Si por algo se ha caracterizado 65YMÁS desde el comienzo de su andadura allá por febrero de 2019 es por su contacto directo con vosotros, los lectores. Vuestra voz en el diario está representada a través de diferentes vías, pero, sin duda, las cartas a nuestra directora, Ana Bedia,se han convertido en el vehículo preferido para hacernos llegar vuestras opiniones, preocupaciones, experiencias personales, sugerencias, dudas, denuncias o, en definitiva, cualquier circunstancia que queréis comunicar. Prueba de ella es que en 2023 hemos vuelto a recibir miles de cartas a nuestro buzón virtual.
Las pensiones han vuelto a ser el tema estrella de las cartas recibidas, habiendo detectado mucha inquietud este año, además de por la penalización a las largas carreras de cotización, por el complemento para la reducción de la brecha de género en la pensión. Pero ha habido muchos más asuntos recurrentes en estas misivas. Desde la exclusión financiera y la dificultad para realizar todo tipo de trámites administrativos por culpa de la digitalización, hasta la preocupación por la atención sanitaria o la situación económica, pasando, como no, las residencias de mayores, los viajes del Imserso, quejas relacionadas con servicios (luz, gas, telecomunicaciones...), el edadismo en diferentes ámbitos o la reivindicación de la experiencia y puesta en valor de lo que significa ser mayor.
Vuestras cartas han sido leídas por miles de personas, como así lo atestiguan los numerosos comentarios que tienen muchas de ellas y el hecho de que sea una de las secciones más consultadas del diario.
José María Gómez Claro, Josep Pagès, Germán Gorraiz, Luis Ortiga, Paulino González, Julio Méndez o Joaquín Mañeru, entre otros, han sido algunos de los contribuidores habituales en estas cartas a la directora, pero hay cientos de nombres más –muchos de los cuales que, por desgracia, nunca llegan a ver la luz– que hacen con sus aportaciones un diario mejor. A todos vosotros os agradecemos vuestras cartas y esperamos seguir recibiendo muchas más en este 2024.
Para hacerlo, ya sabes que sólo tienes que entrar en este enlace. En nuestra página web, puedes leer los nuevos escritos publicados en el apartado de Cartas a la directora, dentro de la sección Opinión.
A continuación, y para poner el broche a un año lleno de cartas, reproducimos algunas que sirven como resumen de este 2023:
Cuando la edad pesa más que el currículum
ESPERANZA MAS LLABRÉS
Si te has quedado sin trabajo, acabas de ingresar en el club del desánimo y la desesperación, ya que esta va a ser la sensación que te quedará tras numerosas entrevistas de trabajo. Y si, además, las hojas de tu calendario superan los 55 años, tienes prioridad para convertirte en socio porque te va a costar un esfuerzo titánico obtener un empleo.
Entras en una espiral –a veces, sin retorno– porque eres joven para jubilarte pero viejo para trabajar y sientes como si hubieras dejado de existir en el mundo laboral. Eres invisible para el empresario, cuando en realidad sabes que estás perfectamente cualificada/o y que ahora es cuando más puedes aportar a la sociedad, tanto a nivel de conocimientos como en trayectoria profesional. El cumplimiento de los años no sólo significa hacernos mayores, sino que también aporta nuevas perspectivas y hace que seamos más resolutivos a la hora de tener que lidiar ante situaciones complicadas e imprevistas.
Señoras y señores empresarios, no establezcan la edad como filtro. Contratar a alguien mayor de 55 años, aparte de tener en plantilla a un empleado responsable y con experiencia, supone un factor económico a tener en cuenta, o lo que es lo mismo, la bonificación que conlleva dicha contratación, y ahora más con la entrada de nuevas ayudas.
La edad jamás debería pesar más que el currículum. ¡No nos arranquen el derecho que todos tenemos al trabajo!
Harta de la brecha digital
ISABEL MARTÍN
Estoy harta de la brecha digital y de que nadie nombre una de las principales causas, que no es precisamente la falta de habilidades. Es la razón económica.
Una viuda con una pensión que está entre 800 y 900 euros, que paga una cesta de la compra disparada (eso sí se ahorra 3 o 4 euros mensuales con la rebaja del IVA), luz y gas por las nubes, y que además tiene que pagar aproximadamente 50 euros mensuales de conexión a internet, un móvil de nueva generación para que admita las nuevas app de los bancos (el mío no la admite, pero me niego a comprarme uno nuevo) porque algunos te obligan a descárgate la app por narices. Y además gastarse unos cuantos centenares de euros en un ordenador.
Además las máquinas fallan. Este enero me robaron el monedero y con él la tarjeta bancaria. Intente sacar dinero del cajero con la opción de sacar sin tarjeta ni libreta. Siempre me decía que la clave o usuario eran incorrectas. Cuando no era cierto.
En algunas páginas webs de bancos o de entidades estatales tienes que estar una hora hasta encontrar lo que buscas.
Otros sitios ya te dan la opción de hablar con una persona, pero como lo que quieras preguntar no sea algo que la máquina tenga en la lista, vas apañado. Aún recuerdo cierta vez que tras intentar preguntar algo en mi proveedor de línea móvil, tras media hora de innumerables llamadas y harta de "lo siento, no le hemos entendido", tuve que decir que me habían robado el móvil para que me pasaran con una persona y así le pude consultar mi problema. En 5 minutos lo había solucionado.
Una máquina es posible que pueda hacer el trabajo de un humano pero tardará el triple que el humano.
Según mi opinión, la digitalización debería ser una opción, no una obligación y la digitalización está para hacer la vida más fácil a sus usuarios, no más difícil.
Un reconocimiento a esas mujeres mayores invisibles
JOSÉ MARÍA GÓMEZ CLARO
Acabamos de celebrar otro 8M, Día de la Mujer: trabajadora, en paro, estudiante, feminista, precarizada… pero también de las mujeres mayores: abuelas, madres, tías, medio pensionistas, sufridoras de un régimen que las condenó a sacar adelante unas generaciones en condiciones económicas muy difíciles, sin libertades ni derecho a protestar, con la pata quebrada en casa, sufriendo en sus manos y rodillas el castigo de lavar y fregar, renunciando a su propia identidad.
Por eso es importante que reivindiquemos a las mujeres mayores, muchas con pensiones mínimas, otras con no contributivas por falta de reconocimiento a su trabajo y tambien las viudas, que cuando se les muere la pareja parece que dejan de gastar en luz, comida y ropa; por eso ven sus ingresos reducidos a la mitad, como si no tuvieran hijos y nietos a quien darles de comer y salir a tomar un café con las amigas e ir de vacaciones, al menos con el Imserso.
No podemos olvidar a millones de mujeres que han contribuido a levantar este país, construir una democracia, dar estudios, con gran sacrificio personal, a sus descendientes por un futuro distinto al suyo. Son las auténticas heroínas de esa España profunda que no sale en los programas de entretenimiento ni en la historia oficial, como si siempre utilizaran el ganchillo y la calceta para esconderse.
Pedimos un reconocimiento explícito a esas mujeres mayores invisibles, pero siempre presentes en nuestras vidas, aunque hayan muerto.
Nuestra voz: carta abierta a Fernando Ónega
JULIO MÉNDEZ MENÉNDEZ DE LLANO
Distinguido presidente de 65YMÁS:
Tiene usted en ese periódico, nuestra principal fuente de información diaria, un equipo de lujo.
Conoce perfectamente que los jubilados tenemos muchos frentes a los que prestar nuestra atención y esfuerzos. Muchos más de los que podemos atender. La banca, la sanidad, las Administraciones, un sector social que nos aparta, las residencias de mayores, las dificultades de movimiento en las ciudades, etc., etc.
Sigo, más o menos, su frenética actividad en esos encuentros con empresarios, políticos, agentes sociales, plataformas… Reuniones, conferencias, congresos y todo aquello que le de la posibilidad de participar en ese loable objetivo de dar voz a quienes somos medio invisibles.
Lo cierto es que tenemos acumulada mucha experiencia y conocimientos que están siendo desaprovechados. Y también es verdad que muchos de nosotros, muchísimos, estaríamos encantados de poder prestar algún servicio a esa sociedad de la que formamos parte y a la que hemos dedicado una buena parte de nuestra vida. Pero no podemos, no nos dejan participar, nos alejan, no nos escuchan.
Por favor, Fernando Ónega, sigue en esa línea, sin desmayo, tienes detrás el ánimo de muchos miles de seguidores. Es imprescindible tu lucha, que es la nuestra, mientras tengamos fuerza para ello. Necesitamos defender nuestra dignidad, nuestros derechos y los frutos del trabajo de toda una vida.
Y recuerda que en Lugo, tu Lugo, tu ciudad, tienes pendiente de recibir un pequeño homenaje de los mayores. Cuando quieras, cuando puedas.
Un fuerte abrazo, amigo.
Mi madre, engañada por el banco
MÓNICA GÓMEZ GONZÁLEZ
Dolores, mi madre, tiene actualmente 79 años y es clienta de un conocido banco. Hace un tiempo le venció el depósito a plazo fijo en el que tenía sus ahorros y cuando fue a contratar otro a la misma entidad (ellos mismos la llamaron para avisarla), le dijeron que ya no existían los depósitos a plazo fijo como tal. En su lugar, le ofrecían unos depósitos combinados que –según ellos– básicamente eran lo mismo. La gestora del banco le dijo que como mucho podría perder unos céntimos y, a pesar de que Dolores reiteró que quería un plazo fijo y que no entendía muy bien que pudiera perder unos céntimos en un producto del banco “similar a un plazo fijo”, la agente siguió presionándola hasta que Dolores firmó.
Ahora nos encontramos con que ha firmado unas inversiones (depósito combinado) de la mitad de sus ahorros en Bonos del Estado (creemos que españoles e italianos) y la otra mitad directamente en Bolsa. En el contrato se habla de acciones, materias primas, etc, pero no tenemos ni idea de en qué tipo de acciones en concreto están los ahorros de toda su vida, algo que tampoco aclaró la gestora cuando fui a hacer la reclamación, aunque le pregunté explícitamente por ello.
Por otra parte, para este tipo de producto el banco tiene que realizar al cliente un test de idoneidad que a mi madre no le hicieron. Además, han hecho constar en este documento que mi madre tiene “estudios primarios o EGB”, cosa que no es cierta, puesto que no llegó a ir a la escuela ni un curso entero en su vida. Por descontado a ella no la han informado de absolutamente nada, ni de acciones, ni inversión, ni test de idoneidad… Simplemente le dieron una tablet donde firmar y se limitaron a insistir hasta que firmó.
Hemos puesto una reclamación al banco y estamos esperando a que nos contesten con una resolución. También nos estamos informando en una abogada para ver si podemos denunciar al banco por mala praxis, contrato de consentimiento viciado o la figura legal que ella determine.
Cuento esta historia con el objetivo de encontrar a otras personas que hayan podido verse afectadas por esta práctica de abuso a personas mayores.
Los precios y lo inexplicable
JOSEP PAGÈS MARTÍ
Celebro en un restaurante el cumpleaños de un familiar. Los primeros platos que hace un año apenas costaban 10 euros ahora marcan 20 o más. Acudo a unos almacenes a comprar una tumbona que el pasado verano valían 17 euros y hoy piden 47 euros. De la luz no hace falta que hablemos y de la cesta de la compra tampoco, todo cuesta el doble. Viajar con los actuales precios de los aviones es casi imposible
Tengo la sensación de que estamos reviviendo el momento en el que pasamos de la peseta al euro, es decir, de un café de 100 pesetas al de 1 euro (166,386 pesetas). Entonces aquello tenía un motivo económico justificado, equipararnos para tener una moneda única en los países de la Unión Europea, pero ahora obedece a una lamentable cuestión bélica, que algún día debería acabar, aunque sus consecuencias me temo quedarán injustificadamente para siempre.
Y en este marasmo de incertidumbre, de desempleo, pensionistas, de familias que no llegan y de un país endeudado hasta lo imposible, resulta que los restaurantes están llenos, no paran de salir aviones con destino a países exóticos y al llegar la Semana Santa las ciudades quedan vacías, incluso antes de que empiecen las fiestas. Si ustedes lo entienden, yo no.
Mi madre de 78 años va a dormir en la calle y a nadie le importa
DAVID CARRETERO
A mi familia y a mí nos están desahuciando de nuestra casa de toda la vida porque el titular del contrato, mi padre, sufrió un infarto cerebral y se vio obligado a irse a una residencia de mayores. Ya no puede moverse, hablar ni comer, siendo alimentado por sonda.
Dado que mi madre no figura en el contrato, a pesar de que ya había una unidad familiar en el momento de la firma, la respuesta de la inmobiliaria ha sido brutal, terrible, inhumana: los “ignorados ocupantes” deben abandonar la vivienda. Tras casi cien años en la casa, sin deber ningún dinero, sin crear un solo problema, estos seres sin moral, que en ningún momento se han interesado por nuestra situación, sin preguntar cómo quedamos, si podremos salir adelante, nos sacan a patadas de la casa diciendo que “no ha quedado más remedio”.
En esta casa de la que estos sujetos llenos de maldad nos quieren echar he pasado toda mi vida. Allí crecí. Allí vi morir a mi hermano cuando se tiró por la ventana, víctima de las drogas. Allí pensé que podría pasar los próximos años con alguna tranquilidad. La inmobiliaria tiene otros planes. Con un capital de tres millones en el banco, no les parece suficiente. Quieren más, y si el precio es destruir la vida de una familia ya muy dañada, se hará. Si hay que poner a ancianos sin recursos a dormir en la calle, adelante. Todo es válido para que el rico sea más rico.
Mi madre cuenta con una pensión mínima y yo con ingresos muy reducidos. A los dos días de cobrar nos quedan 200 euros para pasar el mes, una cantidad muy lejana para pagar un alquiler en otra parte.
He acudido a todas las instituciones posibles y a nadie le importa lo más mínimo que una persona de 78 años se vea condenada a vivir en la calle. La insolidaridad y desapego que he encontrado en la gente me horrorizan. Incluso los servicios sociales nos dijeron que “podían ubicar a mi madre en un albergue con drogadictos”.
No quiero ver a mi madre entre cartones. No lo merece. Ya sufrió lo incontable el ver a mi hermano en su charco de sangre en la calle.
Ni una sola institución benéfica, ni un famoso con recursos de los que he escrito nos ha ayudado. Nadie nos facilita el acceso a una vivienda. La calle nos espera. La sociedad lo permite.
Que dios los perdone, porque yo no lo haré.
Entre la espada y la pared: muy viejo para trabajar y muy joven para jubilarte
LUIS FERMÍN LÓPEZ
Hoy es mi cumpleaños. Cumplo 74 y, tal día como hoy hace exactamente 13 años, solicité mi jubilación anticipada, involuntaria, al estar incluido en un ERE en el año 2007, preludio de la última gran crisis económica mundial.
Después de innumerables intentos de encontrar trabajo entre los años 2007 y 2010 en diferentes sectores, siempre recibía la misma respuesta –“perfil no adecuado”– lo que me llevó a un gran desasosiego, dudando de mis capacidades y profesionalidad desarrollada a lo largo de más de 42 años cotizando a la Seguridad Social en diferentes empresas, interrumpidos únicamente por mi incorporación al Servicio Militar, obligatorio en aquellos años.
Esta circunstancia me empujó a “modificar mi edad”, consignando una edad de 45 años en lugar de los 61 cumplidos, que tenía en el currículum presentado a una empresa que solicitaba un comercial con una característica muy frecuente en casi todas las ofertas de trabajo: “Abstenerse mayores de 45 años”.
Oh, casualidad, a los pocos días recibo una llamada del departamento de selección de personal de dicha empresa, y después de una hora de entrevista telefónica, resultó que yo era un fenómeno, y me daban una cita, para la siguiente semana en un hotel de mi ciudad para tener la entrevista presencial, junto con otros candidatos, para hacer la selección definitiva.
Antes de despedirnos, le comuniqué a mi interlocutor que en el currículum que había enviado había un dato que no se correspondía con la realidad. A su pregunta de "¿se equivocó usted en algo?" mi respuesta fue contundente y le expliqué el porqué del cambio en el dato de la edad. A continuación me informó de que la política de la empresa no permitía admitir a personas de edad superior a lo prescrito. Le indiqué entonces que cuanto de importante eran los años, que había tenido delante suyo todo el rato de la entrevista mi fotografía actualizada, y al parecer no me encontraba discordante con la edad consignada de 45 años.
Atendiendo al carácter contributivo de nuestro sistema de Seguridad Social y considerando razones de equidad y solidaridad, es difícil entender que, por ejemplo, un trabajador con 30 años de cotización que acceda a la jubilación a la edad legalmente prevista, en aquel momento de 65 años, cobre el 90% de su base reguladora, y otro, con más de 40 años cotizados, más el Servicio Militar obligatorio entonces, y que anticipe forzosamente su jubilación, pueda cobrar de por vida un 76% de esa base.
A ver si es verdad que en un futuro próximo tengamos buenas noticias desde Europa y se nos reponga de la injusta aplicación de los coeficientes reductores a los que tenemos largos periodos de cotización.
Muchas gracias por la labor que hacen y les saludo muy atentamente.
Pedir ayuda es el acto más valiente
MARTA NAVARRO TORREGROSA
Quiero hablar sobre la importancia de acudir a un psicólogo. A menudo, tendemos a ignorar nuestras necesidades emocionales y mentales, pero la verdad es que nuestra salud mental es tan importante como nuestra salud física.
La vida puede ser abrumadora. Todos nos enfrentamos a desafíos y problemas en algún momento u otro, ya sea en nuestras relaciones personales, nuestro trabajo o simplemente lidiando con nuestros propios pensamientos y emociones. A veces, podemos gestionar estos desafíos por nuestra cuenta, pero otras veces, necesitamos ayuda externa.
Un psicólogo es un profesional capacitado para ayudarnos a comprender y manejar mejor nuestras emociones y pensamientos. Pueden ofrecernos una perspectiva diferente, ayudarnos a identificar patrones de pensamiento o comportamiento poco saludables y enseñarnos habilidades para lidiar con el estrés, la ansiedad y la depresión.
Además, la terapia no es solo para personas con problemas mentales graves. Cualquier persona puede beneficiarse de hablar con un profesional capacitado. En un entorno seguro y confidencial.
No hay nada de malo en pedir ayuda. De hecho, puede ser un acto valiente y sabio y puede llegar a ser una de las mejores decisiones que hayas tomado para tu salud y bienestar a largo plazo.
En resumen, acudir a un psicólogo no es una señal de debilidad, sino un paso valiente y saludable hacia el autocuidado.
Maltrato y abuso a las personas mayores
JULIO MÉNDEZ MENÉNDEZ DE LLANO
Casi cada día nos enteramos del maltrato y violencia contra mujeres y niños, abusos sexuales y violaciones grupales, en muchos casos siendo sus violadores menores de 14 años e intocables como consecuencia de nuestras leyes. O quienes producen tocamientos a niños. Degenerados, canallas, inmorales, asesinos, y muchas más cosas.
Pero muy poco se sabe, o muy poco se dice, de los abusos y el maltrato a las personas mayores. En ocasiones en el seno de las familias, en donde se maltrata física o verbalmente a personas mayores que no tienen recursos para defenderse o escapar de esa situación o que únicamente se atienden mínimamente, para aprovecharse de su pensión mensual.
En otras ocasiones, los abusos y el maltrato se da en algunos centros de día o residencias. Falta de higiene, alimentación insuficiente y de muy baja calidad, sedación para que no molesten… Y también en otras entidades o instituciones.
Abusa también una parte considerable de la banca y distintas Administraciones en esos casos que se dan cada día por las dificultades para realizar trámites en algunas instituciones o, por ejemplo, al obligar a que muchas personas mayores e indefensas tengan que utilizar los cajeros bancarios en plena calle, esperando una cola, haga frío o calor, con el peligro de ser robados, o que puedan tener notables dificultades para ser atendidos presencialmente, o que se diga que van a desaparecer las libretas donde controlan su dinero quienes no tienen acceso a las tecnologías actuales o que para cualquier trámite administrativo hayan de hacerlo a través de un gestor…
Y maltrato y abuso también es la soledad no deseada, el abandono de los mayores por parte de sus familiares. En sus domicilios o fuera de ellos. Y esta fórmula inhumana es mucho más frecuente de lo que pueda parecer.
Esas mismas circunstancias son las que sufren las personas mayores ante varios sectores de la sociedad.
"Una carga económica inaguantable, personas que no aportan nada a la sociedad”, “colectivo que se lleva un dinero que podría ser utilizado en la ayuda a personas más jóvenes”… Estas y otras opiniones que contienen falta de respeto y desprecio se escuchan como un mantra que va calando en la sociedad.
¿Este es el futuro para las actuales y futuras personas mayores?
¿Quo nos ire?
Jubilación anticipada y 'La vida de Brian'
LUIS ORTIGA GIMÉNEZ
Acabo de ver por enésima vez una de mis películas preferidas: La vida de Brian, de los fabulosos Monty Python. Viendo una de sus escenas más delirantes no he podido evitar pensar en cómo hubiera sido el diálogo teniendo como protagonistas a políticos (de todos los colores) y un miembro imaginario de la asociación ASJUBI40. Sería algo así como lo siguiente:
ASJUBI40: Nuestro colectivo de personas jubiladas de forma anticipada con largas carreras de cotización sufre discriminación respecto de otros colectivos al estar penalizados de por vida por una reducción en la pensión.
Político: No me consta. Dígame un solo caso en el que haya discriminación con otros colectivos en relación con la jubilación anticipada.
ASJUB40: Por ejemplo, con las clases pasivas del Estado, las cuales se pueden jubilar a los 60 años con 35 años cotizados y pensión sin reducción alguna.
Político: De acuerdo, pero dígame si existe un solo caso más.
ASJUBI40: La policía local y autonómica, que se puede jubilar con 59/60 años, con 35 de servicio y pensión íntegra.
Político: De acuerdo, pero aparte de clases pasivas del Estado, policía local y policía autonómica, dígame un solo caso más de discriminación.
ASJUBI40: Pues también otros colectivos englobados en los denominados “regímenes especiales”, como taurinos, artistas, etc. y que de acuerdo con las estadísticas oficiales de accidentes de trabajo no justifican en absoluto que se trate de trabajos especialmente peligrosos y tóxicos.
Político: De acuerdo, pero dígame un solo caso más de discriminación aparte de clases pasivas del Estado, policía local y autonómica, taurinos, artistas y otros colectivos integrados en los regímenes especiales que ciertamente tienen índices de accidentes inferiores a la construcción, transporte, industria, etc.
ASJUBI40: Pues otro ejemplo de discriminación es con el propio RGSS ya que 37 años y 9 meses cotizados garantizan pensión íntegra en jubilación a los 65 años.
Político: De acuerdo, de acuerdo, pero aparte de la discriminación respecto a las clases pasivas del Estado, regímenes especiales (policías locales, policía autonómica, taurinos, artistas, etc.) y con el propio RGSS, dígame si hay alguna otro aspecto que consideren discriminatorio con su colectivo.
ASJUBI40: Pues por ejemplo el aplicar los “derechos adquiridos” para justificar que la nueva legislación sobre jubilación anticipada solo afecta al RGSS y Autónomos, pero no a clases pasivas del Estado ni a los “regímenes especiales”. Es decir, los cambios de legislación (pérdida de derechos) solo afecta a RGSS y Autónomos. Esto es un claro ejemplo de discriminación y corporativismo.
Político: De acuerdo, pero aparte de los derechos adquiridos que generan discriminación, ¿hay algo más por lo que se sienta maltratado por los partidos políticos y sindicatos?
ASJUBI40: Pues sí. Hasta 16 Parlamentos Autonómicos, Congreso, Senado y diversas Diputaciones y Ayuntamientos han aprobado Proposiciones no de Ley y Mociones defendiendo la reivindicación de ASJUBI40. A pesar de ello, a la hora de la verdad nos habéis abandonado y traicionado. Lo mismo que el Sindicato UGT y los miembros de la Comisión del Pacto de Toledo, todos ellos aseguraban su apoyo, pero nos mintieron. Entre todos habéis prostituido el significado del principio fundamental de contributividad que emana de las recomendaciones del Pacto de Toledo, el cual indica que el esfuerzo –años de cotización– debe tener relación de equilibrio con la prestación –pensión–.
Político (escapándosele la risa y dando una palmada en la espalda a ASJUBI40): Tomo nota de su enojo que entiendo y comparto y le aseguro que puede confiar totalmente en nuestro partido. En el supuesto que existiera alguna prueba adicional de discriminación hacia su colectivo, no dude que haremos todo lo posible para solucionar esta manifiesta injusticia. ¡Ah! y sobre todo en las próximas elecciones no olvide depositar en la urna nuestra papeleta. Entre todos haremos crecer nuestro país en justicia y equidad. Nunca les defraudaremos. Solucionar las injusticias es nuestra razón de ser.
La escena finaliza viendo al político alejarse con el rostro desencajado por las carcajadas y diciendo “le he vuelto a engañar, le he vuelto a engañar” y al miembro de ASJUBI40 alejarse con la decisión firme de defender sus derechos ante las instituciones europeas debido al abandono vergonzante sufrido en España. Por el camino recuerda otras injusticias cometidas con el colectivo de pensionistas que tuvieron que ser resueltas por el Tribunal de Justicia Europeo y por el Tribunal Supremo de España, ante la vergüenza y humillación de las autoridades españolas:
1. Incorrecto cálculo de la pensión en trabajadores a tiempo parcial.
2. Incorrecto cálculo de la pensión en jubilación anticipada en trabajadores que han trabajado parte de su vida en otros países de la Comunidad Europea.
3. Discriminación en el complemento de paternidad en personas jubiladas entre 2016 y 2021.
4. Jubilados de banca que empezaron a trabajar antes de 1979. Exención fiscal de parte de su pensión.
Si alguien no hubiera “movido” esas injusticias e inequidades citadas anteriormente ante las instituciones europeas los pensionistas afectados verían que sufrirían una reducción injusta en su pensión ya para toda su vida. Por eso lucha ASJUBI40 en Europa. Para evitar que continue el robo a sus derechos.
Mientras tanto, se oye una voz en off que informa acerca del contexto en el que se desarrolla esta injusticia: “España es el país de la Unión Europea con mayor paro entre mayores de 55 años y con mayor número de desempleados de larga duración”.
“España es el único país de su entorno geográfico y social que no tiene establecido un número de años de cotización que asegure la jubilación anticipada con pensión íntegra (sin reducción alguna). Sin embargo, Francia, Italia, Grecia, Luxemburgo, Bélgica, Portugal, Alemania, etc. si respetan a las personas con largas carreras de cotización”.
La verdad es que la realidad supera a la ficción. Escrivá ha superado a Monty Python.
El coste de un vuelo para los mayores
JOSEP PAGÈS MARTÍ
Conocido es lo incómodo y molesto que resulta viajar en avión, especialmente para las personas mayores. Largas colas para el check-in, los controles, el embarque y una vez dentro asientos estrechos que dificulta aún más la movilidad.
Si quieres evitar parte de este fastidio, las compañías ofrecen tarifas especiales que lo hacen algo más cómodo, pero que encarecen muchísimo el coste del vuelo. Así, por ejemplo, un billete normal de ida y vuelta a Tenerife desde Barcelona cuesta 120 euros, pero contratando la citada tarifa con seguro de cancelación, importante a estas edades, poder facturar una maleta mediana y elegir asiento algo más espacioso, cosa prácticamente imprescindible para los mayores y vuelos largos, asciende a 457,22 euros . Me pregunto: ¿es eso lógico?, ¿los mayores no deberían tener un mejor trato, sin tan elevado precio?
Cosas de mayores: discriminación en todas partes
JOSE MARÍA GÓMEZ CLARO
Pues sí. ¿O quizá no?
Es esta una opinión de lo que ocurre con las personas mayores, que es lo mismo que os puede pasar a quienes sois más jóvenes en cuanto obtengáis la licenciatura laboral.
Pues sí. Las personas mayores están –estamos– en plena discriminación en diferentes grados, dependiendo del origen de la misma. Política, social, económica…
Pues sí. Nos discrimina la banca a pesar de que en su propaganda se dice lo contrario.
No importa que abran hasta las 14 horas. Porque, si no eres su cliente, únicamente te atienden antes de las 11 de la mañana. Y si quieres hacer una transferencia, por ejemplo, presencial, te limitan un par de días a la semana, siempre antes de las 11 de la mañana. Y cobran comisiones.
No importa que abran hasta las 14 horas. Porque hay pocos empleados, muy pocos, para atender al público. Porque en muchas oficinas no hay ni una silla para sentarse un momento. Porque si eres mayor y estás en una cola, aunque en teoría tengas preferencia, nadie viene a sacarte de la cola para atenderte; entre otras cosas porque nadie del banco está pendiente de ello.
No importa que abran hasta las 14 horas. Si no te entiendes con los cajeros, cada día se ponen más trabas por parte del banco para atenderte en la ventanilla. Y, además, ya te están avisando que la atención presencial en caja va a estar limitada cada mes, porque después de ese “cupo” te cobrarán por ir a sacar tu dinero, por ejemplo.
No importa que abran hasta las 14 horas. Porque en las ciudades ya se cerraron muchos cajeros, pero en la zona rural ha sido escandaloso. Y hay que desplazarse para ir a un cajero. En coche. Y mucho más en Galicia, donde hay muchos miles de núcleos de población. Sí, sí. Muchos miles. ¿Por qué? Porque la distribución geográfica es proporcional a la idiosincrasia de los pueblos. Por eso.
Pues sí, también nos discriminan las distintas Administraciones: local, provincial, autonómica o del Estado. Eso lo sabemos todos muy bien. Sobre todo aquellos que tienen que recurrir a pagar a un gestor para tramitar muchas cosas. Algunos organismos están especialmente lejanos para los ciudadanos en general y a las personas mayores en particular, por ejemplo, las Agencias Tributarias y el INSS. ¿O estoy equivocado?
En ambos lugares un vigilante o guardia de seguridad te cierra la puerta y te invita a pedir cita previa. Ahora llama a esos organismos, con mucha paciencia para que te respondan y después trata de hacerte entender y de descifrar las respuestas.
¿O esas cosas únicamente me pasan a mí?
Pues sí, y nos discrimina un amplio sector de la sociedad. ¿Suena raro?
Pruebe usted a caminar despacio por una calle, apoyado en un bastón, o a subir o bajar unas escaleras con la lentitud que requieren los años. De una u otra forma sabrá que estorba…
Pruebe usted a que le dejen asiento en el transporte público, en muchas ocasiones ocupado por niños a los que sus mamás no enseñan el comportamiento que se espera en una sociedad. Y no tan niños. O jóvenes mirando sus móviles, que no levantan la vista. Ojos que no ven…
¿Y cuando los coches aparcan en los lugares reservados para el transporte público? El bus no puede acercarse a la acera y las personas con dificultad de movimientos han de bajar a la calzada. Y hay una diferencia de la acera a la calzada. Para algunas personas, mucha diferencia.
Pruebe usted a caminar por su derecha en las aceras de su ciudad…
Y así hasta el infinito. Pues esas son formas de discriminación.
Pues sí. No voy a hacer este mensaje más largo. Creo que se entiende. Esos valores, todas esas normas o costumbres sociales, que se han visto reducidas y casi desaparecidas, terminaremos por perderlas. Y nadie tiene la culpa. Sólo nosotros, los mayores. Por no defenderlos.
Pues sí. Nos sigue faltando la unión de verdad, sin banderas, sin ideologías, sin “grupitos”…
Pues sí. Nos falta decisión. Salir un rato de la vida cómoda y hacer algo con y por los demás. Un poco. Sólo un poco.
Pues no, no es por falta de preparación de muchísimos jubilados.
¿Cómo se puede movilizar a las personas mayores?
¿Damos las batallas por perdidas?
¿De verdad es posible?
Maltratado por mi banco
JULIO MÉNDEZ MENÉNDEZ DE LLANO
Le voy a contar una historia real que conocí la semana pasada:
"Me llamo Manuel. Nací a principios de los cuarenta. Cuando tenía 22 años me casé y nos fuimos a trabajar los dos al País Vasco. Cinco años después, de allí fuimos a Cataluña. Trabajamos muy duro. Tuvimos tres hijos que salieron adelante con mucho esfuerzo. Compramos un pisito para los cinco que se fue vaciando, poco a poco, a medida que se fueron independizando los chicos. Y pudimos ir guardando unas pesetas para el futuro. Cuando nos jubilamos decidimos vender aquel piso y regresar a Galicia, que es nuestra tierra. Había mucha morriña.
Vivo en una aldea, la de mis padres, en un pequeño ayuntamiento de la provincia de Lugo. Hace poco me quedé viudo. Aparte de la soledad que sufro cada día, se me ha caído una losa encima, ya que mi mujer era quien llevaba la economía de la casa y quien velaba y controlaba el gasto.
Toda la vida hemos tenido nuestro dinero en la caja de ahorros, que ahora es un banco. Cada quince días voy al banco, me meten la libreta en una máquina y al momento se cómo andan mis cuentas. Para ir al banco ahora tengo que ir en coche, porque la oficina que teníamos hasta hace poco la cerraron. Yo no conduzco. He de esperar al coche de línea o que algún vecino me lleve.
Y ahora me dicen que mi libreta ya no va a servir, que tengo que usar el cajero. Pero oiga, que yo no se de esas cosas… Y voy a la ventanilla y me dicen que cada vez que vaya allí me van a cobrar y si pido un extracto de mi cuenta, también me van a cobrar. O sea, me van a cobrar por meter mi dinero, por sacar mi dinero y por controlar mi dinero.
Estoy desolado y me siento maltratado. Y no tengo a donde acudir. Mi futuro es estar a las órdenes del banco que ahora resulta que es quien me cobra por todo. Y no sienten vergüenza y, además, parece que nos están haciendo un favor…"
Esta y miles de historias parecidas son las que se viven cada día. En la banca, en los ayuntamientos, en las diputaciones, en el Gobierno autonómico, en la Agencia Tributaria, en el INSS, en las empresas que nos suministran energía, las de telefonía…
Y ese abuso, ese maltrato, se asienta, se consolida y decide por los ciudadanos.
Estamos indefensos y todos nos preguntamos: ¿a nadie le preocupa?, ¿nadie intenta resolverlo?
La pérdida de alguien que queremos
AINARA CUELLAR PRIETO
¿Nos da miedo la muerte o la ausencia de esta?
¿Nos hace egoístas querer que nuestra gente no muera?
La muerte, en su esencia, es un proceso natural e ineludible que todos enfrentamos. Sin embargo, nuestro miedo a ella a menudo nos lleva a cuestionar si es moral o egoísta desear que nuestros seres queridos no mueran.
Por un lado, nuestro deseo de que nuestros seres queridos vivan más tiempo es una manifestación de nuestro amor y aprecio por ellos. Queremos seguir compartiendo momentos, experiencias y afecto con ellos. En esta perspectiva, nuestro deseo de evitar la muerte no es egoísmo, sino un reflejo de nuestro amor y apego a las personas que forman parte de nuestras vidas.
Sin embargo, la muerte es una parte intrínseca del ciclo de la vida, y desear que nuestros seres queridos no mueran puede entrar en conflicto con el proceso natural y la inevitabilidad de la muerte. Aquí surge la cuestión de si nuestro temor a la ausencia es en realidad un temor a enfrentar la realidad de la mortalidad, tanto la nuestra como la de quienes amamos. ¿Es egoísmo tratar de evitar lo inevitable? ¿Es esta aspiración una manifestación de egoísmo o, en cambio, una expresión genuina de amor y aprecio?
La aceptación de la muerte como una parte inherente de la existencia humana es un signo de madurez emocional y espiritual. Aprender a lidiar con la pérdida y la ausencia, aunque sea doloroso, puede ser una parte importante del crecimiento personal y moral. Pero nadie te puede explicar lo que es, nadie te avisa, no hay manera de preparar la ausencia. De repente, de un día para el otro, hay una ausencia, familias rotas, corazones tristes, y un baúl lleno de recuerdos que no sabes si quieres recordar.
La injusticia y discriminación que sufren más de 800.000 jubilados en España
RAMÓN ROJAS GARCÍA
Por favor, da difusión en tus redes sociales a este mensaje si estás de acuerdo con el contenido. No es ofensivo para nadie. Solo es la reivindicación de más de 800.000 personas jubiladas en este país ante una situación que consideran injusta. Si opinas lo mismo, tu apoyo nos ayudará mucho. Si no lo ves justo ni merecedor de difusión, respetamos tu postura. Sea cual sea tu decisión, muchas gracias por dedicarnos unos minutos.
Me dirijo a la gente joven de este país. Imagínate que llegas, por poner un ejemplo, a los 61 años y, con mucha suerte, con una vida laboral a tus espaldas de más de cuarenta años. Pero por circunstancias de la empresa donde trabajas no te puedan pagar y te mandan al paro.
Imagínate que te pones a buscar trabajo y a enviar curriculums hasta aburrirte, porque a esa edad es muy difícil que nadie quiera contratarte. Imagínate que agotas el paro y tienes que subsistir con el subsidio, que no llega ni a los 500 euros mensuales. Pero claro, con eso no te alcanza para llegar a fin de mes y tienes que ir echando mano a los pocos ahorros que fuiste capaz de juntar mientras trabajabas. Así, un mes tras otro, hasta que ya se agota este recurso.
Gracias a tu larga carrera laboral tienes la opción de jubilarte cuatro años antes de la edad que te pertenece. Sobrepasas con creces los años mínimos exigidos para tener derecho a tu pensión. Y piensas que tu salvavidas es agarrarte a este derecho que te ganaste a pulso con muchos años de trabajo para salir de la penosa situación anímica y económica en la que te encuentras. Solicitas tu jubilación anticipada para vivir medio decentemente los años que te quedan de vida... Pero, amigo, lo que no te imaginas es que de tu pensión te han quitado un 24% (casi una cuarta parte ) por haberte jubilado cuatro años antes de la edad que te correspondía. Sin tener en cuenta que sobrepasas de largo los años de cotización exigida para cobrar el cien por cien de la pensión que te corresponda si tienes la suerte de llegar trabajando a la edad exigida.
Imagínate que habrá gente que, por fortuna para ellos, llegarán a su edad de jubilación y podrán cobrar el cien por cien de su pensión y que lo habrán conseguido con bastantes menos años cotizados que tú. Y para más inri, la penalización que a ti te han aplicado es de por vida. No se limita a ser aplicada solo para los años que has adelantado tu jubilación.
¿Lo verías justo si te pasara? Pues está injusticia y discriminación la están viviendo miles y miles de personas que perdieron su trabajo y no pudieron reincorporarse al mercado laboral después de haber cotizado más de 40 años, contribuyendo así al bienestar y los logros y mejoras alcanzados en este país. Ahora, estas personas son ignoradas en su justa reivindicación por partidos políticos, sindicatos, medios de comunicación y la sociedad en general. Pero te digo una cosa: nadie está libre de caer en esta situación. Y espero que no te tengas que ver nunca en una tesitura como la que te he invitado a imaginar, pero que la viven realmente más de 800.000 personas en España.
Por eso te pido tu solidaridad y empatía con nuestra causa, que no es otra que conseguir que se eliminen los porcentajes reductores que se aplican como penalización de por vida a las jubilaciones con más de 40 cotizados.
Los mayores necesitamos también un Ministerio
CARLOS SAN JUAN
Estoy convencido de que a muchos españoles, sobre todo a los que edadistamente siguen llamándonos viejos, les ha sorprendido como a mí la creación de un nuevo Ministerio de Infancia y Juventud, y que, sin embargo, casi ya diez millones que formamos una generación nueva y activa, las personas mayores, no lo tenga como lo tienen ya cada vez más países.
Celebro que los problemas de los niños y los jóvenes se reconozcan y se les designe esta importante representación, pero no entiendo y me duele que la soledad no deseada, la falta de residencias adecuadas, la dependencia, el riesgo de pobreza y exclusión social, la atención domiciliaria, la falta alarmante de geriatras y un amplísimo etc. no hayan provocado la sensibilidad que debería tener un gobierno progresista y que sigamos discriminados por no tener la representación que merecemos: un Ministerio de Personas Mayores y, en el caso de mi comunidad, la Comunidad Valenciana, una Consellería de Mayores.
Sobre el autor:
Raúl Arias
Raúl Arias es periodista especializado en Política, Economía y Sociedad. Licenciado en la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado en diferentes medios de tirada nacional, siempre pegado a la actualidad.