Xilitol, un edulcorante natural extraído de la corteza del abedul

El xilitol tiene un nombre algo difícil de pronunciar y probablemente de recordar, pero para aquellos que quieran reducir el nivel de azúcar de su dieta puede resultar interesante. Se trata de un edulcorante natural que se extrae de la corteza del abedul, de ahí que también se le conozca como azúcar de abedul. Y de forma natural lo podemos encontrar en algunos alimentos como el maíz, las fresas, los arándanos, las ciruelas o la avena.

En la Segunda Guerra Mundial

Este producto no es nada nuevo, ya se utilizó para endulzar los platos en Finlandia durante la Segunda Guerra Mundial ante la escasez de azúcar en dicho país. Entre los diabéticos es conocido, pues lo utilizan como sustituto de la sacarosa ya que no necesita insulina para metabolizarse.

Se obtiene por medio de la reducción de la xilosa a través de un proceso que estimula el sabor dulce, de hecho, este es similar a la propia sacarosa. En los comercios, los edulcorantes de xilitol se preparan normalmente por un procedimiento industrial mediante residuos de xilosa de la corteza de abedul o de maíz.

Esta misma sustancia, además de poder emplearse para la cocina, está presente en algunos productos y se identifica como E-967. Es común en los chicles, los caramelos sin azúcar, las pastas dentífricas, los preparados para diabéticos y algunos artículos farmacéuticos, como cremas o colutorios, o incluso en algunos jarabes para la tos.

Sus propiedades

El sabor de este endulzante es parecido al del azúcar, al igual que su apariencia. Tiene pocas calorías y es escaso en carbohidratos. Entre las cualidades que se le atribuyen destaca que ayuda a prevenir las caries, ya que algunos estudios han evidenciado que inhibe el crecimiento de bacterias en la boca. Aunque en este punto hay discrepancias y desde otros ámbitos científicos se asegura que no existen suficientes pruebas que puedan avalar dicha afirmación.

La principal ventaja del xilitol es que si lo usamos como sustituto del azúcar, nos ayudará a controlar el peso, ya que es menos calórico. Su carga glucémica es muy baja, por lo que no eleva el azúcar en sangre. Por ello, lo emplean las personas con diabetes. En los preparados culinarios se usa igual que el azúcar, tanto en repostería para hacer bizcochos, galletas o batidos, como en otros platos.