Teresa Rey
Preguntas
¿Te resulta complicado organizar los medicamentos? Apunta estos consejos
Podemos usar un pastillero, emplear las propias cajas de los fármacos o acudir a la farmacia
En el caso de tener que tomar varios medicamentos a la vez, es posible que si no tenemos un orden y control adecuados a veces se nos pase alguno, lo que puede ser negativo para nuestra salud. Según explican desde el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (@farmaceuticsbcn), el incremento de la esperanza de vida puede provocar que se agrave la falta de cumplimiento terapéutico en las próximas décadas. Esto es algo que de hecho ya ocurre en la época actual.
Tal y como indican desde este colegio profesional, entre el 29% y el 66% de las personas que toman fármacos para disminuir la tensión arterial no cumplen con su tratamiento. Algo similar ocurre con medicamentos para el colesterol o los triglicéridos, donde el incumplimiento se sitúa entre el 40% y el 60%. En los antiasmáticos, se da entre el 25% y el 56%.
Pastilleros
Por todo lo dicho, resulta fundamental que si hemos de ingerir varios medicamentos a lo largo del día, planifiquemos bien las tomas y las estructuremos de acuerdo a unas pautas en donde el orden y la organización resultan vitales.
Podemos empezar comprando un pastillero. Esta es una forma muy eficaz de colocar los medicamentos en un lugar recogido y un recordatorio de si nos lo hemos tomado o no. Ahora bien, tendremos que ver si hay alguna pastilla que se parece a otra y que, a lo mejor, debemos tomar a una hora concreta. En estos casos, tal vez sea recomendable tener un pastillero solo para dicho fármaco y ponernos una alarma, por ejemplo, en el móvil que nos recuerde cuándo hemos de cumplir la toma del mismo.
El uso de este artículo es muy cómodo para las personas mayores, pues se pueden dejar preparado al comienzo de la semana la medicación, con lo que se ahorra tiempo a la par que nos ayuda a recordar si hemos respetado o no el tratamiento. Podemos comprarlos de diferentes tamaños, y si vamos a viajar los hay en formato pequeño, de modo que es posible llevarlos en el bolso.
En el caso de que no nos gusten los pastilleros, como alternativa podemos escribir en cada caja la dosis a tomar y cada cuánto tiempo.
Ayuda del farmacéutico
Si esto nos resulta complejo, algunas farmacias ofrecen lo que se conoce como Servicio Personalizado de Dosificación (SPD). Aquí el farmacéutico se encarga de ordenar cada medicamento en unos envases tipo blíster según las indicaciones del médico. Además, la dosis aparece especificada, según sea el caso en cuanto a la cantidad y cómo se ha de distribuir, si diariamente, semanalmente, etcétera.
Antes de proceder a organizar por nosotros mismos los fármacos, debemos leer con detalle el plan de medicación personalizado que nos ha tenido que facilitar el médico en un papel impreso. En esta tiene que aparecer todo lo que debemos ingerir, con el nombre del producto, la dosis, la duración y en qué momento del día se debe tomar o cada cuanto tiempo. Esta información es muy importante no solo para el paciente, sino también para el médico de familia o el farmacéutico, ya que si deseamos hacerles alguna consulta por tener dudas al respecto es donde tiene mirar ellos.
Una buena forma de no volverse loco es simplificar los horarios de administración, tal y como aconsejan desde el Centro de Información de Medicamentos de Cataluña. Así, si es cada seis horas, corresponde con el desayuno, la comida, la merienda y después de la cena, aproximadamente. Si solo es cada ocho horas, lo reducimos a las comidas principales. Mientras que si se deben tomar cada doce horas, solo en el desayuno y la cena. A veces hay que recurrir a una dosis, en cuyo caso, tendremos que ver si hay que hacerlo a una hora concreta del día o es indiferente.
No hay que olvidarse de la conservación
De forma paralela desde la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac @SEFAC_aldia), recuerdan que los medicamentos se han de conservar en un lugar fresco y seco. Una vez abiertas las cajas debemos mantenerlos de este modo igualmente, tratando de evitar guardarlos en el baño o la cocina, ya que en dichas estancias se producen cambios de temperatura y humedad, que no son aconsejables para su correcta conservación.
Hay que estar pendientes de la fecha de caducidad y si no la podemos localizar lo mejor es descartar el producto. Por supuesto, si apreciamos que hay algo raro en el sabor, la textura o apariencia no debes ingerirlo. Ante la duda lo mejor es que lo lleves al punto SIGRE (@puntosigre) de la farmacia para su reciclado.
Tras abrir las cajas es importante que mantengamos estas así como el prospecto, pues en ambos elementos hay información de interés que probablemente necesitemos en un futuro. En algún momento dado, se nos puede olvidar por ejemplo cómo era la posología, algo que solo está indicado en el prospecto.