La actriz coruñesa Berta Ojea (@bertaojea) tiene una trayectoria tan larga como versátil en teatro, cine y televisión. Ha trabajado con directores como Benito Zambrano, Alex de la Iglesia, Guillermo del Toro, Miguel Bardem o Javier Fesser con quien interpretó el personaje de Ofelia en la adaptación cinematográfica de Mortadelo y Filemón. Premiada en teatro por su interpretación en Un espíritu burlón y en televisión por su trabajo en La Señora, Ojea es además, Secretaria de Igualdad de la Unión de Actores y Actrices de España y aprovechando el Día Internacional de la Mujer hemos querido hablar con ella sobre el papel de las actrices este 8 de marzo porque las mujeres del audiovisual y las artes escénicas tienen menos papeles protagónicos que los hombres, cobran menos que sus compañeros actores por el mismo papel y a partir de los 35 años, cuando dejan de ser deseables, pasan a un segundo plano y quedan en la sombra de la ficción.
PREGUNTA: ¿Cómo se puede luchar contra esta lacra de los estereotipos en el audiovisual?
RESPUESTA: Creo que esto es algo sencillo, si las productoras que tienen el poder de las producciones, como son ahora las televisiones, salen de ese esquema ideológico y antiguo como es el que las mujeres viven para buscar el amor romántico. Eso ya no es así, hace mucho tiempo que eso no es así, las mujeres dirigen países, presiden organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), etc. Además, las mujeres tienen una vida larga y rica, porque uno de los países más poderosos del mundo está presidido desde hace tiempo por una mujer, Ángela Merkel. Entonces, las historias del audiovisual pasan por mirar a la realidad, ya que entendemos que el audiovisual es un negocio y, hablando desde esa perspectiva de negocio, las mayores consumidoras de cultura son las mujeres, desde los países más pobres hasta los más ricos.
P.: Parece una paradoja que siendo las mujeres grandes consumidoras de cultura, la industria las discrimine...
R.: Las mujeres del audiovisual y las artes escénicas tienen menos papeles protagónicos que los hombres, cobran menos que sus compañeros actores por el mismo papel y a partir de los 35 años, cuando dejan de ser deseables, pasan a un segundo plano y quedan en la sombra de la ficción. Pero hay un nicho de mercado y hay que hablar a las mujeres, hablarles de mujeres que son referentes, que existen ya en la realidad. La mujer que se enamora del hombre es ya una fotonovela de los años 40, ya no corresponde a esta realidad, por eso hay que recordar a la cultura que haga un pequeño clic y empiece a hacer lo que hizo HBO, crear historias por y para mujeres con series como ‘El cuento de la criada’. Supo ver ese nicho de mercado abierto ante ellos. Es más, HBO ha tenido con esas series un gran éxito en todo el mundo gracias a la plataforma digital y gracias a esas mujeres que son referentes en la historia del mundo: las mujeres que lucharon por el derecho al voto, las que lo hicieron en favor de su libertad sexual… creo que la manera de erradicar la discriminación es esa, que los productores entiendan que las mujeres generan dinero porque son grandes consumidoras de cultura.
P.: ¿Están las mujeres jóvenes supeditadas a estos estereotipos por la presión social también reflejada en la ficción española durante tantos años?
R.: Absolutamente, este también es el compromiso de la cultura, porque en este sentido hay que ir más allá con la creación y los creadores tienen que pelear. Desde los productores, pasando por los guionistas, hasta los directores y las directoras, tienen que pelear porque esos no sean los estereotipos que tengan las mujeres jóvenes porque las jóvenes necesitan referentes y, esos referentes, a través del audiovisual encuentran un camino muy fácil de llegar a ellas. Si seguimos manteniendo el discurso audiovisual de que el objetivo de las jóvenes es encontrar el amor romántico, conseguir al amor de su vida, las seguimos manteniendo en un lugar erróneo, porque será aún más presa de la violencia y de no construir una vida de empoderamiento por sí misma. El empoderamiento de las mujeres jóvenes, así como la erradicación de la violencia, pasa por combatir los estereotipos en nuestro audiovisual y en las artes escénicas. Así, por el mismo trabajo, una actriz debe cobrar lo mismo que un actor.
P.: ¿Hacen falta más mujeres en la cultura?
R.: Cuantas más mujeres guionistas, directoras, productoras y, por supuesto, actrices haya, más mujeres de referencia tendrán nuestras jóvenes. Vemos en los títulos de crédito mujeres extraordinarias en este país trabajando muy bien, directoras de fotografía, montadoras… pero trabajando muy poco, porque se las llama muy poco, pero son muy buenas, lo que pasa es que no se confía en ellas porque son mujeres. Poco a poco van tomando terreno, pero las cuesta muchísimo pelear ese trabajo.
P.: ¿Cuánta culpa tiene la sociedad en que estos estereotipos sigan vigentes en el año 2020?
R.: La sociedad no tiene la culpa, tiene la culpa una ideología como es el patriarcado que es un gran aliado en estos momentos de la ideología neoliberal. Por otro lado están esas ideologías, cuando las mujeres salen a flote y la lucha de las mujeres despunta, viene una ola de esas ideologías de la ultraderecha cuya hoja de ruta es acabar con los derechos que han ido ganando y adquiriendo durante este tiempo.
P.: ¿Cuáles son las políticas y los mecanismos que deberían llevar a cabo los gobiernos para erradicar la brecha salarial latente o la violencia de género?
R.: En nuestro país tenemos leyes que han sido punteras en su momento y que, quizás, ahora debamos ir un poco más allá en esas leyes, como pasa con todas. Por ejemplo, la Ley de Violencia de Género es una ley puntera, necesitamos que en esa ley que recoge la violencia en el ámbito de las parejas o en el ámbito familiar salga de ahí, porque no puede haber huecos donde una violencia machista, una agresión machista, se cuele en el limbo de las leyes actuales. Así, los mecanismos más certeros para erradicar tanto la violencia de género como la brecha salarial son la creación de leyes. Desde la Unión de Actores y Actrices, creemos mucho en la visualización, en entender los problemas, en comunicarlos a la sociedad y en que los trabajadores de la cultura, así como el sector en general, tenemos una gran responsabilidad porque nuestros mensajes llegan a la sociedad.
P.: #Me Too es un ejemplo de ello...
R.: Es un gran ejemplo, el mayor ejemplo, lo consiguieron actrices y actores de todo el mundo, gracias a las actrices y los actores, posiblemente, más importantes del mundo con la mayor industria audiovisual, que es Estados Unidos. Este movimiento creó una mirada diferente, nos pusimos en el lugar de las víctimas, para escuchar lo que tenían que decir las víctimas. Si ese poder lo tenemos las personas de la cultura, también tenemos que tener el compromiso de denunciar, de poner luz y hacernos testigos, pero la legislación la tienen que hacer los señores legisladores en las Cortes y el Gobierno. Asimismo, es imprescindible una ley por la igualdad salarial y poner los mecanismos necesarios para que esa igualdad salarial se cumpla y controles para que las empresas lo lleven a cabo, porque mientras no haya una ley no acabará la brecha salarial.
P.: ¿Esa discriminación existe también en el audiovisual?
R.: Sí, también existe en el audiovisual y en las artes escénicas porque se entiende que las mujeres cobran menos que los hombres de manera natural. Lo que acaba de aprobar el Ministerio de Cultura es de aplaudir con respecto a las cuotas, pero debería asegurarse que, en los proyectos, tanto de mujeres como de hombres, y en todas las industrias que reciban subvenciones, haya un criterio de calidad.
P.: ¿Qué pueden hacer las actrices para dar un golpe de timón y cambiar esta visión?
R.: Cualquier arte, escribir un libro, pintar un cuadro o cualquier otro arte, tiene un poder simbólico muy importante que trabaja en lo que somos, aunque no nos demos cuenta esa simbología está presente en el arte. No obstante, el audiovisual es inmediato, las jóvenes lo ven en sus teléfonos móviles, así que… ¿qué podemos hacer?. Crear personajes que se empoderen desde muy jóvenes, crear relaciones que no tengan nada que ver con ese sentido de poder que es la pornografía, que también es un lugar al que se accede desde muy temprana edad, y utiliza a las mujeres como objetos de deseo. Así pues, desde el audiovisual, tenemos que comprometernos en mirar la realidad y empezar a ir más allá de ella, nunca detrás de la realidad. El golpe de timón de las actrices y del sindicato, de la Unión de Actores y Actrices, es estar en la lucha continuada tanto en los convenios, vigilar los convenios, que se cumpla la igualdad salarial una vez que se sube el dinero del propio convenio, vigilar a las empresas… tener un compromiso real y activo por la igualdad como se lleva
haciendo hasta ahora. El 8 de marzo es un día que, a nivel global, se ve reflejado que la lucha es cada vez mayor de todas mujeres en su diversidad porque el feminismo habla de igualdad entre hombres y mujeres, habla de derechos humanos, y eso es lo que la sociedad necesita.