Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorEl café y el té se encuentran entre las bebidas más populares del mundo por su delicioso sabor y múltiples beneficios para la salud. Aunque sus composiciones difieren, tanto el café como el té son excelentes fuentes de compuestos que pueden protegernos contra diversas afecciones. Son muchas las personas que se preguntan qué es más conveniente, si preparar una taza de té o café. Pero la respuesta no está clara. Ambas bebidas pueden proporcionar sus beneficios para la salud, pero no del mismo modo.
Uno de los compuestos que más preocupa a los consumidores es la cafeína. Si bien el contenido de cafeína puede variar según el tiempo de preparación, el tamaño de la taza o el método que utilicemos, debemos tener en cuenta que el café tiene el doble de cafeína que el té. Mientras que una taza de café contiene un promedio de 95 mg de cafeína, la misma porción de té negro presenta unos 47 mg.
Este mayor contenido de cafeína puede ser bueno para aquellas personas que buscan una solución energética instantánea. Su ingesta puede mejorar el rendimiento deportivo, el estado de ánimo y el estado de alerta mental ya que funciona como un poderoso estimulante para el sistema nervioso central. Sin embargo, puede causar ansiedad y problemas de sueño en personas más sensibles.
Teniendo en cuenta que la cantidad máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (@OMS_es) es 200 miligramos diarios para un adulto, si lo que queremos es reducir la ingesta diaria de cafeína, puede ser interesante beber alguna variedad de té por la mañana, ya que con dos espressos ya llegaremos a la cantidad recomendada al día.
Además, algunos estudios indican que la cafeína puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2 al mejorar la sensibilidad a la insulina, y el riesgo de ciertas enfermedades crónicas.
Pero debido a sus efectos en el cerebro, el consumo elevado de café puede generar dependencia o adicción, por lo que si eres muy sensible, el té puede ser una mejor opción.
El té, por su parte, contiene L-teanina, un aminoácido con propiedades calmantes que pueden relajar la mente al tiempo que la mantiene en alerta. A diferencia de la cafeína, la L-teanina puede proporcionar efectos antiestrés al aumentar las ondas alfa del cerebro, que contrarrestan el efecto excitante.
El café y el té ofrecen beneficios similares para la salud y propiedades que aumentan la energía. Ambos están repletos de antioxidantes, principalmente polifenoles, que contribuyen a su sabor característico y propiedades promotoras de la salud, ya que se han relacionado con una tasa reducida de enfermedades del corazón. Por otro lado, el té puede proteger contra las caries, cálculos renales y artritis.
Aún así, es posible que desees elegir uno sobre el otro dependiendo de tu sensibilidad a la cafeína, y por supuesto de su sabor. En este aspecto, el mundo del té es muy amplio y rico en variedades y sabores.
Una buena opción, si te gustan las dos bebidas es combinarlas a lo largo del día. Empezar con un café, pasar al té durante el día, volver a tomar café después de comer, dejando los tés con menos teína (como el rojo o el blanco) para la tarde es una buena opción.
El resumen, podemos decir que es difícil separar el papel de estas deliciosas bebidas en nuestra dieta y sus efectos en los diferentes organismos. Pero debemos tener en cuenta que ninguna bebida o comida es imprescindible y que la calidad de la dieta es siempre la suma de todas las partes.