Victoria Herrero
Preguntas
Dolor en el talón del pie de las personas mayores: ¿a qué puede deberse esta molestia?
Sobrepeso, un calzado inadecuado o pasar mucho tiempo de pie pueden ser algunas de las causas
Imposible caminar. Y todo debido a un dolor en el talón que hace complicado dar un paso sin tener que apoyar esta parte del pie. Esto es lo que le ocurre a un 10% de la población que siente esos pinchazos incapacitantes para moverse; sobre todo localizados debajo o justo detrás del talón o bien en su zona lateral.
Pero ¿qué hay detrás de esta molestia en el talón? ¿A qué es debido? ¿Cómo podemos prevenirla o tratarla en su caso? Preguntas todas ellas a las que daremos respuesta, sobre todo cuando hablamos de personas mayores.
Un dolor que no cesa
Puede que esa sensación dolorosa, provocada por una mala pisada, desaparezca al cabo de un par de días de tranquilidad y algún que otro antiinflamatorio para reducir el dolor. Sin embargo, si pasa el tiempo irremediablemente y todo sigue igual, o incluso va a peor ese dolor puede que el origen de la molestia en el talón se deba a otra cosa. Y puede que esa causa se complique cuando hablamos de personas mayores.
Cuando estas personas han perdido parte de la almohadilla de la grasa del pie (algo común pasados los 45 años como consecuencia de un golpe, diabetes o por los efectos de una infiltración con corticoesteroides), pasan mucho tiempo de pie o con calzado que no resulta del todo adecuado, ese talón a la larga se puede resentir. Un dolor que también aparece en el caso de que ese mayor padezca sobrepeso o todo lo contrario, sea un consumado deportista pero que ha hecho un esfuerzo de más a la hora de entrenar o ha sufrido una sobrecarga muscular en esta parte del pie.
En el caso de las mujeres, los tacones no son los únicos que están detrás de este problema en el talón, sino que la menopausia también puede afectar debido a la disminución hormonal de esta etapa.
Pero ahí no queda la cosa ya que, además de todo esto que ya hemos detallado, esa afección puede deberse a que esa persona sufre una fascitis plantar o bien de espolón calcáneo. En el primer caso nos referimos a una inflamación del tejido que cubre toda la planta del pie sobre todo en esa zona que es la que sostiene y mantiene el arco del mismo.
Por otro lado, tener los pies planos, excedernos a la hora de ejercicio o no controlar nuestro peso puede ocasionar, en algunos casos, un episodio de espolón con el que resulta afectado el hueso mismo del talón debido a esa presión y sobrecarga extra que se ejerce sobre él. Un dolor que es muy común en personas de más de 40 años y que aparece nada más poner un pie fuera de la cama con la primera pisada.
Por último, hacemos mención a la gota como otra de las posibles causas. Aunque esta enfermedad se manifiesta sobre todo en el dedo gordo del pie, en ocasiones ese dolor se traslada a la zona del talón donde también se produce esa acumulación de ácido úrico.
¿Cómo prevenir y tratar esa dolencia?
Como es fácil de adivinar por las diversas causas que provocan ese dolor en el talón, la prevención es clave para evitarlo. Así pues, en la mayoría de los casos el reposo es esencial para dejar descansar esa zona del pie con tanto movimiento y uso cada vez que caminamos. Un descanso que, además, se suele acompañar del uso de antiinflamatorios para reducir esa hinchazón.
Si, por ejemplo, la causa es una fascitis plantar, el especialista recomendará también el empleo de plantillas ortopédicas que sirven para compensar, en cierta manera, el efecto mecánico de esta inflamación. Algo a lo que también se suele recurrir en los casos de un espolón calcáneo que además necesitará de una serie de infiltraciones de corticoesteroides que son las encargadas de que esa hinchazón se vaya reduciendo.
La fisioterapia es otra de las técnicas terapéuticas adecuadas en el tratamiento de este dolor muscular u óseo. Pero, si nada de esto da resultado, en las situaciones más graves algunas personas han de pasar por una operación quirúrgica para recuperar la movilidad de ese talón lesionado.
Aparte de todo lo puramente médico, es bueno que esa persona tome conciencia de cuidar sus pies a modo preventivo. Por eso, nada de llevar todo el día tacones, en el caso de las mujeres, ni tampoco ir siempre en plano o con zapatos con una suela mínima; cuidar el peso para no lastimar las articulaciones y músculos de las extremidades inferiores; y tener especial precaución, si se es una persona deportista, de no correr por superficies duras como el asfalto o con un firme irregular que afecte al pie.