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Uno de cada cuatro asegurados de salud ha tenido algún problema con su póliza, según ha puesto de manifiesto una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (@consumidores) entre sus socios, y en la que se han recopilado información de más de 8.400 pólizas.
Del resultado del trabajo se desprende, en primer lugar, que la mayoría de los asegurados (68%) paga la póliza de su bolsillo, mientras que al 13% se lo costea íntegramente su empresa y otro 9 por ciento lo paga en parte. El 8 por ciento lo tiene a través de las mutualidades de funcionarios. En segundo lugar, la encuesta revela que los asegurados utilizan la póliza con frecuencia, que la mayoría de ellos tiene el seguro desde hace 10 años y que solo el 14 por ciento se plantea cambiar de compañía.
En concreto, en el 24 por ciento de las pólizas se ha producido algún problema, siendo el más frecuente, que afecta al 17 por ciento de ellas, el encontrarse con una falta de cobertura inesperada. Por ejemplo, un periodo de carencia, una dolencia previa excluida, un tratamiento novedoso o que el seguro tenga el ámbito restringido y el tomador no estuviera informado.
Por otro lado, más del 6% de los encuestados se queja de que le han subido la prima porque su estado de salud ha empeorado. Además, uno de los principales problemas de este tipo de seguros es que la prima de años futuros es desconocida (sube con la edad) y por tanto quien contrata desconoce si, cuando más lo va a necesitar, podrá o no afrontar el coste.
FALLOS MÁS COMUNES
A esto hay que sumar que, en caso de no estar dispuesto a pagar esa prima, si ya tiene alguna enfermedad o dolencia y es mayor de 65 años, el usuario tendrá dificultad para que le admitan en otra compañía y más aún para que no le excluyan todo lo relacionado con su problema de salud.
El tercer problema más frecuente es que la compañía aseguradora no autorice un tratamiento que sí está cubierto en la póliza. En este sentido, OCU ha comentado que un tratamiento médico incluido en la póliza y prescrito por un facultativo de la aseguradora, debería prestarse "sin necesidad" de autorización ni más trámites. Este tipo de gestiones suponen un trámite burocrático innecesario y, en la práctica, puede convertirse en una exclusión.
Por último, el estudio de OCU ha revelado que en más del 4 por ciento de las pólizas el usuario tuvo que afrontar el pago imprevisto de un servicio adicional no incluido en el seguro. En estos casos, el asegurado tendrá que decidir si pagar un tratamiento recomendado por el médico o prescindir de él.
Ante la duda, OCU ha recomendado acudir al médico de la sanidad pública para comprobar si realmente necesita pagar por ese tratamiento. En caso de desacuerdo en la interpretación sobre lo que cubre o no la póliza, el usuario tendrá que resolver el problema de salud adelantando el dinero o acudiendo a la sanidad pública.
Posteriormente, y si se tienen argumentos y forma para defender la postura, OCU ha aconsejado reclamar por los daños y perjuicios ocasionados a través del servicio de atención al cliente o el defensor del asegurado. Además, prosigue, si la compañía decide aumentar la prima o cancelar el seguro sin haberlo comunicado con más de dos meses de antelación, también es aconsejable reclamar. En este caso, OCU ha avisado de que es posible que la compañía anule la póliza para el año siguiente y que el usuario tenga dificultades para encontrar otra que lo asegure.