Sociedad

Los abuelos vuelven un año más al cole: "Ayudamos encantados, pero faltan medidas de conciliación"

65YMÁS sale a la calle para preguntar a los abuelos cómo viven el inicio del curso

Pablo Recio

Martes 10 de septiembre de 2024

6 minutos

Pablo Recio

Martes 10 de septiembre de 2024

6 minutos

Los abuelos juegan hoy en día un papel determinante en la crianza de los nietos. Según datos de Aldeas Infantiles, uno de cada tres ayuda a sus hijos varios días a la semana, cuando, normalmente, por razón de conciliación, no pueden hacerse cargo de ellos.

Y es que muchos trabajos no son compatibles con los horarios de la escuela –ni con las actividades extraescolares–, lo que provoca que los progenitores recurran a sus padres –si estos pueden y quieren–, para, por ejemplo, recoger a sus hijos del colegio, darles de merendar o acompañarles al parque.    

En concreto, según una encuesta realizada por el Club de Malasmadres, siete de cada diez madres –el peso de los cuidados sigue recayendo en ellas, mayoritariamente– recurrirían a sus padres para conseguir conciliar. 

65YMÁS ha salido a la calle en Madrid –ver vídeo– para saber cómo afrontan la vuelta al cole los abuelos, un colectivo, que no sólo ayuda cuidando de los nietos, sino que muchas veces también apoya económicamente a sus hijos, y más todavía este año, es de prever, con un retorno a la escuela que será más caro, con un aumento de un 13% para las familias y una media de 2.588 euros por alumno.  

"Lo hacemos encantados"

Los abuelos y abuelas con los que ha conversado este diario coinciden en algo: están encantados de recoger a sus nietos del colegio, puesto que, aseguran, pasar tiempo con ellos les resulta muy placentero y enriquecedor. 

Ahora bien, también reconocen que lo hacen, principalmente, porque sus hijos no pueden, por razón de trabajo. Por ello, algunos creen que se debería avanzar más en medidas de conciliación laboral.  

"Ayudamos a los hijos... mientras el cuerpo aguante", comenta a 65YMÁS Miguel Ángel, a la puerta de un colegio del barrio de Prosperidad, en la transitada calle de López de Hoyos, en la ciudad de Madrid. 

"Lo hago casi todos los días. Es por un tema de conciliación y de trabajo de los hijos. Unas veces están en la oficina, y otras, en casa. Así que les recojo, les llevo, comen con nosotros, les vuelvo a traer por la tarde y luego, algunas veces, van a por ellos los padres y otras la abuela o cualquiera de la familia", señala. 

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"Habría que buscar una solución para la conciliación"

Eso sí, comenta, habría que buscar una solución "mucho más directa para la conciliación".

"No sólo decirlo de palabra, sino hacer algo para que la gente, al trabajar, pueda tener unos horarios que les ayuden a poder ir a por los niños", opina. 

Con todo, matiza, cuida, encantado, a diario de sus nietos. "Me ha hecho rejuvenecer", sostiene. "Te ayuda a mantenerte en forma. Tienes que venir todos los días. Al final, haces 6, 7 u 8 kilómetros, que, si te quedaras en casa, no harías", añade. 

Por su parte, Elías, un abuelo que recogía a sus dos nietas en el mismo colegio, asegura que afronta "con ganas la vuelta al cole". 

También ayuda a su hija "todos los días". E incluso da a sus nietos de comer, merendar y cenar, porque "están muy unidos". Y en su caso particular, apostilla, está dispuesto a seguir apoyando a su familia, explica, porque este esfuerzo supone "una satisfacción muy grande".

"¿Sabes lo que pasa? Nuestra generación no hemos podido disfrutar de nuestros hijos, porque hemos trabajado muchísimo. Y ahora, pues disfrutamos de los nietos", argumenta. "A los hijos se les ayuda siempre", señala. 

Una opinión que comparte Eustaquia, que también recogía a su nieta. "La niña está muy ilusionada y yo muy contenta", asegura.

"Mi hija la cría sola y yo apoyo mucho. La recojo, la doy de comer y la vuelvo a traer. Es trabajo, pero lo hago encantada, porque estoy con mi familia. No hay ningún problema. Estoy muy contenta con eso, porque estoy jubilada y con estas cosas, camino y hago cosas", justifica. 

Ayudar, pero también tener vida propia

Cabe recordar que, aunque buena parte de los abuelos apoyan a sus hijos de una forma placentera y entusiasta, en ocasiones, el fenómeno 'canguro' puede convertirse en 'esclavo', dejando de lado un tiempo libre que también deberían poder disfrutar, como cualquier otra persona.

Esta es la tesis de sociólogas de prestigio como María Ángeles Durán. En conversación con 65YMÁS, explicaba hace unos años, que “los abuelos también tienen espalda, su propia vida y derecho a irse al cine y a bailar y a pasear y a discutir o a lo que quieran". 

"Para muchos, los nietos son una fuente enorme de alegría y una forma de estar conectados con el mundo, pero también hay casos en los que es un abuso y está claro que deben estar protegidos contra él, para poder decir que no, que de ellos no se abusa ni para eso ni para nada", explicaba.

En este sentido, detallaba, los síntomas de los abuelos esclavos son evidentes: no tienen vida social más allá de su familia; no saben decir que no a sus hijos y explicarles que necesitan descanso y más tiempo para ellos; sienten que están estresados por la responsabilidad que conlleva cuidar y educar a sus nietos; después de estar con sus nietos se sienten muy cansados y sin fuerzas para cualquier otra actividad; se obsesionan con que esa no era la vida que habían pensado llevar tras su jubilación; padecen cuadros de ansiedadinsomnioestrés o depresión; también a nivel psicológico aparece la tristeza, la irritabilidad, la pérdida del sentimiento de disfrute o la falta de atención; y pueden sufrir dolor crónicohipertensión arterial e, incluso, descompensación de enfermedades crónicas como la diabetes.

La solución obligada pasa por el diálogo sincero en la familia. Aunque muchas veces no es sencillo, porque los abuelos sienten que se les necesita, es imprescindible hablar para que los hijos sean conscientes de los sentimientos de sus padres, de sus preocupaciones y de sus limitaciones.

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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