Nicholas Allen es un joven de 22 años que se graduó en la Universidad de Cornell el mes pasado. Para Allen, la presencia de su abuelo en el acto de graduación de la Marina de los Estados Unidos era muy importante.
Pero Gail Allen no pudo acudir porque padece alzhéimer, y por eso su nieto decidió desplazarse hasta Carolina del Sur para que su abuelo le diera el primer saludo, una de las tradiciones militares más históricas del país.
De tal palo, tal astilla
Nicholas quiere trabajar en un submarino naval y por eso irá a la escuela de energía nuclear, un sueño que tiene desde bien pequeño, cuando su padre le contaba historias de su abuelo sobre su servicio en la Marina: "Mi padre contaba las historias de mi abuelo de su época militar", explicó el joven a Good Morning America: "Cuando llegó el momento, decidí que también quería estar en el ejército. Y sabía que me gustaba la ingeniería, y sabía que la carrera con los submarinos sería buena para seguir".
Su abuelo tiene 78 años, se alistó en la Mariana al terminar la secundaria, y prestó servicio durante 13 años. Dejó su trabajo para poder obtener la custodia de sus dos hijos, uno de ellos el padre de Nicholas, que también formó parte del Ejército de los Estados Unidos, como teniente coronel. Kennet Allen sirvió durante 24 años, y explica como su padre renunció a su carrera por él y su hermano: "Siempre hablaba de la Marina y estaba tan orgulloso de ello que decidí que yo también quería unirme al ejército".
Diagnosticado de alzhéimer
Nicholas quería que su abuelo se desplazara a Nueva York para poder acudir a su encargo, algo que no pudo ser, ya que desde hace un año su abuelo padece Alzheimer: "Recuerda cosas de hace mucho tiempo. Recuerda su tiempo (trabajando en la familia) en la granja y su tiempo en el ejército", afirma su hijo Kennet, padre de Nicholas: "Se olvida de cosas a corto plazo, como si ha comido o no".
Sin embargo, el nieto de Gail no se dio por vencido, y se desplazó el mismo a Carolina del Sur para recibir su primer saludo, ya que es una tradición muy importante: "Es una señal de respeto recibir el primer saludo".
La semana pasada ese saludo tuvo lugar en el patio trasero de la casa de sus abuelos. Nieto y abuelo vestidos con su uniforme de la Marina se saludaban. Mi madre estaba convencida de que no había forma de que el uniforme de mi padre le quedara bien, y le quedaba perfectamente", confesó Kennet.
"Se lo pusimos y salió y estaba más alto que en años. Mi madre estaba llorando". Y es que la emoción por ver a Gail con el uniforme que hacía décadas que no usaba, y el saludo entre las dos generaciones es algo que la familia no olvidará: "Nunca lo vi vestido con él, pero hablaba de la Marina todo el tiempo", explicaba su hijo.
"Aún hasta el día de hoy usa su sombrero de servicio submarino (de la Marina). Fue algo muy importante para él".
Gail aún reconoce a su nieto y a su hijo lo que hizo que pudiera valorar la importancia del saludo: "Estamos en un buen momento para poder compartir esto y estar juntos", dijo. "Estoy agradecido de haber capturado el momento".
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.