Teresa Rey
Preguntas
Estos son los factores que favorecen la aparición de obesidad sarcopénica en los mayores
Este trastono se da a consecuencia de la sarcopenia, la osteoporosis y los malos hábitos de vida
Como bien se sabe el envejecimiento es una etapa de la vida que implica numerosos cambios. Estos afectan al organismo desde distintos ámbitos ya sea emocionales o psicológicos por un lado, y por otro los fisiológicos. La composición corporal se ve afectada de igual forma, así es frecuente que los mayores experimenten una pérdida de masa muscular, y un aumento de la grasa junto a un descenso paralelo de los masa ósea. De este modo, si se unen estas tres condiciones, es decir, sarcopenia, obesidad y osteoporosis, el resultado es la obesidad sarcopénica.
Masa corporal, grasa y huesos
Este término surge en el año 1996 cuando un grupo de expertos la utilizó para englobar a aquellos pacientes que presentan de forma simultánea un exceso de grasa corporal y una pérdida de masa muscular considerable. En el Estudio Multi-céntrico EXERNET, se indica que en España “la prevalencia de obesidad sarcopénica en una muestra representativa de personas mayores no institucionalizadas alcanza valores medios del 15%”.
A lo largo de la vida la masa corporal cambia, con la edad va incrementándose y con la senectud decrece o permanece estable. El descenso de esta se va produciendo poco a poco a medida que envejecemos, de modo que algunos estudios hablan de que la pérdida no es superior al 0,4% cada año, tal y como se recoge en el documento Envejecimiento y composición corporal: la obesidad sarcopénica en España.
La grasa también experimenta alteraciones importantes en el ciclo vital de los humanos. De modo, que se produce un patrón similar al caso anterior y como mucho, según diversas investigaciones, se incrementa anualmente un 0,3 Kg en hombres, y un 0,4 Kg en mujeres. Al mismo tiempo, destacar que la grasa en la cintura es más prevalente a medida que se cumplen años.
Después está la sarcopenia, que es la pérdida de masa y fuerza muscular asociada al proceso del envejecimiento. Esta entidad presenta una prevalencia destacable en las personas mayores. “Desde los 50 años de edad, la masa muscular disminuye a un ritmo de 12% a 15% por década. Un grupo de investigadores halló una prevalencia de la sarcopenia del 20% en individuos de 70 a 75 años, del 50% en los mayores de 80 años en los varones, y del 25% al 40% en las mujeres en las mismas franjas etarias”, según se indica en el artículo Sarcopenia, del doctor Julio Nemerovsky. Este informe también desveló que este trastorno “incrementaba el riesgo de discapacidad, con independencia de otras variables, como la edad, el sexo, el estado nutricional o socioeconómico”.
La fragilidad ósea es algo que prevalece igualmente en los mayores. Esto es así porque al envejecer se produce un desequilibro entre la creación y distribución del tejido óseo. Se ha comprobado que con la edad tiene lugar una pérdida de la densidad de los huesos y de su composición mineral. “En hombres mayores de 70 años, la pérdida ósea neta es de dos a cuatro veces más rápida que en los menores de 60 años”. En cuanto a las mujeres posmenopáusicas, se ha visto que la tasa de pérdida de densidad mineral ósea aumenta progresivamente con la edad.
Cuando aparece la obesidad
La obesidad sarcopénica engloba, por tanto, cada una de estas situaciones, y cuando se presenta un peso por encima del recomendado según nuestra altura y complexión. Las causas de su aparición no son solo los procesos naturales asociados al envejecimiento, hay una serie de factores externos determinantes que favorecen su presencia. El estilo de vida influye en este tipo de obesidad.
Si no nos cuidamos seguramente engordemos, perjudicaremos la salud de nuestros huesos y nuestros músculos se deteriorarán con más facilidad. La combinación de alimentación equilibrada y ejercicio tiene un vínculo estrecho con la composición corporal de cualquier individuo. Así pues si no hay un equilibrio entre ambos hay más probabilidades de que un problema de este tipo surja con la edad.
El sedentarismo es uno de los principales enemigos de la obesidad, y a la par que nos hacemos mayores disminuye la actividad física lo que al final puede repercutir en un aumento de kilos.
Por otro lado, la alimentación influye en la salud de los huesos, en este caso no hay que olvidarse lo importante que es la vitamina D para mantenerlos en óptimas condiciones.
La obesidad sarcopénica aumenta el riesgo de padecer otros problemas de salud, pero al mismo tiempo merma la calidad de vida de los afectados, aumentando su fragilidad y discapacidad. Sin embargo, se pueden adoptar medidas para prevenirla al margen de tener una cierta predisposición genética para padecerla o del paso del tiempo. Se trata principalmente de adoptar medidas que impliquen un cambio en nuestros hábitos nutricionales y de actividad física. Saber comer bien y plantearse una actividad diaria, puede ser de gran ayuda en estos casos y de esta manera mantener un equilibrio entre salud ósea, masa muscular y grasa.