Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLa emergencia sanitaria por la Covid-19 ha requerido la movilización de una cantidad importante de recursos sanitarios, lo que ha supuesto que muchos pacientes que recibían atención médica en centros de atención primaria o de salud mental no pudieran seguir haciéndolo de forma presencial. Todo ello ha supuesto un impulso para el desarrollo de la telemedicina, que es un gran apoyo en cuanto a la prevención de contagios, el diagnóstico precoz, la trazabilidad para efectuar seguimientos de pacientes crónicos y la atención domiciliaria.
La telemedicina es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “la prestación de servicios de salud por parte de profesionales sanitarios a través de la utilización de tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para el intercambio de información válida para el diagnóstico, el tratamiento, la prevención de enfermedades, la investigación y la evaluación y para la formación continuada de profesionales sanitarios, todo ello con el objetivo final de mejorar la salud de la población y de las comunidades”.
En la prestación de servicios médicos a distancia, puede darse desde una simple llamada telefónica para discutir un caso, hasta la utilización de tecnologías para realizar consultas, diagnósticos o cirugías a distancia y en tiempo real. En este sentido, la telemedicina evita desplazamientos innecesarios y el colapso de los centros sanitarios, proporcionando comodidad para el paciente y ahorro para el sistema. Con una mayor disponibilidad de especialistas en áreas rurales, servicios de urgencia y turnos de guardia, y mejores tiempos de respuesta y asistencia.
Es una opción que beneficia especialmente al paciente, ya que a veces la persona invierte horas para acudir al hospital para una visita que en realidad son diez minutos, y con la visita telemática se ahorra ese tiempo, evita riesgos de contagio durante el desplazamiento, o no ha de ausentarse del trabajo. Por ello, según la plataforma Doctoraldía, un 60% de los pacientes quiere tener la opción de ser visitados por un especialista a través de internet.
El uso de herramientas digitales para realizar actividades no presenciales está teniendo durante este período de pandemia un incremento muy importante. Así, las actividades no presenciales se han visto incrementadas en porcentajes de más del 80%, y en algunos casos del 100%, tal y como señala la Asociación Salud Digital.
Aunque la telemedicina en España aún tiene un largo camino por delante, de acuerdo con los datos publicados en el Índice SEIS 2019 elaborado por la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS), la teledermatología, el teleictus, la teleoftalmología y la telepsiquiatría son algunas de las especialidades que encabezan los proyectos de telemedicina en España. En concreto, la teledermatología es la especialidad más extendida por todo el territorio nacional, y la mayoría de Comunidades Autónomas ya la han implantado de forma efectiva en sus respectivos sistemas sanitarios.
Según cifras del CatSalut, antes de la crisis sanitaria en los Centros de Atención Primaria de Catalunña se atendían diariamente 135.000 visitas presenciales, 14.500 telefónicas y unas 1.000 e-consultas, ahora, las visitas presenciales han pasado a 18.000 diarias; las telefónicas, unas 86.000 y las e-consultas unas 17.000. En este sentido, la puesta en marcha eConsulta, una herramienta de comunicación digital entre pacientes y sanitarios que complementa la atención presencial es una gran mejora. Este servicio permite a los ciudadanos enviar consultas en cualquier momento y desde cualquier dispositivo a su médico o enfermera de atención primaria y recibir respuesta en un plazo máximo de 48 horas, en días laborables.
En cualquier caso, la telemedicina no debe ser un obstáculo para la población envejecida o con problemas de salud mental, que puede quedarse al margen de los avances digitales. Las consultas a distancia, gracias a videollamadas, llamadas telefónicas o mensajes electrónicos, no deben servir para eliminar la consulta clásica del centro de salud, sino complementarla, teniendo en cuenta que no es lo mismo la entrega de unos análisis de sangre o una petición de pruebas que una exploración médica.