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Se trata del cáncer más frecuente a nivel mundial y los casos van en aumento. Cada año se diagnostican en todo el mundo unos tres millones de casos de cáncer de piel no melanoma y unos 132.000 casos de melanoma. Tal y como explica la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), se trata de una enfermedad maligna, producida por la división y el desarrollo anómalo de las células que forman la piel, que pueden acabar afectando a otros tejidos u órganos sanos.
Prevención y diagnóstico precoz
Este tipo de cáncer se puede prevenir fácilmente y, detectado a tiempo, tiene una tasa de curación de más del 95%. Por eso, campañas como Euro Melanoma, en la que participan médicos de distintos países europeos, entre ellos los especialistas de la Sociedad Española de Dermatología y Venereología (AEDV) intentan concienciar sobre la importancia de estos dos conceptos: la prevención y el diagnóstico precoz a la hora de luchar contra el cáncer de piel.
Los expertos coinciden en señalar la exposición a los rayos ultravioletas (UV) tanto del sol, como de las cabinas de bronceado, como el principal factor de riesgo para el desarrollo de un cáncer de piel.
No se trata de no tomar el sol bajo ningún concepto. Hay que recordar que solo una parte de los rayos solares son UV. El sol es nuestra principal fuente de vitamina D, por lo que, tiene efectos beneficiosos en nuestra salud, pero es fundamental exponernos a él en determinadas condiciones.
Protección adecuada
Hay que usar siempre el nivel de protección adecuado a nuestro tipo de piel. No solo en la playa, sino también a diario, cuando salimos a dar un paseo o hacer algo de saludable ejercicio. Permanecer en la sombra el mayor tiempo posible y utilizar ropa fresca, pero que nos cubra lo suficiente, son también sencillas medidas que pueden protegernos de manera eficaz.
Es importante, además, no tomar el sol en las horas centrales del día, cuando el nivel de radiación alcanza sus niveles más altos. Se deben extremar las medidas de protección en el caso de los niños, ya que durante esta etapa de la vida los daños del sol tienen una mayor influencia en aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de piel a lo largo de la vida.
También es básico tener en cuenta los propios factores de riesgo. La AECC explica que tener antecedentes familiares, contar con un gran número de lunares, haber sufrido quemaduras solares en la infancia y tener una edad avanzada son algunos de esos factores que pueden incrementar el riesgo.
Por supuesto, las medidas preventivas para el cáncer de piel incluyen todas aquellas que pueden aplicarse a cualquier otro tipo de cáncer como no fumar, llevar una dieta saludable y practicar algo de ejercicio.
Por último, hay que recordar la importancia de realizar autoexploraciones en la propia piel para detectar cualquier posible cambio o anomalía y, si es necesario, acudir sin demora al médico. Solo así será posible el diagnóstico precoz.