Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorSon muchas las experiencias en la vida susceptibles de causarnos molestias y dolores y así como lasensación de temor, inseguridad y perdida de control. El estrés es la reacción de nuestro cuerpo a un desafío o demanda en el día a día. Una respuesta que sostenida en el tiempo puede volverse crónica, sin que nos demos cuenta, con todos los efectos que ello conlleva para nuestro organismo.
La falta de concienciación sobre este estado de estrés permanente puede impedir que nos mantengamos en contacto con nuestro propio cuerpo, sus señales y sus mensajes, lo que, a su vez, puede crearnos muchos problemas físicos de los que ni siquiera sabemos que somos nosotros mismos quienes los generamos.
Conocer las consecuencias del estrés es importante para trabajar nuestra actitud ante el mismo y desarrollar estrategias beneficiosas para contrarrestarlo, como mantener una red de apoyo social saludable, hacer ejercicio físico con regularidad, y dormir lo suficiente cada noche. Hablando del estrés, lo primero es que sepamos que está ahí; y lo segundo asumir la responsabilidad de gestionarlo. El estrés que no controlamos puede ser responsable de una presión arterial alta, úlceras, colitis o diabetes, entre muchas otras complicaciones.
El estrés crónico hace que los músculos del cuerpo estén en un estado de alerta más o menos constante, una tensión que puede desencadenar otras reacciones. Por ejemplo, tanto el dolor de cabeza de tipo tensional como las migrañas están asociados con la tensión muscular crónica en el área de los hombros, el cuello y la cabeza. Igualmente, el dolor musculoesquelético en la espalda baja y las extremidades superiores también se ha relacionado con el estrés indica la Según la Asociación Americana de Psicología.
El estrés y las emociones fuertes pueden presentarse con síntomas respiratorios, como la dificultad para respirar y la respiración rápida, ya que las vías respiratorias entre la nariz y los pulmones se contraen. Para la mayoría de las personas no es un problema, ya que el cuerpo sabe cómo realizar un trabajo adicional para respirar, pero puede agravar los problemas respiratorios en las personas con enfermedades respiratorias preexistentes.
El estrés es un factor de riesgo cardíacoya quepuede generar problemas para el corazón y los vasos sanguíneos, indica la Fundación Española del Corazón (@cuidarcorazon). El aumento constante y continuo de la frecuencia cardíaca y los niveles elevados de hormonas del estrés y de la presión arterial pueden incrementar el riesgo de hipertensión, así como provocar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. También parece que la forma en que una persona responde a la ansiedad puede afectar los niveles de colesterol.
Cuando estamos tensionados, podemos comer mucho más o mucho menos de lo habitual, así como alimentos distintos o aumentar el consumo de alcohol o tabaco, lo que nos provocaría acidez o reflujo ácido. La angustia también puede hacer que traguemos más aire al comer, lo que aumenta los eructos, gases e hinchazón del estómago; y puede afectar la rapidez con que los alimentos se mueven por el cuerpo, causando diarrea o estreñimiento. Además, el estrés está asociado con cambios en las bacterias intestinales que, a su vez, pueden influir en el estado de ánimo.
Experimenta factores estresantes durante un período prolongado de tiempo puede derivar en un agotamiento a largo plazo; porque medida que el sistema nervioso autónomo continúa desencadenando reacciones físicas, causa un desgaste en el cuerpo.
No se trata tanto de lo que el estrés crónico le hace al sistema nervioso, sino de lo que la activación continua del sistema nervioso puede incidir en otros sistemas corporales que se vuelven problemáticos. Por ejemplo, incidiendo en una disminución del deseo sexual o la libido, e incluso causando disfunción eréctil o impotencia en los hombres; mientras que las mujeres que están en la menopausia pueden sentir una mayor ansiedad, cambios de humor y sentimientos de angustia, lo que podría empeorar los síntomas físicos de este periodo.