China, EEUU o Europa ya están en la carrera por lograr una vacuna para 2021. Los expertos no tienen dudas de que habrá alguna vacuna disponible a lo largo del año próximo, pero llaman a reflexionar más allá y plantearse si serán seguras, eficaces, o cumplirán aspectos éticos. Los márgenes de seguridad para la franja de edad de mayores de 65 años y sobre todo mayores de 80 años, plantea serias dudas para algunos médicos y científicos, tal como se ha puesto de manifiesto en la sesión dedicada a los tratamientos del Covid-19 del Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria) celebrado esta semana virtualmente. Los gerontólogos concluyen que una vez más el edadismo ha mostrado su cara, pese a que los mayores con patologías previas son el grupo más vulnerable al coronavirus.
Escasa presencia en los ensayos clínicos
Un factor relevante para plantear esta cuestión es que se prevé que los estudios clínicos contengan poca población mayor de 80 años, que es el grupo de población con mayor letalidad del coronavirus, según expone el doctor José Gutiérrez Rodríguez, del Hospital Monte Naranco (@astursalud). Además, señala que también habrá una muestra poco representativa de los pacientes inmunodepremidos, que se suelen excluir de los estudios clínicos. A esto se une el desconocimiento acerca de cómo actuará la vacuna dentro del sistema inmune, es decir, si la vacuna reactiva linfocitos TH2, que haría que fuese contraproducente. "Se ha visto que estos linfocitos podrían tener influencia en la cascada inflamatoria", apunta el doctor.
Otro aspecto que preocupa a los expertos es que "con la premura del tiempo, desconoceremos si las vacunas serán verdaderamente eficaces, si ese periodo de inmunidad se prolongará más allá de los 6 meses o no". Además, el doctor Gutiérrez invita a plantearse cuestiones éticas. Se plantea en estos momentos que las poblaciones diana sean mayores, y enfermos pluripatológicos; pero, ¿estarán verdaderamente representados estos colectivos en los ensayos clínicos? Y respecto al personal sanitario, "Es obvio que no van a estar representados en los colectivos, pero, ¿será ético vacunarles buscando disminuir el riesgo de transmisión a sus pacientes?", se pregunta el doctor Gutierréz.
Vacunarse de la gripe para reducir el riesgo
Así concluye que será muy difícil evaluar el impacto del Covid-19 sobre la letalidad de la población y el riesgo de causar enfermedad sobre las vacunas. "Es muy probable que no tengamos vacuna contra el coronavirus en octubre-noviembre de 2020, pero sí tenemos la vacuna de la gripe", defiende, mientras recuerda que esta vacuna no aumenta el riesgo del SARS-cos 2. Asimismo recuerda que existe una hipótesis de que la vacuna de la gripe podría asociarse a una menor letalidad de la Covid-19. Por tanto, considera que este año "estamos obligados a ampliar la cobertura de vacunación antigripal" y apela a la responsabilidad individual entre el personal sanitario para llevarlo a cabo.
La falta de representación de los mayores en los ensayos clínicos se repite en los tratamientos para el coronavirus con fármacos como Remdesivir o la hidroxicloroquina, según destaca Fátima Brañas Baztán, doctora del Hospital Infanta Leonor de Madrid. "Y eso es lo que está en manos de los geriatras cambiar el curso para que los mayores estén representados y la fragilidad y la funcionalidad de la función física sean un criterio determinante", anima. Y recuerdan que esta carrera por los tratamientos y la vacuna se entremenzclan factores de salud pública, intereses económicos y políticos que en ocasiones dejan de lado a los mayores.
