En los últimos días se ha puesto de moda en redes sociales tomar el sol sin ningún tipo de fotoprotección, de manera progresiva hasta conseguir que la piel genere resistencia al sol, y así conseguir un bronceado más natural e instantáneo. Lejos de ser eficaz, esta tendencia viral es "altamente peligrosa" para la salud ya que aumenta el riesgo de cáncer de piel y fotoenvejecimiento.
La base de esta teoría reside en que con una exposición reiterada a la radiación ultravioleta, se consigue crear una tolerancia y tener una piel más resistente.
Cuando nos exponemos a este tipo de radiación sufrimos una serie de efectos en nuestra piel, como la inflamación o el engrosamiento, y nuestro cuerpo produce más melanina (esto es lo que hace que nos pongamos morenos).
El peligro de la radiación UVB
La dermatóloga del Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la AEDV, Inés Escandell, explica que "cuando hay más melanina en nuestra piel, esta nos aporta cierta protección a las células, pero para que se produzca el aumento de melanina nos hemos tenido que exponer a la radiación UVB, que es la más dañina para ellas."
Necesariamente esta radiación habrá producido un daño en nuestras células, por eso la doctora señala que "buscar activamente el 'callo solar' irá asociado a un gran daño para las células, y eso a largo plazo se manifestará en forma de fotoenvejecimiento y de un aumento de riesgo de cáncer cutáneo".
Uno de los argumentos utilizados por los seguidores de esta peligrosísima tendencia es que los animales se exponen continuamente al sol sin protección y no les pasa nada. Ante esta afirmación, la experta señala que "la piel de la mayoría de los animales tiene unas características distintas a las de los humanos".
"Si dejamos los reptiles y las aves que son aún más diferentes y nos centramos en los mamíferos, muchos están cubiertos por pelo terminal en toda su superficie corporal que les protege enormemente de la radiación, especialmente aquellos que de manera natural están adaptados a vivir en zonas de mayor insolación", explica.
Según apunta la dermatóloga, este tipo de propuestas que suelen apelar al "se ha hecho siempre" no tienen en cuenta un cambio fundamental que ha sufrido el género humano en las últimas décadas, y es que la supervivencia ha aumentado enormemente.
"Vivimos más y queremos vivir mejor, y exponernos al sol sin protección a ciertas horas, especialmente si tenemos un fototipo claro, aumentará el riesgo de cáncer de piel a medio y largo plazo", argumenta.
¿Cómo te puedes proteger?
Aunque no todas las zonas geográficas tienen la misma intensidad de radiación, según la doctora Escandell "lo más útil es exponerse en las horas en las que la intensidad de UVB y UVA es menor, y esto en verano se corresponde con las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde".
Si toca exponerse al sol en horas especialmente intensas (entre las 11 am y las 18 pm) se recomienda utilizar fotoprotección con un factor 50+. Si se va a estar cerca del agua o haciendo actividades, la protección debe ser resistente al agua.
Se debe reaplicar cada dos horas y también son esenciales las prendas de vestir: gorros, gafas, camisetas, etc.
"La exposición gradual sí va a favorecer la síntesis de melanina (nos pondremos morenos) y eso genera cierta protección a nuestra piel para las quemaduras o el daño agudo, pero no elimina el daño a largo plazo de sufrir cáncer cutáneo y por supuesto, fotoenvejecimiento", advierte la dermatóloga del GEDET.
Por último, añade que "el uso de ciertos antioxidantes en comprimidos o cápsulas sí se ha relacionado con un menor daño tras la exposición a la radiación, por lo que en muchos casos podría ser una estrategia interesante".
Aun así, debe ir acompañada de una dieta rica en antioxidantes procedentes de los alimentos (verduras, frutas, legumbres, cereales integrales…), y por supuesto, del fotoprotector SPF 50+".
