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El impacto conjunto de la fragilidad y de la diabetes alcanza al 40 % de la población mayor de 65 años en España, según ha detallado el jefe de Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario de Toledo (CHT), Francisco José García García, en el XXXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED).
Y es que, tal y como ha detallado, la nutrición inadecuada o el sedentarismo explican, en buena parte, la potente asociación que existe entre la fragilidad, el envejecimiento acelerado y diabetes. Dichos factores de riesgo relacionados con los estilos de vida son el principal nexo de unión entre estos trastornos. Además, comparten vías patogénicas hormonales e inmunológicas comunes.
A nivel hormonal, alteraciones patológicas tales como la resistencia a la insulina o el desequilibrio hormonal con disminución de hormonas anabolizantes son comunes a la diabetes, el envejecimiento acelerado y la fragilidad; a nivel inmunológico, estos tres trastornos también se caracterizan de forma similar por una inflamación crónica, con un incremento de interleukinas y otras proteínas inflamatorias expresadas en múltiples tejidos (cerebro, músculo o arterias).
El impacto conjunto de la fragilidad y de la diabetes alcanza al 40 % de la población mayor de 65 años. Además, ambas producen un envejecimiento acelerado y gran morbimortalidad, por lo que deberían ser dianas prioritarias para programas de salud pública.
Una "buena noticia", como ha destacado García García, es que la fragilidad es eficazmente prevenible y tratable cuando se hace con personal especializado. Asimismo, en este foro se han dado a conocer datos del 'Estudio Toledo de Envejecimiento Saludable' (ETES), que pone en valor el impacto de la fragilidad en la evolución natural de la diabetes en mayores de 65 años.
"La importancia de la diabetes en estas personas mayores radica en su alto impacto, puesto que alcanza en nuestro estudio al 20 % de esta población, pero también en los efectos del trastorno metabólico a medio y largo plazo", ha aclarado el geriatra del Complejo Hospitalario de Toledo.
Así, la aparición en la historia natural de la diabetes de macro y microangiopatía, el incremento del estrés oxidativo en los tejidos y el depósito de proteína beta amiloide a nivel cerebral facilitan la aparición de enfermedad cerebrovascular clínica y deterioro cognitivo-demencia, cardiopatía isquémica, disfunción muscular con sarcopenia.
Respecto a la disminución de la esperanza de vida que se produce en pacientes diabéticos, está muy mediada por la aparición en su curso clínico de la fragilidad. "En nuestro estudio hemos podido observar que la presencia de diabetes aumentó la mortalidad en 12 años de seguimiento un 50 %, sin embargo, en aquellos diabéticos con criterios de fragilidad la mortalidad se elevó hasta un 470 %", ha destacado el experto.
Actualmente existen varias escalas que evalúan la fragilidad, siendo especialmente recomendables aquellas que se basan en medidas objetivas y que tienen sensibilidad para identificar los cambios clínicos del paciente.
Dada la estrecha vinculación observada entre fragilidad, diabetes y envejecimiento acelerado, la mejor 'solución' pasa por la prevención. Por ello, se aconseja un buen control metabólico e implementar cambios en los estilos de vida referidos a la dieta y, especialmente, a la actividad física.
"Una vez que aparece la fragilidad es necesaria una intervención con entrenamiento físico, con una amplitud e intensidad adecuada prescrita por un graduado en ciencias de la actividad física y del deporte", ha enfatizado.