Teresa Rey
Preguntas
¿Qué mecanismos se activan en el Trastorno de Ansiedad Generalizada?
Es uno de los más frecuentes entre los adultos y ahora se han descubierto sus posibles mecanismos
La Organización Mundial de la Salud (OMS @opsoms) estima que el 4,4% de la población sufre depresión, y el 3,8% padece ansiedad. Además, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es uno de los más habituales entre los adultos, considerándose que afecta entre en el 0,7% y el 0,9% de la población mayor, según algunos estudios. En el informe Trastornos de ansiedad en el anciano, elaborado por expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla (@Medicina_US), se habla de que esta patología afecta al 3,6%, en este grupo poblacional. Cuando la ansiedad se convierte en un trastorno que forma parte de la normalidad de la vida de una persona, es cuando se la denomina de este modo.
Demasiado preocupados
Entre la población es normal preocuparse por la salud, la economía u otros asuntos que afectan desde un punto de vista psicológico. Para las personas que presentan un trastorno de ansiedad generalizada, las cosas cambian. En ellas esta preocupación es excesiva, siempre están nerviosas por muchos aspectos, incluso por asuntos que no son tan relevantes. Esto les impide concentrarse y mantener su atención en las actividades de cada día, ya que para ellos este estado emocional es constante.
Se trata de una patología que va configurándose lentamente, de modo que quienes la padecen hacen de esta forma de tomarse la vida como una condición que al final acaba limitándoles. Esto provoca que presenten dificultades para controlar su estado de nerviosismo, pero es que además son conscientes de que dan más importancia de la que deberían a las cosas. De igual modo, se sienten inquietas y no saben relajarse. Se sorprenden con facilidad y les cuesta bastante concentrarse.
Es propio de estos individuos mostrar alteraciones del sueño, además de otros problemas físicos como dolores de cabeza, musculares e incluso estomacales. En ocasiones, padecen tics temblores, tienen dificultades para tragar, se muestran irritables, nerviosos… Pueden ser personas que sudan mucho, van al baño con frecuencia, a veces siente mareadas y les falta el aire.
En las personas mayores, ocurre un infradiagnóstico a veces a consecuencia de que el TAG surge junto a otros trastornos del ánimo, generalmente la depresión. Sin embargo, la ansiedad tiene una repercusión importante en la funcionalidad de la persona mayor, porque implica un deterioro importante en su calidad de vida y se asocia a un mayor nivel de mortalidad.
Las causas exactas de su aparición son desconocidas. Se cree que pueden influir factores genéticos, circunstanciales (accidentes de tráfico, experiencias traumáticas…), el consumo de drogas y también experiencias vitales negativas y significativas, tales como la muerte de un ser querido.
Creencias metacognitivas
Un estudio reciente realizado por Esperanza García Sancho, investigadora del departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba (@FacultadPsi_UNC), junto a investigadores de las universidades de Málaga (@InfoUMA) y Complutense de Madrid (@unicomplutense), ha analizado cuáles podrían ser los posibles desencadenantes de este trastorno. Para ello, se han centrado en las creencias metacognitivas y la desregulación emocional.
Las creencias metacognitivas proceden de cada persona y son las que cada uno tiene sobre sus procesos mentales propios. Si alguien está preocupado por algo, es consciente de ello y a su vez considera que es útil porque le permite estar alerta, esto es una creencia metacognitiva positiva.
No obstante, establecer el límite hasta dónde puede llegar ese nivel de preocupación es complejo, y es posible que en un momento dado sea algo que se vuelva en contra de la persona y se transforme en una situación incómoda. De este modo, las creencias metacognitivas se tornan negativas, considerando esa preocupación como desfavorable por sí misma.
A su vez, este análisis ha valorado otra variable: la desregulación emocional, que se refiere a la dificultad en la gestión de las emociones.
Después de analizar una muestra de más de 700 personas, se concluyó que las creencias metacognitivas poseen un vínculo muy estrecho con la preocupación, y que al mismo tiempo tienen influencia en los síntomas más asociados a la ansiedad. De este modo, dichas creencias estarían incidiendo en los dos aspectos esenciales del TAG: preocupación y malestar emocional. Por otra parte, la otra variable, la desregulación emocional, se encuentra más relacionada con la respuesta de ansiedad y no tanto con la preocupación.
Gracias a los resultados de este estudio será posible ser más precisos en el abordaje de este trastorno de ansiedad. La psicología clínica podrá centrarse más en las creencias metacognitivas de quienes presenten mayores niveles de preocupación. Aquellos que por el contrario, muestren más síntomas emocionales, tendrán que ser tratados desde una perspectiva que se focalice en este aspecto.
En la actualidad, esta patología se salud mental tiene solución a través de distintas opciones de psicoterapia, que ayudan al afectado a indagar el porqué de su estado anímico y le aportan herramientas para reconducirlo. Como opción o complemento, existe también la medicación, siempre y cuando así lo considere el profesional de la salud.