Salud

Tu sangre puede influir en la durabilidad de las vacunas: esta es la razón

Carolina Madroñal Machero

Sábado 18 de enero de 2025

5 minutos

Se investiga la razón de que algunas personas consiguen inmunidad con una sola dosis, y otras no

Tu sangre puede influir en la durabilidad de las vacunas: esta es la razón
Carolina Madroñal Machero

Sábado 18 de enero de 2025

5 minutos

Un nuevo estudio, dirigido por investigadores de Stanford Medicine, en EEUU, y publicado en la revista Nature Inmunology revela que la variación en la durabilidad de las vacunas puede estar afectada por un tipo de célula sanguínea: el megacariocito, implicada en la coagulación sanguínea. 

Bail Pulendran, profesor de microbiología e inmunología, declara que ha sido un misterio hasta ahora el por qué de la inmunidad duradera para algunos.

Ya en 2022, Pulendran había conseguido establecer una "firma universal" para intentar predecir la respuesta temprana de anticuerpos a muchas vacunas. Pero estos estudios anteriores no consiguieron desgraciadamente predecir cuánto durarían las respuestas de los anticuerpos. 

"La cuestión de por qué algunas vacunas inducen una inmunidad duradera, mientras que otras no lo hacen ha sido uno de los grandes misterios de la ciencia de las vacunas. Nuestro estudio define una firma molecular en la sangre, inducida a los pocos días de la vacunación, que predice la durabilidad de las respuestas a la vacuna y proporciona información sobre los mecanismos fundamentales que subyacen a la durabilidad de la vacuna". 

Tu sangre puede influir en la durabilidad de las vacunas: te contamos por qué (BigStock)

El desarrollo del estudio

Pulendran estudió inicialmente una vacuna experimental contra la gripe aviar H5N1, administrada con un adyuvante, una mezcla química que mejora la respuesta inmune a un antígeno, pero que, por sí sola, no induce una respuesta inmune. 

Se reunió a 50 voluntarios sanos que recibieron dos dosis de la vacuna contra la gripe aviar con adyuvante o dos dosis sin adyuvante.

Durante los siguientes 100 días, los investigadores recogieron muestras de sangre de cada voluntario, y realizaron análisis en profundidad de los genes, proteínas y anticuerpos en cada muestra.

Posteriormente, lo analizaron mediante un programa de aprendizaje automático para encontrar patrones dentro del conjunto de datos resultantes.

En los días posteriores, se identificó una firma molecular que se asoció con la fuerza de la respuesta de anticuerpos de una persona meses después. 

Las plaquetas se derivan de los megacariocitos, células que se encuentran en la médula ósea. Las plaquetas, cuando se desprenden de los megacariocitos y entran en el torrente sanguíneo, suelen llevarse consigo pequeños fragmentos de ARN de los megacariocitos. Si bien los investigadores no pueden rastrear fácilmente la actividad de los megacariocitos, las plaquetas que transportan ARN de los megacariocitos actúan como indicadores. "Lo que aprendimos fue que las plaquetas son un indicador de lo que sucede con los megacariocitos en la médula ósea", señala Pulendran.

Para confirmar si  los megacariocitos afectaban a la durabilidad de la vacuna, se administró a la vez a los ratones una vacuna contra la gripe aviar y trombopoyetina, un fármaco conocido por aumentar el número de megacariocitos activados en la médula ósea. Este medicamento consiguió que dos meses después, hubiera todavía un aumento de seis veces en los niveles de anticuerpos.

Para comprobar si los datos se mantenían en distintas vacunas, analizaron datos previos de 244 personas a siete vacunas diferentes, entre ellas contra la gripe estacional, la fiebre amarilla, la malaria y la COVID-19. Cuando se activa un mayor número de megacariocitos, hay una mayor producción de anticuerpos en las vacunas, y un efecto más duradero

Estudios futuros 

Pulendran junto a su equipo planea desarrollar un estudio que se enfoque en comprender por qué algunas vacunas activan más megacariocitos que otras. Con estos hallazgos puede ser posible desarrollar vacunas que activen los megacariocitos de manera más efectiva.

A la vez, también quieren utilizar la firma molecular  para conocer cuanto tiempo es probable que dure la vacuna  sin la necesidad de realizar un seguimiento de meses o años a las personas vacunadas para determinar su durabilidad. También podría permitir desarrollar planes de vacunación personalizados, según la duración de los anticuerpos en cada persona. 

"Podríamos desarrollar un ensayo PCR simple -un chip de vacuna- que mida los niveles de expresión genética en la sangre tan solo unos días después de que alguien se vacune", adelanta Pulendran. "Esto podría ayudarnos a identificar quién puede necesitar una dosis de refuerzo y cuándo". Si  embargo, todavía se piensa que la vacuna depende de una serie de factores complejos, y Pulendran sospecha que "los megacariocitos son solo una parte de la historia más amplia".

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Carolina Madroñal Machero

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