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Con todas las miradas puestas en una vacuna segura que salve al planeta del coronavirus, la pregunta del millón es cuándo estará disponible –la de Oxford es la que va más adelantada– y sobre todo cómo se va a distribuir entre 7.500 millones de personas. ¿Habrá vacunas para todos?
El doctor Mariano Esteban, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC que está desarrollando una de las 200 vacuna contra el COVID-19 aprobadas por la OMS, ha vaticinado que "hasta finales de 2021 no habrá una vacunación global" frente al coronavirus. El objetivo es lograr 2.000 millones de dosis para esa fecha, según los pronósticos más optimistas.
Mientras, la doctora Rosa Arroyo, vicesecretaria de la Organización Médica Colegial, alerta en declaraciones a El Independiente que "al principio no va a haber vacunas para todo el mundo que las necesita. No se va a poder establecer una vacuna universal de entrada, por lo que hay que priorizar en función de lo que reporte mayor beneficio para la salud y para la población vulnerable".
La OMS alerta sobre el "nacionalismo de vacunas"
En la misma línea se manifiesta la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en las últimas semanas ha pedido que el nacionalismo de los países por conseguir la vacuna para sus conciudadanos no perjudique al resto de los estados y comprometa la propagación de la pandemia.
"La respuesta a esta pandemia debe ser colectiva. Esto no es caridad, hemos aprendido por las malas que la manera más rápida de terminar la pandemia y reabrir las economías es empezar por proteger a las poblaciones de mayor riesgo en todas partes, en lugar de a poblaciones enteras de sólo algunos países”, apuntaba hace unos días el director de la organización internacional el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El director de la OMS también ha recalcado que la lucha de los países por adquirir la vacuna conllevaría a un aumento exponencial de los precios de esta, por lo que se daría una pandemia mas prolongada. “El nacionalismo de las vacunas solo ayuda al virus”, sentenció.
La lucha geopolítica
En Estados Unidos se han reservado 700 millones de dosis apostando por varias candidatas, el mismo número de vacunas ha encargado la Unión Europea, pero centrándose en las de la región, Japón ha asegurado 490 millones de dosis, Argentina y México se encargarán de producir su propia vacuna de AstraZeneca para distribuir 250 millones en Latinoamérica, y Brasil ha firmado un acuerdo con el Gobierno ruso para probar y producir la vacuna Sputnik V.
Ante esta situación la Comisión Europea organizó en Bruselas una recaudación de fondos el pasado mayo para ayudar y apoyar a los países más desfavorecidos que no han podido encargar la vacuna. Se recaudó un total de 7.400 millones de euros, aunque faltaron muchos gigantes por ayudar como Rusia, India, Brasil y Estados Unidos.
Nadie está a salvo si no estamos todos a salvo
“Los países están negociando, algunos colectivamente, pero otros individualmente, compras de vacunas que todavía están en fase 3, cuya eficacia ni siquiera está probada. Y entre esos países está España”, comenta en declaraciones a Europa Press, Pedro Gullón, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y coautor del libro Epidemiocracia. El autor del ensayo concluye que “hay que intentar que, al menos, la forma de distribuir las vacunas no reproduzca las desigualdades que ya de por sí trae el sistema de salud”.
Distribuir la vacuna internacionalmente operando con los criterios de mercado, sería un error, tal y como explica Javier Padilla, coautor de Epidemiocracia, “Más que centrarse en los países que puedan pagarlas, sería mejor pensar en un modelo en el cual haya un nivel de expansión de las vacunas lo más homogéneo posible. Seguramente, incluso la vacuna más efectiva, que probablemente no pase del 70% de efectividad, funcionaría mejor si estuviera más o menos repartida por el mundo que si sólo está presente en unos pocos países”, apunta.