Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorLleva entre nosotros más de 70 años, pero siempre que se ha presentado ha sido de forma leve. Hablamos del zika, un virus desconocido en Europa que puede pasar inadvertido, salvo en contadas ocasiones en las que organizaciones como la OMS (Organización Mundial de la Salud) hablan de él.
Este virus provoca una infección con cura fácil y sin secuelas. Es más alarmante los síntomas a los que nos enfrentamos sin conocimiento, que el propio virus en sí. Su principal transmisor es el mosquito Aedes, el cual también puede transmitir otras enfermedades. No solamente este insecto es el causante de su expansión, sino que también se puede contagiar a través de la sangre, el contacto directo, otras transfusiones o la vía sexual. Incluso una mujer embarazada, al contraer la enfermedad, también podrá transmitírsela al feto. Se cree que las personas que lo contraen han estado en contacto con otras que han visitado África y Latinoamérica, zonas donde este virus es más frecuente.
A esta gran variedad de agentes contagiosos, se unen unos síntomas que puede llevar a confusión tanto al paciente como al profesional sanitario. Desde que se contrae el virus hasta que comienza a manifestarse puede pasar entre una semana y 12 días. Comienza con una fiebre no muy alta, malestar general, dolores en los músculos y articulaciones, conjuntivitis, dolor de cabeza, sarpullidos en la piel e inflamación en las piernas, así como vómitos, diarrea y pérdida de apetito durante una semana.
El profesional necesitará de una prueba de sangre y orina para corroborar que el paciente tiene zika.
En pacientes con un estado de salud estable no se producen complicaciones y el virus se cura sin secuelas, con la sensación de haber pasado una gripe. La complicación se presenta en uno de los grupos de contagio, las embarazadas. Hemos apuntado que la madre puede transmitir el virus al feto, y es aquí cuando este virus es peligroso. Se ha mostrado que puede ser agresivo con el pudiendo ocasionarle lesiones graves y permanentes como la microcefalia (disminución del tamaño de la cabeza) o afectar al sistema neurológico. En última instancia, incluso el aborto espontáneo.
Estas complicaciones no suelen darse por los controles que llevan las mujeres en estado, de modo que podemos considerarla una enfermedad banal.
No se necesita un tratamiento específico, sino controlas los síntomas mencionados hasta que el paciente se encuentre mejor. El reposo durante los días que duren las molestias será importante, así como la hidratación mediante el consumo de agua, infusiones y caldos.
Una práctica que no se debe hacer es la de tomar antibióticos. Los antibióticos no están indicados como tratamiento al ser un virus la causa de la molestia, no una bacteria.