La patología venosa es la gran desconocida y el varón es el gran ignorado de los problemas varicosos. Y es que durante mucho tiempo se han considerado las varices como un problema exclusivamente femenino.
De hecho, el varón no consulta y por cada nueve mujeres que acuden el especialista, solo lo hace un varón. Y esto es lo que determina que, por regla general, el varón llegue a las consultas cuando ya padece alguna patología severa. Es cierto que la mujer padece varices con mayor frecuencia (65 por 100) debido a las influencias hormonales; pero se debe tener en cuenta que un 35% de varones también las padece.
Los factores que influyen de manera determinante son, además de la herencia, permanecer muchas horas de pie, como los profesionales del comercio, los de cadenas de montaje, hostelería, dentistas, cirujanos, profesores, farmacéuticos....
Si además el trabajo se acompaña de calor, el riesgo aumenta. Por si fuera poco, puede existir también un factor mecánico ligado a la obesidad. El sobrepeso puede generar un estancamiento venoso por compresión que puede provocar varices e incluso tromboflebitis.
El sedentarismo es otro de los problemas y otro de los factores de riesgo. No se hace el más mínimo ejercicio y todos los desplazamientos se realizan sentado. Se produce así una pérdida de capacidad de bombeo muscular de la pantorrilla y empieza la dificultad para la circulación de retorno.
Síntomas
Los síntomas aparecen antes incluso de que el individuo se de cuenta de que tiene varices, porque no se aprecian aún. Suele quejarse de un cansancio excesivo y de pesadez de piernas. En ocasiones tiene también sensación de quemazón a la altura del tobillo y hormigueo. Sería esta la fase ideal para detener la progresión. Pero como no se evidencian, no se sospecha de este problema. Cuando las varices están desarrolladas ya se instala el dolor nocturno sobre todo si hay algún problema en la parte baja de la columna. Frecuentemente, aparece también escozor y picor.
Complicaciones
La primera consecuencia es el edema. El tobillo se hincha y el primer rasgo es la marca que deja el calcetín, como si de pronto apretara en exceso. Sería el grado I. Más tarde aparece la pigmentación, unos pequeños círculos parduzcos, que se deben a la extravasación de componentes de la sangre bajo la piel y entre ellos, cierta cantidad de hierro que es lo que les da ese color. Seria el grado II. Si el proceso continua ya surge el picor y por el rascado aparece el eccema. Lo que antes era parduzco ya es negro y el tejido se hace fibroso. Seria la fase III. Es difícil ya hoy llegar a esos extremos. Pero si el proceso siguiera adelante, surgiría la atrofia blanca y la úlcera.
Las complicaciones más graves serian la rotura de una variz y por tanto la hemorragia, la trombosis superficial y el desarrollo de la enfermedad tromboembólica.
Ejercicio
Se debe aprovechar el efecto beneficioso de la natación. Tiene la ventaja de que es un ejercicio que se realiza en posición horizontal, que permite contracciones musculares adecuadas, que moviliza la bomba muscular y articular. Y hay que añadir la presión que el agua ejerce sobre las venas superficiales y el efecto vasoconstrictor. Andar con el agua hasta la rodilla es todavía más favorable por que la presión sobre los tejidos es mayor .
Los ejercicios que se aconsejan son andar, bicicleta, footing, remo .
Ningún deporte de salto es aconsejable porque destruyen las válvulas y producen varices. El más peligroso sería el baloncesto. Y también una practica intensa de aquellos que lleven a contracciones violentas. Por ejemplo el maratón, el alpinismo, o atletismo sin preparación, pueden fatigar la vena y sus válvulas, lo que favorece la trombosis venosa de esfuerzo.
El tenis tampoco es muy aconsejable por los cambios de ritmo que impone el juego. Al acelerar y desacelerar se pueden deteriorar las válvulas
En aumento
Tenemos la idea de que su incidencia va en aumento. Y sin embargo, no es que haya más, como comentaba el dr. Jose Roman Escudero jefe de servicio del Hospital San Pau de Barcelona y presidente de la Asociación Cuida tus venas. “No hay una mayor incidencia, aunque si estamos viendo que aparecen a edades mas tempranas, quizá por la vida sedentaria –trabajos constantes con ordenadores– falta de ejercicio y la creciente obesidad.
-No toda vena visible es una variz, debe de quedar claro. Es cierto que en cuanto vemos la vena en una pierna pensamos en varices; pero puede realmente no serlo. A esa vena visible en el brazo no le damos al misma consideración.
Si se sospecha que realmente hay una variz, se debe acudir al médico para que realice el diagnóstico correcto y valore la situación, con ecografía o con lo que sea preciso. Se trata de comprobar que alguna válvula no esta cumpliendo su función y tomar después la decisión de cómo hay que resolver el problema.
Lo importante –insiste el Dr. Escudero– es tomar conciencia de que se trata de un problema serio, y no solo un problema estético. No podemos olvidar que la variz y la trombosis tienen una base genética común.
De ahí esa campaña de Cuida tus venas. Puede ser una complicación seria.
El papel de la herencia
Cuando se habla de los por qué de las varices, hay que acudir al estudio realizado en el Hospital San Pau y que ha sido premiado internacionalmente, sobre la heredabilidad de las varices. Se llego a la conclusión de que se heredan en el 85 por 100 de los casos. De ahí se puede deducir que los otros factores –de tipo ambiental o postural– tienen ya muy poca influencia.
Con una base genética tan alta no podemos actuar de una forma eficiente sobre otras causas ambientales o sociales, como puede ser el embarazo en las mujeres. Es el embarazo y la constitución femenina la que inclina la balanza estadística en contra de ellas. El hombre tiene mayor actividad física, tiene menos grasa, hace más ejercicio.
Causas que ayudan
Hay algunos factores que favorecen la aparición de varices. El primero es permanecer mucho tiempo de pie. Si a eso se añade una postura estática, es decir, sin flexiones de las piernas, el riesgo es aún mayor. Otro factor importante es la obesidad. Y, como hemos dicho, el embarazo. Y es que al aumentar la presión abdominal se hace más difícil la circulación de retorno y aumenta la presión sobre las piernas.
La embarazada debe dormir de lado, y a ser posible sobre el lado izquierdo para no presionar la vena cava.
Se deben evitar elementos que ciñan las piernas para que no se dificulte el drenaje venoso. Ligas, fajas, etc, si afectan a las piernas, son perjudiciales para las varices. Por la misma razón no es recomendable que una mujer embarazada cruce las piernas. La presión de una sobre otra entorpece la circulación.
¿Cómo prevenir?
Evitar la postura estática durante mucho tiempo. El ama de casa favorece -al estar siempre en pie, con postura muy parecida- la aparición de las varices.
Cada dos horas debe descansar cinco o diez minutos. Sentarse en una silla, por ejemplo y poner los pies ligeramente en alto.
En el embarazo, meter los pies en agua fría por la mañana y por la noche.
Es muy aconsejable el clásico ejercicio de la bicicleta. Tumbada en una cama o en el suelo, eleve las piernas e imite un pedaleo. Es cuestión de voluntad y no de tiempo. Todos podemos perder unos minutos para caminar en esa bicicleta imaginaria.
Y recuerde: si esta embarazada, duerma de lado.