María Liébana
Salud
Vigila los lípidos: estas son las consecuencias de su aumento en el organismo
Su aumento nos hace más propensos a embolias, infartos y enfermedades cardiovasculares
Nuestro cuerpo necesita de ciertos nutrientes y compuestos orgánicos para llevar a cabo sus funciones adecuadamente. Los lípidos son un grupo heterogéneo de estos compuestos orgánicos constituidos por carbono, hidrógeno y oxígeno principalmente, y en ocasiones por azufre, nitrógeno y fósforo.
¿Cuál es la función de los lípidos en nuestro cuerpo?
Como hemos mencionado anteriormente, los lípidos son esenciales para que el cuerpo humano funcione correctamente. Además, sus funciones son muy variadas:
- Energética: los triglicéridos proporcionan 9 kcal/g, más del doble de energía que la producida por los glúcidos. Además, pueden acumularse y ser utilizados como material de reserva en las células adiposas.
- Estructural: fosfolípidos y colesterol forman parte de las membranas biológicas.
- Transporte: la grasa dietética es necesaria para el transporte de las vitaminas liposolubles A, D, E y K, así como para su absorción intestinal.
- Reguladora: el colesterol es precursor de compuestos de gran importancia biológica, como hormonas sexuales o suprarrenales y vitamina D que interviene en la regulación del metabolismo de calcio.
¿De dónde vienen los lípidos?
En los alimentos existen fundamentalmente tres tipos de lípidos:
- Grasas o aceites (también llamados triglicéridos o triacilglicéridos).
- Fosfolípidos.
- Ésteres de colesterol, que muestran un componente común: los famosos ácidos grasos.
¿Qué pasa si nuestro nivel de lípidos aumenta demasiado?
Un aumento de lípidos puede ser nocivo para nuestra salud. Si se acumula un alto índice de grasas en nuestro organismo, se produce lo que en los médicos conocen como dislipidemia, una alteración de los niveles normales de lípidos o grasas en sangre. Al tener un exceso de grasa en la sangre se puede acumular y depositar en las arterias poniendo en peligro el flujo de sangre al corazón al obstruirlas y endurecerlas.
Es decir, desarrollar dislipidemias aumenta el riesgo cardiovascular y nos hace más propensos a embolias, infartos y enfermedades cardiacas en general.
A pesar de que su desarrollo puede ser genético o como efecto secundario por la presencia de otras enfermedades, la causa principal de dislipidemias o aumento en el nivel de lípidos es la combinación de factores en nuestro estilo de vida, que son:
- La alimentación. El aumento de lípidos está directamente relacionado con una dieta alta en grasas y carbohidratos.
- Inactividad física y sobrepeso. Aunque esto no significa que estar delgado elimina el riesgo de tener niveles alterados de lípidos.
¿Qué puedo hacer para prevenir el aumento de lípidos?
Existe una serie de recomendaciones que pueden ayudarnos a disminuir nuestro índice de lípidos, o directamente a prevenir que aumenten demasiado. Cuidar nuestra alimentación es esencial, por ello se recomienda vigilar la cantidad, y la calidad, de grasas y carbohidratos consumidos. No se trata de eliminar estos nutrientes de nuestra alimentación, sino de saber qué comer y en qué cantidad.
Por ejemplo, minimizar el consumo de carne roja a máximo dos veces por semana, utilizar métodos de cocción bajos en grasa como al vapor, al horno y a la plancha y evitar el consumo de grasas saturadas, trans y colesterol, son las primeras indicaciones que suelen ofrecer. También se recomienda mantener una dieta rica en fibra mediante granos enteros, frutas y verduras, y consumir omega 3 (presente en salmón, nueces, sardinas, etc.).
Mantener un peso saludable es importante también. Por eso, aparte de cuidar nuestra alimentación, es necesario hacer deporte. Bastaría con hacer 30 minutos de ejercicio diarios.
Y por supuesto, evitar el uso de tabaco y reducir al máximo el consumo de alcohol.