Dos de cada diez personas con movilidad reducida tuvo que cambiar de casa por falta de accesibilidad
El 87% de los edificios debe realizar actuaciones de eliminación de barreras arquitectónicas
El 22% de los españoles con movilidad reducida se han visto obligados a cambiar de vivienda por falta de accesibilidad, una cifra que asciende un 31% en el caso de las personas con sillas de ruedas, según los datos del informe realizado por la Fundación Mutua de Propietarios, Accesibilidad y movilidad: mejorando la calidad de vida de las personas con discapacidad,
Por otro lado, la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) del Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revelado que un 57% de las personas con movilidad reducida tiene dificultades para andar o moverse dentro de su propia vivienda. Por este motivo, una de cada cuatro personas se ha visto obligadas a realizar obras para adaptar su hogar, siendo los principales lugares los aseos con un 74%, seguido de los dormitorios (42%), cocina (32%) y la puerta de entrada (32%), según los resultados mostrados en el informe de la Fundación Mutua de Propietarios.
Las limitaciones a la movilidad se agravan a la hora de desenvolverse fuera de la vivienda, puesto que el 80% presentan muchas dificultades para andar o moverse y necesitan ayuda de familiares y amigos. Esto provoca que un 42% de personas con movilidad reducida pasen varios días sin salir de casa y un 4% no salen nunca. En este sentido, el 33% piensan que saldrían más de su casa si su edificio estuviera más adaptado, un porcentaje que se duplica en el caso de aquellos edificios que no tienen ascensor.
"En ocasiones, el hogar se convierte en una cárcel para las personas con movilidad reducida dada la dificultad para poder entrar o salir, encontrándonos con personas que se encuentran prisioneras en su propia casa por la falta de accesibilidad en su propio edificio" ha destacado la vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios, Laura López Demarbre.
Un 87% de los edificios de viviendas debe realizar actuaciones de eliminación de barreras arquitectónicas para mejorar su accesibilidad, según el informe. En concreto, los edificios que necesitan instalar un ascensor son el 17%, el 22% una rampa de acceso para entrar en el portal, un 56% tienen porteros automáticos no accesibles desde una silla de ruedas y el 48% de los edificios necesitan una puerta motorizada.
El coste medio por hogar de llevar a cabo todas estas acciones si sitúa en unos 1.361 euros, una cifra que aumenta en aquellos edificios de menos plantas y menos vecinos, con 5.409 euros y 4.457 euros respectivamente. Por otro lado, en los hogares de edificios más antiguos el precio se sitúa en 3.156 euros, en los que tienen viviendas de menor tamaño (2.416 euros) y en los hogares con menos ingresos (2.995 euros).
Pese a que el 63% de los españoles piensa que un edificio accesible revaloriza sus inmuebles, 6 de cada 10 ve poco o nada probable realizar las mejoras de accesibilidad. La falta de acuerdo entre vecinos y los motivos económicos son las principales razones para no realizar estas mejoras a los edificios.
"Muchas de las viviendas no accesibles son propiedad de personas con bajos recursos, por lo que se evidencia la necesidad de que administración e instituciones contribuyan a hacer posible que se lleven a cabo actuaciones para la eliminación de barreras arquitectónicas", ha destacado López Demarbre.
De hecho, seis de cada diez edificios no han recibido ayudas para mejorar la accesibilidad, debido principalmente a el desconocimiento, la edad de sus vecinos (los edificios donde viven personas jóvenes reciben más ayudas), la falta de solicitudes de adaptación del edificio o el número de plantas.
La tecnología ayuda
La tecnología supone una gran ayuda para las personas con movilidad reducida, puesto que una de cada dos personas afirma que ésta ha facilitado sus gestiones y un 19% la emplea para realizar compras por internet. No obstante, existe una importante brecha digital que afecta a los mayores de 60 años y a las personas que viven en zonas geográficas con servicios digitales menos desarrollados.
El informe ha mostrado que un 60% de las personas con movilidad reducida se sienten mal con ellas mismas, revelando la clara relación entre la autonomía y el estado de ánimo. Esta percepción se ve más acentuada entre las personas mayores de 70 años.
