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El proceso de envejecimiento conlleva un deterioro de la capacidad física debido a los cambios que se producen en el sistema musculoesquelético, con pérdida de masa muscular y ósea, y con pérdida de elasticidad de los tejidos. Todo ello provoca una menor fuerza y calidad muscular. Son los propios cambios biológicos, que se producen a medida que envejecemos, los que provocan estos síntomas, pero también la falta de ejercicio y una dieta desequilibrada influyen en que ese descenso de la masa muscular se acentúe y acelere más de lo normal.
Qué es la sarcopenia
Sarcopenia es un término relativamente nuevo, acuñado, hace tres décadas, por el neurólogo investigador de la Universidad de Harvard Irwing Rosenberg para poner nombre a una patología intrínsecamente unida al proceso natural de envejecimiento. Se trata de la pérdida progresiva de masa muscular, cuya principal consecuencia es la disminución, también progresiva, de la fuerza y del tono de los músculos de nuestro cuerpo.
El aumento de la esperanza de vida ha hecho que el interés por frenar los síntomas de sarcopenia, que afecta a una población cada vez más numerosa, se incremente y son muchas las investigaciones centradas en disminuir su presencia y sus efectos negativos, que pasan por debilidad, falta de agilidad, fragilidad y progresiva dependencia.
Tal y como explica la Dra. María Luisa de Mingo, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital La Luz de Madrid, perteneciente al Grupo QuirónSalud (@quironsalud), la prevalencia de la sarcopenia oscila entre un 5 y un 40% y aumenta exponencialmente con la edad. Así, en personas de 70 años se sitúa entre el 5 y el 13% y en mayores de 80 años entre el 11 y el 50%.
Causas
Las causas de la aparición de sarcopenia son múltiples y, según la doctora De Mingo, incluyen:
- Falta de actividad física.
- Cambios en el funcionamiento del sistema endocrino relacionados con la edad. Disminuye la testosterona, la hormona de crecimiento y el estradiol, u hormona sexual femenina, y aparece resistencia a la insulina.
- Enfermedades crónicas que afectan al corazón, al pulmón, al riñón, al hígado, a funciones endocrinas y de tipo neoplásico o tumoral.
- Menor producción de insulina.
- Mala alimentación, con aporte insuficiente de proteínas, calorías y nutrientes en general.
- Enfermedades que causan malabsorción, como la celiaquía.
- Insuficiente cantidad de vitaminas. En este sentido, la vitamina D tiene un importante papel en el metabolismo del músculo y el hueso. En mayores con niveles bajos de vitamina D se ha observado una debilidad muscular proximal que se traduce en dificultad para levantarse de la silla o subir escaleras.
- Medicación que disminiye el apetito.
Cómo se diagnostica
Para su diagnóstico, aclara la experta de QuirónSalud, se realizan varias pruebas, que se centran en medir fundamentalmente tres aspectos:
Masa muscular, a través de:
- Bioimpedanciometría, que es un examen que permite observar la composición corporal
- Densitometría para comprobar la masa ósea.
- Densitometría de composición corporal DEXA.
Fuerza muscular, mediante las pruebas:
- Dinamómetro para calcular la fuerza
- Sentarse y levantarse
Rendimiento y funcionalidad, observados a través de:
- Velocidad de la marcha
- Levantarse y caminar
- Subir escaleras
- Andar 400 metros
Su diagnóstico resulta fundamental para evitar problemas futuros, pues la sarcopenia tiene un importante papel en la aparición de fragilidad y deterioro de la capacidad funcional en personas de edad avanzada, condicionando un incremento de la dependencia y de las hospitalizaciones, así como aumentando el riesgo de caídas y, por tanto, de fracturas. De esta forma, su prevención y su mejoría disminuyen la mortalidad.
Cómo prevenirla
El deterioro de las fibras musculares y de su capacidad de contracción es algo propio del paso del tiempo, pero es cierto que no todas las personas mayores muestran los mismos síntomas. ¿Por qué algunas cuentan con una mejor musculatura que les permite una mejor calidad de vida y una mayor independencia? Los expertos coinciden en que el incremento de la sarcopenia no se debe únicamente al envejecimiento, sino a algunos 'males' que afectan a nuestra sociedad actual como son la obesidad, la falta de ejercicio por la prevalencia de la vida sedentaria y los hábitos nutricionales poco saludables. En este sentido, llevar un envejecimiento activo es la mejor medida de prevención.
Para evitar y retrasar la aparición de la sarcopenia, la doctora María Luisa de Mingo lo resume en dos pautas muy básicas: mantener una alimentación adecuada y evitar el sedentarismo.
Cuidar la alimentación
Es recomendable que siga el patrón de una dieta mediterránea, asegurando una cantidad suficiente de calorías, vitaminas, proteínas… En definitiva, una adecuada ingesta proteica. No obstante, en ocasiones es necesario adaptar el aporte proteico al estado nutricional de la persona, así como tener en cuenta otras posibles afecciones, como la patología renal crónica avanzada.
A esto hay que añadir, como menciona la endocrina, que "a partir de los 70 años el apetito disminuye y la cantidad de la ingesta suele ser menor, por lo que el riesgo de una mala nutrición aumenta".
Huir del sedentarismo
El segundo pilar para prevenir la sarcopenia es realizar actividad física, que no sólo ayudará a tratar este problema, sino que también será útil para evitar el deterioro de los huesos, con una menor probabilidad de sufrir fracturas; problemas coronarios, tensión arterial alta, diabetes, depresión o un colesterol LDL elevado.
Para motivar la actividad física, esta especialista ofrece una serie de recomendaciones:
- Ejercicios de resistencia aeróbica, fuerza muscular, flexibilidad y equilibrio.
- Moderar la intensidad, y que sea constante.
- Caminar o practicar ejercicio durante media hora o 45 minutos cada día.
- Consultar con un doctor especializado o profesional licenciado en ciencias de la actividad física para guiar acerca del tipo de ejercicio más adecuado, en caso de tener una determinada patología.
Como conclusión, la doctora María Luisa de Mingo señala que "en estas edades se deben fortalecer los músculos, sobre todo de las piernas, y mejorar la coordinación y el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas".