Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorLunes 12 de julio de 2021
ACTUALIZADO : Lunes 12 de julio de 2021 a las 15:27 H
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El sol no nos da un respiro durante el verano y es que la radiación solar nos acompaña a todas horas, incluso en días nublados. A ello se suma que la capa de ozono es cada vez más fina y nuestro afán por estar morenos después del confinamiento nos lleva a llenar las playas, lagos y piscinas.
Y es que estos factores han llevado a muchas personas a relajar los preparativos de la piel frente a los rayos solares. Una consecuencia de ello es la llamada “alergia al sol”, que aparece tras la exposición prolongada a este. La alergia al sol no es una única patología, sino que es un grupo de afectaciones cutáneas que se desencadenan o agravan por esta exposición a la radiación ultravioleta. Existen diferentes tipos de cuadros clínicos dentro de este término. Forman parte, en realidad, de las llamadas fotodermatosis idiopáticas.
Dermatósis actínica crónica: Suele ser muy común en varones de edad avanzada. Se inicia en forma de prurito en cara, cuello y dorso de las manos y puede ir empeorando hacia una lesión eccematosa con placas. Comienza en las zonas expuestas al sol, pero puede ir afectando a otras zonas que estaban cubiertas.
Erupción polimorfa lumínica: Es la más común. La podemos identificar por el picor, el enrojecimiento y pequeñas ampollas que suele aparecer a las pocas horas en los antebrazos, mejillas y sobre todo en la zona del escote. Si eres mujer y de piel clara, tendrás más probabilidades de padecerla, aunque solamente la sufren entre el 10% y el 20% de la población.
Urticaria solar: Es menos frecuente que la anterior. Las lesiones típicas se manifiestan en forma de urticaria pero no necesariamente en las zonas que han estado expuestas al sol. Se inicia a los 10-15 minutos de la exposición solar y desaparece o se resuelve en 1 o 2 horas sin dejar cicatriz.
Dermatitis solar: Es una enfermedad crónica de la piel además de darse también en los labios y zona de los ojos. Puede darse en forma de pequeño sarpullido o enrojecimiento. En este caso, la predisposición genética es un factor importante, sobre todo en las personas asiáticas y amerindias.
El tratamiento dependerá del tipo de “alergia” al sol que tengamos. Para casos leves, simplemente podremos solucionarlo evitando el sol durante unos días hasta ver que los síntomas y signos de la piel desaparecen.
Si no, deberemos consultar con nuestro profesional sanitario que nos podrá recomendar algún medicamento como cremas con corticoides de venta libre o de reteca. Si la reacción de la piel fuera grave, el médico podría recetar un ciclo corto de pastillas de corticosteroides, como la prednisona.
Si además nuestra piel es muy sensible l sol, nuestro médico podría sugerirnos que cada primavera vayamos acostumbrando a esta a la luz del sol mediante fototerapia (una lámpara especial para iluminar con luz ultravioleta las áreas del cuerpo), varias veces a la semana durante varis semanas.