Mariola Báez
Preguntas
¿Qué se puede hacer para prevenir el delirium en las personas mayores?
Esta patología incide principalmente en los adultos hospitalizados y hay medidas para controlarla
Aunque las personas que sufren algún tipo de demencia tienen un mayor riesgo de desarrollar delirium, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria) aclara que se trata de dos patologías distintas, que pueden coexistir, pero que no son lo mismo.
El también llamado Síndrome Confusional Agudo (SCA) es una alteración mental transitoria y fluctuante, según recoge el DSM IV (Manual de Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) de la American Psychiatric Association (@APAPsychiatric). Al contrario que la demencia, que es una enfermedad que se mantiene y evoluciona en el tiempo, el delirum aparece de forma repentina, tiene una duración determinada y, además, es reversible. Es decir, puede desaparecer haciendo que la persona vuelva al estado previo a sufrir la alteración. Eso sí, hay que matizar que esto no quiere decir que no pueda tener consecuencias negativas para la salud.
Causas y factores de riesgo
Ese cambio brusco y agudo en la función cerebral, que afecta sobre todo a la atención, la precepción y la cognición, se presenta especialmente en pacientes mayores hospitalizados. Sus causas son diversas y generalmente tiene origen orgánico, pues no se trata de una enfermedad de carácter psicológico, aunque pueda tener relación con alguna de ellas, sino de causas físicas que acaban provocando la aparición de los episodios de delirio. Entre los posibles factores desencadenantes los expertos señalan:
- Presencia en el organismo de algún tipo de infección.
- Enfermedades orgánicas severas o intervención quirúrgica.
- Deshidratación.
- Dolor no tratado o no convenientemente controlado.
- Uso de elementos invasivos como vías endovenosas o sondas.
- Alteraciones sensoriales, sobre todo las que pueden afectar a la vista y al oído.
- Dependencia funcional con periodos de inmovilización.
- Retención aguda de orina.
- Uso de determinados fármacos.
- Factores ambientales, por ejemplo aquellos que provoquen un alto nivel de estrés.
Los síntomas habituales y los posibles tratamientos
Aunque puede aparecer por una circunstancia concreta e identificable, generalmente el delirium surge al coincidir en el tiempo varios de los factores desencadenantes. Si a la edad avanzada se une un estado de vulnerabilidad y se suma alguno de ellos, la posibilidad de su aparición crece.
Las manifestaciones de la enfermedad también pueden ser muy diversas, pero todas tienen en común la evidencia de ese cambio mental agudo y fluctuante. También desorientación espacial y temporal, no reconocer el entorno o a los propios familiares, hablar de forma incoherente, ver o escuchar alucinaciones, cambios de conducta como irritabilidad, desconfianzam o agresividad. Al mismo tiempo, es frecuente la agitación física, incluso en periodos de descanso nocturno o, por el contrario, una excesiva somnolencia diurna.
En cuanto a los tratamientos, el principal objetivo médico se centra en identificar los posibles factores de riesgo para poder prevenir en lo posible su aparición. No hay fármacos para tratarlo de manera específica, pero sí para controlar síntomas habituales como los descritos. Encontrar el motivo que los provoca, para neutralizarlos, es la estrategia seguida por los profesionales.
¿Cómo se puede prevenir y cómo ayudar a quien lo sufre?
Se sabe que son las personas mayores hospitalizadas, especialmente si sufren deterioro cognitivo o demencia, las que tienen un mayor riesgo de padecer delirium, por lo que es en este grupo de población donde se pueden llevar a cabo una serie de medidas preventivas para reducir su frecuencia y, lo más importante, para minimizar sus complicaciones. Hay que recordar que un episodio de este tipo supone un aumento del deterioro del estado de salud general y puede afectar negativamente a cualquier patología ya existente.
Ante el ingreso hospitalario de una persona mayor con riesgo de sufrirlo, la SEGG da una serie de consejos que pueden ayudar a prevenir su aparición:
- Durante las primeras 48 horas es conveniente acompañar al familiar ingresado, incluso por la noche.
- Siempre que sea posible, hay que favorecer la movilización, haciendo, por ejemplo, que se incorpore en la cama, que se levante para ir al baño o para dar unos pasos por la habitación.
- Si la persona utiliza gafas o audífonos, es importante que los lleve durante su estancia en el hospital. Traer algunos de sus objetos personales, como pueden ser fotos familiares, también resulta de ayuda.
- Reorientar a la persona ingresada, recordándole porqué se encuentra en el hospital o pequeños detalles, como qué día de la semana es hoy, contribuirá a su conexión espacio-tiempo.
- Es importante procurar que descanse por la noche y que durante el día se mantenga activo en lo posible, con actividades como la lectura, una partida de cartas o simplemente una charla.
- Controlar la alimentación y la adecuada hidratación es básico.
Si detectas algún síntoma de delirio en un familiar al que cuidas en el hospital, mantén la calma y comunícalo a los médicos y enfermeros. Mientras tanto, procura hablarle con palabras claras y sencillas, que no incrementen su confusión. No le lleves la contraria y, por supuesto, no eleves el tono a causa de los nervios. Tu tranquilidad, que se traduce en explicarle aquello que necesite saber de forma pausada y las veces que haga falta, es una parte importante del tratamiento no farmacológico que ayudará a reducir la duración y los efectos del delirium.