Mariola Báez
Preguntas
¿Por qué es tan importante para la salud un gesto tan sencillo como lavarse las manos?
Hacerlo con la debida frecuencia y de forma correcta puede evitar más de una enfermedad infecciosa
No solemos reparar en que nuestras manos pueden ser el mejor vehículo para que virus y bacterias lleguen a nuestro organismo. No se trata de vivir obsesionados con los posibles contagios pero, especialmente en circunstancias determinadas, hay que recordar que el agua y el jabón van a convertirse en la mejor medida preventiva para evitar que, tras tener contacto con un entorno en el que los agentes infecciosos campan a sus anchas, estos acaben afectándonos.
Sin darnos cuenta, nos llevamos las manos a la boca, a los ojos o a la nariz. Si entre los dedos llevamos microorganismos imperceptibles, en esos gestos cotidanos los agentes patógenos encuentran la "puerta de entrada" perfecta para provocar una infección, las más frecuentes de carácter gastrointestinal o respiratorio.
¿Cuándo deben tener especial precaución los mayores?
Virus y bacterias son difíciles de controlar por su capacidad para extenderse, infestado organismos uno tras otro. Aun así, la simple costumbre de lavarse las manos resulta realmente eficaz en la prevención de enfermedades diversas, desde una gripe, la verdadera “epidemia” durante los meses más fríos del año, hasta una gastroenteritis.
Las personas mayores que tengan alguna enfermedad que implique que su sistema inmunitario pueda estar debilitado deben prestar especial atención a aquellas situaciones donde el riesgo de contraer una infección se ve incrementado por alguna circunstancia. Como ejemplos que no está de más recordar:
- Tras visitar a una persona enferma o acudir a un hospital o centro médico. Es inevitable que, en estos entornos, gérmenes de todo tipo estén presentes tanto en el aire como en los objetos: pomos de las puertas, revistas compartidas, sanitarios, brazos de los asientos… En el caso de infecciones respiratorias, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (@SEMERGENap) insiste en que lavarse las manos con agua y jabón es importante siempre que se tenga contacto con una persona enferma o cualquier objeto contaminado, incluidos los que utilicemos nosotros mismos, como puede ser un pañuelo de papel.
- Tras tocar o acariciar a cualquier animal. Aunque sea nuestra propia mascota ya que, como recuerda el Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Valencia (@ICOVValencia), los animales pueden transmitir distintas enfermedades al hombre (y viceversa), lo que se conoce como zoonosis.
- Cuando realices tareas de limpieza en el hogar. Siempre es aconsejable hacerlo con guantes porque algunos productos destinados a este fin pueden contener sustancias irritantes o tóxicas que, al contacto, pueden causar daño en ojos o mucosas.
- Antes de manipular o consumir cualquier alimento y siempre después de ir al baño. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (@SEIMC_) insiste en que lavarse las manos antes de comer es una de las medidas más eficaces para prevenir infecciones gastrointestinales de origen alimentario.
¿Cuál es la manera correcta de lavarse las manos?
La higiene de las manos es básica en la prevención de infestaciones de casi cualquier tipo. Así lo señala, y por eso lo recomienda, la Organización Mundial de la Salud (OMS_es) no solo en referencia a cualquier persona, sino también a los médicos y profesionales sanitarios que trabajan en un entorno hospitalario. Especialmente antes de tocar a un paciente, realizar una limpieza o asepsia, si ha existido riesgo de exposición a líquidos corporales y después del contacto con la persona enferma.
Respecto a la forma concreta de lavarse las manos, es algo que todos creemos hacer bien, aunque no siempre es así. Si además de retirar la suciedad queremos deshacernos de los gérmenes, un lavado a conciencia requiere entre 40 segundos y un minuto, tiempo en el que deberemos mojar las manos y extender una cantidad suficiente de jabón, que cubra toda la superficie de las palmas.
No basta con frotarlas entre sí, también conviene limpiar a fondo el dorso. Además, es esencial entrelazar unos segundos los dedos para eliminar cualquier resto de suciedad en esta zona de difícil acceso. Incluye movimientos circulares con la yema de los dedos de tu mano derecha sobre la palma de la izquierda y repite en gesto cambiando de mano. Termina enjuagando con abundante agua para deshacerte de todo el jabón y seca con una toalla limpia. Si estás en un baño de uso público, opta siempre por toallitas de papel o por el secado por aire.
Aunque parezca algo exagerado, en realidad es un gesto que apenas lleva un minuto y que consigue que el jabón realmente acabe con la presencia de cualquier microorganismo nocivo, evitando que llegue a tu organismo. Realizarlo, teniendo conciencia de su importancia, puede librarte de más de un catarro y quizás también de alguna enfermedad más grave.