Carlos Losada
Preguntas
Cómo tratar una fractura en los huesos de la planta del pie
Aunque dependerá de la gravedad de la misma, estas son las pautas que suelen seguirse
Sentir dolor en los pies resulta cada vez más común según se cumplen años. Sobre ellos se sustenta el peso del cuerpo cuando caminamos o estamos erguidos, lo que implica que sufren una pesada carga que poco a poco va deteriorándolos. No es de extrañar sufrir algún juanete, una fascitis plantar o alguna inflamación en los tendones y las partes blandas. Es más, podría darse el caso de que hayamos sufrido una fractura o fisura en los huesos de la planta sin que la hayamos percibido como tal.
Obviamente, este hecho tendrá consecuencias negativas en forma de dolor e incomodidad, de modo que es conveniente saber qué hacer en caso de que esto suceda.
Causas
Cómo es habitual, lo primero que expondremos serán las posibles causas que pueden provocar una fractura o fisura en los huesos de la planta del pie.
- Haber sufrido un accidente en el que se haya producido un traumatismo en la zona.
- Las caídas también pueden provocar esta dolencia. Es más, hacerlo desde cierta altura sin necesidad de que demos con los huesos en el suelo puede provocar una excesiva tensión en los huesos del pie y que estos se quiebren.
- Los traspiés a veces pueden ser muy traicioneros y un mal paso puede hacernos apoyar mal el pie y provocar la aparición de una incómoda fisura.
- Finalmente, el desgaste desmedido también puede ser el desencadenante de una fractura. Esto sucede cuando se somete a esta zona del cuerpo a un exhaustivo trabajo. Aunque es muy habitual en deportistas, también puede darse en personas que tienen los huesos desgastados por la osteoporosis.
Qué síntomas aparecen
Si el traumatismo no ha sido muy claro -un accidente automovilístico, por ejemplo- y la fractura se advierte fácilmente, deberás poner atención a los siguientes síntomas, ya que podrían indicar que ese traspiés que has dado te ha provocado una fractura. En este sentido, hay que apuntar que la gravedad de cada una varía, con lo que ni los síntomas ni el modo de tratarlas se equiparan cuando se trata de una pequeña fisura o si la fractura es muy grave.
Una vez aclarado esto, los principales síntomas que se pueden sentir, según la Clínica Mayo, son los siguientes: dolor punzante inmediato, dolor que aumenta con la actividad y disminuye con el descanso, hinchazón, hematomas, sensibilidad, deformidad y dificultad para caminar o soportar peso.
¿Qué hacer en un primer momento?
Si los dolores pueden equipararse a los que se sienten con una simple torcedura o incluso una tendinitis, antes de acudir a Urgencias, es recomendable aplicar hielo unos 15 minutos cada tres horas. Asimismo, no habrá que apoyar peso en el pie. Es más, este debe permanecer en reposo y en alto.
Si una vez pasado este tiempo (se podrá tomar algún analgésico antiinflamatorio), el dolor no solo persiste, sino que se hace más incómodo, habrá que acudir al médico para que lleva a cabo las pruebas necesarias. Estas suelen ser radiografías, aunque si es necesario un mayor detalle, la prueba deberá ser una resonancia magnética. A eso le unirá una exploración de la zona.
¿Cuál será el tratamiento?
En el caso de que la fractura sea grave y difícil de curar con reposo e inmovilización, podría recurrirse a la cirugía. “En algunos casos, es posible que el cirujano ortopédico necesite utilizar pernos, placas o tornillos para mantener la posición adecuada de los huesos durante la consolidación. Estos materiales pueden extraerse una vez que la fractura se haya curado si provocan dolor o sobresalen”, explican en la citada clínica al respecto.
Sin embargo, la cirugía suele ser el último recurso, optando generalmente por tratamientos menos invasivos. Uno de ellos es la reducción, que consiste en que el especialista tenga que mover los huesos desplazados por la fractura (si es completa) para que vuelvan a alinearse. Este procedimiento es bastante doloroso, con lo que el paciente suele estar sedado o haber tomado algún relajante que minimice el dolor.
Una vez realizada la reducción, se realiza la inmovilización de la zona, la cual suele realizarse con la colocación de una escayola. Por supuesto, no es necesaria la anterior colocación para poner los yesos. Si los huesos están en el lugar que les corresponde, también de inmovilizará el área.
Eso sí, puede darse el caso de que la fractura o la fisura no sean de gran calado o tengan una menor gravedad. En ese caso puede optarse por elementos inmovilizadores como botas o calzados especiales. Es más, puede llegar a recomendarse únicamente la colocación de plantillas una vez que se haya realizado una prueba de pisada. Con ellas, el paciente comenzará a notar una mejoría en el dolor al caminar, tal y como sucede cuando se padece unas fascitis plantar.
Como cabe esperar, dependiendo de la gravedad de la fractura y de las recomendaciones del médico especialista, el paciente utilizará o no muletas, estará preparado para caminar cortas distancias o podrá realizar una vida normal siempre y cuando utilice los elementos antes referidos.