Carlos Losada
Preguntas
¿Qué problemas provocan unas gafas de sol mal graduadas?
Los síntomas más habituales son los mismos que se pueden tener con unas gafas normales
De todos es sabido que una excesiva exposición a la luz ultravioleta que emana del sol incrementa los riesgos de padecer enfermedades oculares. De ahí que los oftalmólogos y ópticos-optometristas de todo el mundo recomienden el uso de gafas de sol de calidad para protegernos en cualquier momento del año, ya que los efectos no solo se dan en verano -época en la que es más común ver a la gente con estas gafas-, sino que también lo hacen en los meses más fríos.
Esta es la razón por la que muchas personas que necesitan gafas optan por hacerse unas de sol pero graduadas, de tal modo que no tengan que utilizar lentillas, ni cristales opacos que se sitúen sobre sus lentes habituales. A veces, como su uso suele ser menor, nos encontramos con que no vemos tan bien como con el modelo habitual e incluso que sentimos algún tipo de mareo. Esto puede suceder porque las gafas de sol estén mal graduadas. ¿Qué hay que hacer en ese caso? ¿Pueden perjudicar a nuestra salud ocular?
¿Qué provoca una mala graduación?
Los efectos que puede provocar en cualquier persona unas gafas de sol mal graduadas son los mismos que los de cualquier otro par de gafas. El primero de ellos es notar que no tenemos una visión nítida. Cuando lo notes, asegúrate que no se debe a que la luz solar sea muy intensa y en general no veas bien. No obstante, lo notarás rápido, ya que cualquier persona que utiliza gafas se percata de que algo no funciona como debe a las primeras de cambio. Si es así, no aguantes demasiado sin ir al oculista para que te revisen la vista y los cristales, pues lo más probable es que debas cambiarlos.
Otra opción es que empecemos a notar lagrimeo y enrojecimiento en los ojos. Esto se debe a que estamos forzando la vista más de lo habitual y los ojos responden de ese modo para defenderse. Eso sí, al llevar las gafas por causa de la luz solar, no debemos confundir ese síntoma con el que produce la excesiva luminosidad. Para ello, hay que probar a ponerse las gafas cuando haya menos luz y si seguimos sintiendo esta reacción fisiológica es muy probable que las lentes no estén bien graduadas.
Si cuando nos ponemos las gafas de sol vemos borroso por alguno de los ojos, lo más probable es que nos haya aumentado (o disminuido) alguna dioptría y, por lo tanto, es necesaria una revisión.
En principio, las gafas mal graduadas no suelen provocar ningún efecto a largo plazo en nuestra salud ocular cuando somos adultos. No obstante, un uso constante de las mismas sí puede acarrear dolor de cabeza por el continuo esfuerzo que deben hacer nuestros ojos; que veamos imágenes dobles (con el riesgo que ello conlleva), e incluso que suframos algún mareo, lo que resulta aún más peligroso.
Ventajas de las gafas de sol graduadas
En caso de que comprobemos que la graduación de nuestro par de gafas no sea la correcta, el siguiente paso será acudir a que nos graduen de nuevo los cristales, ya que si hemos hecho una inversión en unas gafas de sol de este tipo es porque nos proporcionan diversos beneficios. Tal y como exponen en Clínica Baviera, “si se toman las medidas adecuadas y se opta por unas gafas de sol graduadas, estas pueden contribuir a la corrección de los defectos visuales que ya te hayan sido diagnosticados”.
Y apuntan como principales ventajas las siguientes:
- Aportan una mayor comodidad especialmente en verano cuando se va a la piscina y a la playa, pero también en invierno cuando salimos a pasear por el campo y necesitamos protección para nuestros ojos. Y es que con ellas se evita el uso de lentillas que, claro está, es necesario en caso de llevar unas gafas de sol normales.
- Además, para las personas que no puedan utilizar lentillas por diversos motivos (demasiada sensibilidad, medicamentos no compatibles…) son la alternativa perfecta para proteger su vista, al tiempo que tienen una correcta visión de todo lo que les rodea.
- Si todavía conducimos, resultan muy útiles en el momento en que hay una excesiva luminosidad o cuando el sol sale o se pone e incide directamente en la dirección en la que miramos. Con estas gafas mejoraremos la conducción al tiempo que conseguiremos que sea más segura. Es más, si el modelo que elijamos está polarizado, las garantías de ver mejor aumentarán.
Finalmente, cabe señalar que las gafas de sol graduadas no tienen por qué ser de cristal, aunque no quepa duda de que son las que mayor calidad presentan; sino que también podemos tenerlas en otros materiales más habituales en este tipo de lentes, como es el caso del policarbonato o el plástico regular.