Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorNotar en tu boca una sensación dolorosa de quemazón, un hormigueo o un adormecimiento sin causas aparente. Estos síntomas pertenecen a una patología que despierta interés y polémica a partes iguales. Se trata de la glosodinia o síndrome de la boca ardiente (SBA).
Esta enfermedad trae de cabeza a los profesionales ya que no llega acompañada de signos clínicos ni de lesiones que lo evidencian, así como de ninguna otra enfermedad local o sistémica que la desencadene.
Si por un casual lo hemos notado alguna vez, no hay que hacer saltar todas las alarmas: la prevalencia del SBA es del 1% al 3% en los países desarrollados. Entre sus síntomas, además de los mencionados, también encontramos la sequedad bucal, así como la alteración del gusto, que puede ser variable tanto en su nivel como en la duración: semanas, meses o incluso años. Al mismo tiempo lo más común es que la localización sea en la punta y los bordes laterales de la lengua, aunque también pueden verse involucrados los labios y el paladar duro y blando.
Al mismo tiempo, esta enfermedad se puede dividir en 3 categorías según los síntomas:
Si pese a las pocas probabilidades de tenerlo creemos que lo padecemos, debemos consultar con un profesional sanitario. Entre las pruebas que nos realizará podremos encontrar el examen de nuestra boca, preguntas sobre el estado psicológico, una medición del flujo de nuestra saliva, análisis de la función del gusto, pruebas neurológicas, así como examen de sangre y de microbiológicas para descartar infecciones locales.
Lamentablemente no hay una solución para el síndrome de ardor bucal principal, y no hay forma segura de tratarlo. El tratamiento que se sigue dependerá de los síntomas que presente el paciente a los cuales se les intentará poner control o fin. Hasta dar con la clave puede que haya que pasar por varios tratamientos, o realizar una combinación de éstos hasta reducir la molestia.
Entre las opciones de tratamiento se encuentran productos que reemplazan la saliva, enjuagues bucales o incluso medicamentos anticonvulsivos y antidepresivos.
Sea como fuere, hay que ser consciente de que en muchos casos la eliminación de los síntomas del síndrome de la boca ardiente puede requerir tiempo y paciencia.