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Un estudio liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), en colaboración con investigadores del barcelonés Parc Sanitari Sant Joan de Déu y el King’s College London , muestra que experimentar síntomas depresivos de manera persistente en la tercera edad se relaciona con problemas de salud y baja calidad de vida. El trabajo se realizó dentro del consorcio de investigadores del proyecto ATHLOS, destinado a estudiar las trayectorias que llevan a un envejecimiento saludable, uy sus resultados acaban de ser publicados en el Journal of Affective Disorders.
La depresión no solo es sentirse triste o desganado; conlleva una compleja problemática que cursa con baja autoestima, insomnio, problemas en la toma de decisiones y de memoria, entre otros. Es uno de los problemas de salud mental más frecuente y con mayor impacto en la vida diaria de las personas mayores. En Reino Unido, en torno a uno de cada tres personas muestra importantes niveles de sintomatología depresiva en la tercera edad.
Investigadores del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han liderado un estudio con el objetivo de identificar los cursos de síntomas de depresión que pueden mostrar las personas mayores, así como su relación con ciertos factores de salud, como la pérdida visual o auditiva, la presencia de enfermedades crónicas, sentimientos de soledad y otros.
Los investigadores hicieron un seguimiento a 8.317 personas mayores de 65 años en el Reino Unido, a quienes preguntaron mediante encuestas sobre síntomas depresivos y otros factores sociodemográficos y de salud. Así, examinaron cómo el curso de los síntomas depresivos afecta en la satisfacción con la vida, la calidad de vida y el funcionamiento diario.
Los resultados, obtenidos mediante una metodología de gestión y análisis de datos robusta y longitudinal, identificaron tres cursos diferentes de síntomas depresivos que se relacionan directamente con el estado de salud.
Mente sana en cuerpo sano
La mayoría de las personas encuestadas mostraron un curso de baja intensidad, con pocos síntomas a lo largo de la tercera edad. “Estas personas indicaban tener un buen nivel de salud, con aceptable funcionamiento visual y auditivo, y pocas sensaciones de soledad”, afirman los autores.
En torno al 20% de las personas encuestadas mostró algunos síntomas de depresión que llegaban a ser susceptibles de valoración clínica en los últimos años de la vida. “Las personas que mostraron este curso de síntomas habían tenido problemas de salud mental en la edad adulta y experimentaban una importante pérdida de visión a lo largo de la tercera edad”, subrayan los investigadores.
Por último, se identificó un curso crónico de síntomas depresivos en los mayores que afectaba en torno al 10% de las personas encuestadas. “Las personas que mostraron este curso de síntomas tenían diagnosticadas varias enfermedades crónicas, como diabetes o hipertensión, y mostraban importantes pérdidas de audición”.
Tanto las personas de este tercer grupo como las del segundo padecían una baja calidad de vida y de con su existencia, así como de un peor funcionamiento en la vida diaria. Para los investigadores, los resultados del estudio resaltan la importancia de poner en marcha planes de acción e intervención contra la depresión, incluso antes de que exista un diagnóstico, y también contra algunos problemas de salud, como pérdida de visión y audición, que se agudizan de forma clara entre el grupo de edad que configuran las personas mayores.
“Las personas podemos sentirnos tristes cuando nos hacemos mayores. Es algo normal en la vida de cada persona. Quizá el problema es vivir con estos síntomas de depresión mucho tiempo en esta etapa de la vida. El imperativo ‘mens sana in corpore sano’ es fundamental en esta edad y todos deberíamos concienciarnos de ello, también nuestros gobiernos, para hacer que en esta etapa de nuestra vida sea saludable, pleno y lleno de oportunidades de crecimiento personal”, concluyen los autores.