Mariola Báez
Preguntas
No es lo mismo la vista cansada que la fatiga visual: descubre las diferencias
Aunque pueden presentar rasgos comunes, son dos patologías distintas con tratamientos diferentes
Es normal hablar de vista cansada y fatiga ocular utilizando ambos términos indiscriminadamente. Con ambas nos referimos a las molestias en los ojos, como el picor o la pesadez en los párpados, y también a problemas como una visión borrosa o la dificultad para mantener la vista fija en un punto por un periodo de tiempo prolongado. Sin embargo, en realidad son dos dolencias totalmente distintas, tanto en su origen, como en sus síntomas y posibles tratamientos.
¿En qué se diferencian?
Lo que generalmente llamamos vista cansada es presbicia, una patología que, según detalla la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), es fruto del proceso de envejecimiento natural del cristalino que, como cualquier otro elemento de nuestro cuerpo, experimenta el “desgaste” del paso del tiempo. El cristalino es la lente intraocular que se encarga de enfocar, especialmente cuando miramos a corta o media distancia. Tiene la flexibilidad suficiente para acomodarse a dichas distancias y permitir así que podamos, por ejemplo, leer un libro sin problemas. A medida que pasan los años, se vuelve algo más rígido y nos cuesta más enfocar. En eso consiste la prebicia o vista cansada.
En cambio, la fatiga visual no se produce por una mayor rigidez del cristalino, sino por el esfuerzo constante que exigimos a nuestros ojos (especialmente a la musculatura intraocular) para que puedan acomodarse a determinadas situaciones. Como apuntan los oftalmólogos, el ojo se fatiga y, a raíz del esfuerzo que realizan, pueden surgir no solo problemas de visión, sino otros síntomas como dolor de cabeza, sensación de “arenilla” o enrojecimiento y escozor. Es un caso habitual en personas que pasan mucho tiempo frente a la pantalla de un ordenador. También ocurre cuando nuestros ojos han de acostumbrarse a frecuentes cambios de luz.
La presbicia es más frecuente en personas mayores aunque, con el uso generalizado de los ordenadores y dispositivos móviles, cada vez en más frecuente encontrar adultos con ambas dolencias.
En cuanto a los tratamientos, la vista cansada puede corregirse o minimizar sus efectos por distintas vías: desde el uso de gafas que mejoren la visión, hasta algún método de cirugía refractiva. Generalmente, la fatiga ocular se reduce tomando medidas que favorezcan el descanso de los ojos.
La confusión entre estas dos dolencias viene dada porque pueden tener síntomas comunes, como las cefaleas, y además porque, en algunos casos, una provoca la aparición de la otra.