Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorPasar tiempo de calidad con las personas. No la falta de contacto, sino el cómo lo hagamos es lo que predice la aparición de la diabetes tipo 2. Así lo sugiere la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), en una publicación en la revista Diabetología. De este modo, ayudar a las personas a formar y experimentar relaciones positivas podría ser una herramienta útil en las estrategias de prevención.
Los resultados tienen gran relevancia sobre todo por la situación que estamos viviendo ahora, ya que se ha demostrado que las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de morir por COVID-19.
El estudio indica que la soledad prolongada puede influir en el desarrollo de la diabetes, lo que sugiere que la experiencia del encierro podría agravar la vulnerabilidad de las personas en esta pandemia si la soledad continúa durante algún tiempo.
La soledad ocurre cuando un individuo percibe que sus necesidades sociales no están siendo satisfechas y refleja un desequilibrio entre las relaciones sociales deseadas y reales.
Ya existía interés en el papel de la soledad en la salud y las investigaciones anteriores han asociado la soledad con un mayor riesgo de muerte y enfermedades cardíacas. Este es el primer estudio que investiga la experiencia de la soledad con la aparición tardía de la diabetes tipo 2.
El estudio analizó datos del English Longitudinal Study Aging en 4112 adultos de 50 años o más, que se recopilaron en varias ocasiones entre 2002 y 2017. Al comienzo de la recopilación de datos, todos los participantes no tenían diabetes y tenían niveles normales de glucosa en sangre.
El estudio mostró que durante un período de 12 años 264 personas desarrollaron diabetes tipo 2, y el nivel de soledad medido al inicio de la recopilación de datos fue un predictor significativo de la aparición de diabetes tipo 2 más adelante en la vida.
Esta relación se mantuvo intacta al considerar el tabaquismo, el alcohol, el peso, el nivel de glucosa en sangre, la presión arterial alta y las enfermedades cardiovasculares. La asociación también fue independiente de la depresión, la vida sola y el aislamiento social.
La autora principal, la doctora Ruth Hackett, del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN) King's College London, señala que "el estudio muestra una fuerte relación entre la soledad y la aparición tardía de la diabetes tipo 2. Lo que es particularmente sorprendente es que esta relación es sólida incluso cuando se tienen en cuenta factores que son importantes en el desarrollo de la diabetes, como el tabaquismo, la ingesta de alcohol y la glucosa en sangre, así como factores de salud mental como la depresión".
El estudio también demuestra una clara distinción entre la soledad y el aislamiento social en el sentido de que el aislamiento o vivir solo no predice la diabetes tipo 2, mientras que la soledad, que se define por la calidad de las relaciones de una persona, sí lo hace.
Otra explicación de los hallazgos podrían ser los sesgos en nuestro pensamiento que pueden perpetuar la asociación entre la soledad y la diabetes, ya que cuando las personas se sienten solas, esperan que las personas reaccionen negativamente, lo que dificulta la formación de buenas relaciones.