente es consecuencia de un proceso infeccioso, vírico o bacteriano, destacando entre todos los posibles, el que desencadena la neumonía. Los síntomas que avisan de esa inflamación son el dolor torácico, especialmente al toser o estornudar.
- Derrame pleural. Como hemos señalado, entre las dos capas que forman la pleura hay una determinada cantidad de líquido, que contiene, entre otras sustancias, importantes glucoproteinas. En determinados casos, la presencia de líquido se incrementa de forma anómala y es entonces cuando se habla de derrame pleural. La patología puede deberse a una alteración en la microcirculación de la zona, detrás de la cual suele haber una cardiopatía, especialmente una insuficiencia cardiaca. Ésta es una causa habitual pero no la única. Una lesión en el pulmón, una infección, un tumor o una enfermedad derivada del contacto con el amianto, pueden también ocasionar el derrame pleural.
- Neumotórax. En este caso, lo que se acumula en el espacio pleural no es líquido, sino aire. La Sociedad Española de Cirugía Torácia (@SECTtoracica) detalla que cuando esta situación se produce, los pulmones no pueden expandirse completamente con cada inspiración en la toma de aire, produciéndose, entonces, lo que se conoce como colapso pulmonar. Como consecuencia, aparecen las dificultades respiratorias, el dolor torácico agudo y también, en los casos más graves, la aceleración del ritmo cardiaco y el tono azulado de la piel por el bajo nivel de oxígeno presente en el organismo.
- Hemotórax. Se trata de una de las circunstancias más graves ya implica la acumulación de sangre en la cavidad pleural. Un traumatismo, la rotura de un vaso sanguíneo agravado por problemas de coagulación, o la enfermedad de la tuberculosis se encuentran éntre las causas más frecuentes que pueden provocarlo.
Tratamientos para las afecciones de la pleura
Salvo que hablemos de accidentes o traumatismos, que puedan acabar provocando algún tipo de daño en la pleura, el mejor tratamiento es aquel que se basa en la prevención y que se centra principalmente en la adecuada atención de cualquier infección respiratoria intentando atenuar sus síntomas para evitar complicaciones de esta índole.
Los tratamientos médicos, farmacológicos o incluso quirúrgicos que puedan aplicarse siempre dependerán de cada tipo de dolencia y de la situación concreta. En muchas ocasiones, es necesario tratar la enfermedad primaria que está causando el trastorno. Antibióticos, en el caso de una infección bacteriana de las vías respiratorias; pleurodesis, terapia que cosiste en intentar adherir las capas de la pleura a los pulmones y a la cavidad torácica para aliviar las consecuencias del exceso de líquido en la cavidad pleural; o la colocación mediante técnicas quirúrgicas de un catéter intrapleural con el que poder realizar un drenaje son algunos de los tratamientos más habituales.
En el caso de neumotórax existen distintas opciones para retirar el aire que se acumula lo antes posible evitando el colapso pulmonar y las dificultades respiratorias que pueden llegar a ser graves. La más frecuente es la toracocentesis, técnica quirúrgica que permite, mediante una punción en la pared torácica, extraer ese aire concentrado y también, en algunos casos, el líquido pleural mediante aspiración.
Como señala la Fundación Europea del Pulmón (@EuropeanLung), entre los últimos avances en el tratamiento de esta dolencia, hay que destacar uso de la innovadora cirugía videotoratoscópica asistida (VATS), que permite con una incisión mínima en el tórax y con aparatología específica, eliminar las pequeñas bolsas de aire que puede presentar la superficie pulmonar previniendo así su posible rotura y la posibilidad de que ese aire acabe invadiendo la cavidad pleural.