Qué usos tiene la vaselina en el cuidado de la piel

La vaselina está muy presente en la cosmética, debido a las distintas aplicaciones que tiene para el cuidado de la piel. Al ser una sustancia grasa se suele emplear en formulaciones para pieles muy secas o para evitar rozaduras de los pies u otras zonas del cuerpo, entre otras aplicaciones. Es un elemento que impide la pérdida de agua a través de la vía transcutánea, de modo que actúa provocando una función de barrera que ayuda a retener este líquido, explican los expertos.

Estas cualidades hacen que la vaselina tenga un efecto oclusivo además de una acción emoliente. A veces en los productos cosméticos se emplea junto a otras sustancias como ceras o siliconas, con el objeto de conseguir una mayor hidratación.

Hidratación corporal

Esta sustancia está en muchos productos de hidratación corporal para la piel seca. Esta epidermis se caracteriza por mostrarse más tensa o irritante y porque se descama con más facilidad. Cuando la piel se manifiesta de esta manera es que su contenido lipídico en la superficie, en el estrato córneo, ha disminuido por lo que necesita un refuerzo mediante aplicación de cremas específicas.

Labios

Es también un recurso al que se acude cuando los labios se resecan. Estos tienden a presentarse más secos cuando estamos en lugares donde hace mucho frío o en donde el ambiente es seco. Fumar también contribuye a este factor o un exceso de sol.

Rozaduras

Resulta igualmente una buena opción para evitar rozaduras. Algunos corredores usan vaselina en la zona de los brazos, los muslos o el sujetador. El calor y el movimiento de las extremidades provocan enrojecimientos que se pueden prevenir con esta sustancia.

Pies

Se utiliza para los pies, especialmente en la zona del talón, que es la zona que tiende a secarse más, e incluso para prevenir roces cuando estrenamos calzado o cuando corremos.

Uñas

Si te practicas con frecuencia la manicura o la pedicura, este producto ofrece una serie de ventajas. Lo normal es aplicarla sobre las uñas y las cutículas tanto de manos como de pies, porque de este modo hacemos que se fortalezcan y se vuelvan menos frágiles, impidiendo que se astillen con frecuencia.