Salud

¿Ves formas de rostros donde no los hay? Se trata de pareidolia

Rosa Roch

Foto: BigStock

Lunes 21 de septiembre de 2020

5 minutos

La pareidolia es un fenómeno psicológico que consiste en ver formas de caras sobre superficies

¿Ves formas de rostros donde no los hay? Se trata de pareidolia
Rosa Roch

Foto: BigStock

Lunes 21 de septiembre de 2020

5 minutos

Seguro que en algún día te ha llegado alguna imagen por WhatsApp con un objeto donde parece que hay la cara de algún famoso, o que te haya ocurrido a ti mismo, ver un rostro sobre un objeto, pared o paisaje sin que en realidad haya nada.

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Afecta a muchas personas, pero no es nada procupante. Se trata de un fenómeno ilusorio del cerebro, conocido como pareidolia, que consiste en ver o identificar caras o algunos rasgos faciales sobre objetos, nubes, paisajes, café, grietas en la pared…, en sitios que no tienen nada que ver con un rostro.  

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¿Por qué ocurre?

El cerebro tiene la función de dar sentido a aquello que nuestros ojos perciben, recordemos el test de Rorschach que utilizan los psicoterapeutas para diagnosticar alguna patología a partir de la interpretación de imágenes abstractas mostradas sobre el papel, donde hay una mancha de tinta, podemos ver una flor, un monstruo, un animalillo, o nada.

Lo mismo ocurre ante otras formas y objetos. El cerebro tiende a interpretar las formas, trata de dar sentido a lo que la vista percibe adaptándolo a lo que conocemos, a patrones familiares.

Uno de los más conocidos es la “cara de Marte”, un accidente geográfico natural de la superficie del terreno del planeta Marte, en la zona de Cidonia, con forma de cara humana emergiendo del suelo. La imagen fue tomada por primera vez por la sonda espacial NASA Viking 1 en 1976 y tuvo gran notoriedad en los medios por el misterio que le envolvía.

Martian face viking

Otro caso conocido es una fotografía tomada en 2010, también en Marte, por el Opportunity que muestra la imagen de un rostro que se asemeja al de una estatua del dios neoasirio Nabu.

Nabu

Un ejemplo más cercado son las caras de Bélmez. Si bien los parapsicólogos afirman que es un fenómeno paranormal, otros estudiosos lo califican de fraude. Sea una cosa u otra, lo cierto es que las manchas parecen figuras con rostros de mujer.

Esta habilidad para identificar rostros no es exclusiva del ser humano. Un estudio realizado en 2017 desveló que los monos Rhesus también perciben caras en objetos inanimados, encontrando una relación entre este fenómeno y los mecanismos neuronales. Según Colin Palmer, neurocientífico de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, para que veamos un rostro en un objeto, nuestro cerebro ha de reconocer unos patrones básicos característicos y nuestra mente, además, intentar reconocer quien es esa persona, leer su expresión, ver qué manifiesta (dolor, felicidad, enfado…). Así, en una posterior investigación se estudió si la pareidolia facial implicaba la activación de mecanismos sensoriales. Para llevarlo a cabo se contó con 60 voluntarios que observaron varios objetos que producían pareidolia. Al principio los “ojos” de esos objetos dirigían su mirada hacia el lado izquierdo y, curiosamente, al cabo de unos segundos, los voluntarios dirigieron también su mirada hacia la derecha, hacia donde “miraban” los objetos. Esto lo definió Palmer como una “adaptación sensorial y refleja una especie de proceso de adaptación en el cerebro en el que las células involucradas en la detección de la dirección de la mirada cambian su sensibilidad cuando se está expuesto repetidamente a rostros con una dirección particular de la mirada”.

Visto esto, ¿es la pareidolia un fenómeno importante o se resume a tan solo una habilidad intrascendente?

Según el científico, este fenómeno refleja la capacidad de procesar información en mecanismos sensoriales a un nivel superior en el sistema visual, lo que permite leer estados emocionales en los rostros, saber si una persona está feliz o triste, enfadada, o está a un punto de mostrar agresividad, o si miente, por ejemplo. En definitiva, a leer las emociones, lo que lo convierte en una capacidad que califica Palmer como “de extremadamente importante, no solo desde el punto de vista social, sino también para detener a los depredadores”.

Podemos pensar que esta ilusión de ver rostros donde no los hay puede ser graciosa para unos, extravagante para otros, o banal para unos más. Pero si nos paramos a pensar, en realidad va más allá de una simple ilusión, pues la relación que se establece entre la pareidolia facial y la activación de los mecanismos sensoriales del cerebro, además de hacernos reconocer caras, nos da la habilidad de identificar las emociones en los rostros de los demás, prestarles atención y comprender lo que pueden estar sintiendo con solo ver la expresión de su cara, lo cual siempre es bueno.

Visto esto, ¿cuántas caras ves a tu alrededor? ¿qué emociones muestran? ¿Nos lo cuentas?

Sobre el autor:

Rosa Roch

Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.

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