Teresa Rey
Preguntas
¿Cuáles son las diferencias nutricionales entre el té rojo, blanco, verde y negro?
Teresa Rey
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Martes 5 de enero de 2021
ACTUALIZADO : Martes 5 de enero de 2021 a las 6:11 H
6 minutos
La mayoría de ellos poseen cualidades similares, pero también tienen pequeñas variaciones
El té es una de las bebidas más consumidas en el mundo, la segunda después del agua, según algunos estudios. En líneas generales se le atribuyen importantes beneficios para la salud, debido a su composición en polifenoles y catequinas, ambos con propiedades antioxidantes. Ahora bien sus cantidades varían en función de qué modalidad de té consumamos, ya que estas varían según el grado de oxidación a la que se somete la hoja de su planta y que da lugar a las distintas clases.
Los distintos tipos que hay provienen de la planta Camellia sinensis, no obstante, según los distintos procesos de fermentación y secado a los que se somete, se obtienen variedades de diversas tonalidades: verde, blanco, rojo o negro, principalmente. Cada una de ellas aporta propiedades y aspectos positivos para la salud. El grado de oxidación o de fermentación determina el tipo de componentes activos de cada infusión, así como la proporción en la que estos se encuentren.
Té verde
Esta es una de las variedades preferidas en los países orientales. Nada más ser cosechadas, las hojas se inactivan por la exposición al calor del vapor de agua para evitar la oxidación enzimática, de modo que se secan y fragmentan rápidamente.
Los principios activos de este tipo de té son bases xánticas y polifenoles, como flavonoides, catecoles, taninos catéquicos y ácidos fenólicos. De las primeras, contiene sobre todo cafeína o teína, además de teofilina, teobromina, adenina y xantina. Aparte de estos compuestos, dentro de su composición química también se encuentran aminoácidos, vitaminas del grupo B y sales minerales, entre los que destaca el floruro.
Se le atribuyen numerosos aspectos beneficiosos para el organismo, pero realmente hay pocas evidencias científicas para gran parte de ellos como, por ejemplo, en lo que se refiere a bajar de peso o disminuir la presión arterial, entre otros.
Té blanco
Este tipo de té se obtiene de los primeros brotes de la planta antes de que esta se haya oxidado. Tiene también flavenoides antioxidantes, catequinas y L-teanina, y posee menos cafeína que el té negro. Esta variedad es más suave en cuanto a su sabor, al igual que su aroma. En general, su composición es muy parecida al verde.
Resulta, por tanto, un antioxidante natural, y según se recoge en un informe realizado por la tienda especializada en tés, Cafetearte (@cafetearte), se le atribuyen cualidades para prevenir la caries, mejorar las defensas y se afirma que contribuye a disminuir el colesterol en sangre.
En este documento se dice también que reduce “el riesgo de padecer cáncer, acompañado de una dieta y hábitos saludables”. Ahora bien, cabe matizar que la mayoría de los estudios que hablan de la supuesta influencia de esta bebida se han realizado in vitro utilizando células en cultivo o animales de laboratorio, tal y como se explica en el estudio El consumo de té y la salud: características y propiedades benéficas de esta bebida milenaria, de Alfonso Valenzuela B.
Té rojo
Cuando las hojas del té se mantienen enrolladas permitiendo una oxidación parcial, se obtiene esta variedad también conocida como Pu-erh. Esta se toma sobre todo en China, donde goza de una gran popularidad sobre todo desde un punto de vista medicinal, pero lo mismo sucede con Japón y la India.
Su composición es muy similar a los otros tipos, pero por ejemplo tiene menos teína que su compañero el verde. Además de antioxidantes, contiene sobre todo vitamina C y potasio. En menor medida, incorpora calcio y magnesio, y otras vitaminas como algunas del grupo B.
Se le atribuyen propiedades diuréticas y favorece la digestión como sucede igualmente con el blanco. Por estos motivos, es aconsejable tomarlo después de las comidas.
Té negro
Lo más destacable de esta modalidad es que sus hojas se someten a un proceso de oxidación y fermentación superior que otras. Por ello, contiene por ejemplo más cantidad de cafeína. Es además uno de las más consumidas en occidente. Sobresale por las cantidades de potasio, sodio, magnesio y fósforo, así como la presencia de vitamina B9.
Hasta ahora la evidencia que hay es que es probablemente eficaz para mantener el estado de alerta mental. Al igual que sucede con otras bebidas cafeinadas, esta ayuda a permanecer en alerta y a tener un estado de atención activo.
Resulta posiblemente eficaz a la hora de aumentar la presión arterial después de las comidas, debido a la cafeína que incorpora. Por lo que, podría evaluarse su uso en el caso de que se tenga la tensión baja, pero siempre tras consultar con el nuestro médico. Alguna investigación ha demostrado que las personas que toman infusiones de este tipo tienen menos riego de sufrir infarto de miocardio. Además, quienes han estado bebiendo té negro al menos durante un año antes de sufrir un infarto y de pronto lo tienen parecen ser menos propensos a fallecer por este motivo.
Otros estudios hablan de posibles beneficios en el caso de osteoporosis, así como su carácter preventivo en el caso de cáncer de ovario y la enfermedad de Parkinson.