Paula Buedo
Sociedad
Actividades de voluntariado, una forma de ayudar al rendimiento cognitivo
Tiene beneficios para la salud física, mental y para la sociedad en general
Las actividades de voluntariado en el tiempo libre son casi universalmente consideradas como algo bueno para uno mismo y para los demás. Se trata de poner al servicio de una comunidad nuestra ayuda para todo tipo de situaciones y circunstancias.
Es muy complicado no encontrar una tarea voluntaria que nos guste y encaje con nuestras habilidades. Las opciones son enormemente variadas y van desde ayudar a pequeños clubes deportivos con tareas de arbitraje hasta recogidas de basura en la naturaleza, pasando por colaboraciones en mercadillos de segunda mano solidarios.
Ahora, la ciencia ha constatado que ser voluntario no solo beneficia a los demás, sino que también es muy positivo para uno mismo. Además, al tratarse de actividades tan diversas, hay espacios para todo tipo de personas, también para los más mayores, cuya salud cognitiva se ve mejorada.
Así lo ha concluido un equipo de la Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (Alemania) y del Registro Digital de Demencias digiDEM Bayern. Según su investigación, el trabajo voluntario beneficia a las capacidades cognitivas de los mayores que lo practican.
Beneficios mentales, físicos y sociales
Una de las claves para conservar la salud con el paso de los años es el envejecimiento activo. Mantenerse en movimiento es fundamental para que los huesos y músculos sigan estando fuertes, así que este tipo de actividades voluntarias son la excusa perfecta para hacerlo.
Además, los mayores voluntarios no solo se mantienen activos físicamente al salir de casa y realizar la actividad que les hayan asignado, sino que también hay un importante componente de actividad social.
Por eso, para casos de deterioro cognitivos como la demencia, puede ser una herramienta para reducir el riesgo de padecerla, ya que favorece la integración en redes comunitarias, la interacción con otras personas y combate la soledad no deseada.
“El voluntariado es un enfoque muy prometedor para reducir los tres factores de riesgo más importantes: el aislamiento social, la falta de actividad física y la depresión. El voluntariado no solo ayuda a la gente a socializar, sino que también suele mantener activos a los voluntarios y puede tener un efecto positivo en su estado de ánimo”, comenta según Infosalus Anne Keefer, la investigadora al frente del trabajo.
Se trata de un análisis de 14 estudios publicados en diferentes países, desde China a Brasil, con el objetivo de estudiar las conexiones entre las actividades de voluntariado y la salud cognitiva para identificar cómo influyen factores como el género, el nivel educativo y la frecuencia. Entre los hallazgos, se detectó que las personas con niveles más bajos de educación, que presentaban mayor riesgo de demencia, se beneficiaban con una reducción del mismo.
Los participantes de los diferentes estudios tenidos en cuenta presentaban una edad media comprendida entre los 61 y 74 años. Así, las conclusiones se centran en los beneficios de la actividad voluntaria para este grupo de edad.
Los expertos han subrayado la necesidad de promover estos trabajos, pues pueden ayudar a apoyar a las personas con demencia que lo necesiten a la vez que estos cuidadores reducen su propio riesgo de desarrollar este deterioro. Además, añaden, los familiares encargados de los cuidados también experimentan un efecto positivo.