Lejos de predicar con el ejemplo, la Administración Pública es ahora mismo la institución menos amigable con las personas mayores. Por encima de la banca o compañías energéticas, los mayores encuentran más problemas a la hora de realizar gestiones en organismos públicos que en ningún otro sector. Un 54% de los mayores encuentra dificil hacer trámites en la administración. Uno de cada tres explican que en una oficina pública solo le dieron la opción de hacer trámites por internet y al 48,1% le han obligado a solicitar cita por internet y no sabe cómo hacerlo. Son algunas de las principales conclusiones de la primera encuesta sobre edadismo elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Un estudio que revela que una de cada tres personas mayores de 65 años se ha sentido ignorado por su edad en los últimos doce meses.
El 48,1% de los encuestados mayores de 65 años reconocen que “en muchas o bastantes ocasiones” hablando por teléfono con una administración pública le han dicho que necesita cita previa que debe solicitarla por internet y que no sabe cómo hacerlo, un 33,7% asegura que “en muchas o bastantes ocasiones” les han dicho en una oficina pública que tienen que hacer por internet un trámite sin darles la opción de hacerlo presencialmente.
A un 72,5% les resulta “muy fácil o fácil” pedir cita médica en un centro de salud. Y para un 80,4% es “muy fácil o fácil” disponer libremente de sus bienes (casa, dinero, etc.). Por contra, un 53,9% afirma que le resulta “muy difícil o difícil” hacer trámites en organismos de la administración pública y un 47,2% dice que les cuesta mucho solventar contratos o incidencias con proveedores de electricidad, telefonía y seguros.
📊 Un 41,9% de los mayores de 65 años afirma que le resulta “muy difícil o difícil” hacer trámites en organismos de la administración pública.
— Centro de Investigaciones Sociológicas (@CIS_Institucion) February 24, 2025
Consulta más datos sobre la encuesta de #Edadismo que hemos realizado en el CIS:https://t.co/dKhgvURb0V
Tres años después de la campaña ‘Soy Mayor, no idiota’ impulsada por el médico jubilado Carlos San Juan, que demandaba un trato humano y personalizado en las oficinas bancarias para los clientes de más edad, vemos como la banca se ha puesto las pilas, aunque aún queden cosas por hacer. No pueden decir lo mismo otros sectores de la economía básicos, como proveedores de electricidad, seguros o telefonía. Y tampoco la Administración. Aquel Gobierno que aseguraba estar “comprometido con las personas mayores” y le decia a la banca: "Tienen que tener una atención especial en el cuidado de sus clientes y muy especialmente de personas mayores y personas con discapacidad, que pueden tener una mayor dificultad en un determinado momento para utilizar los nuevos medios digitales”, no aplicó el consejo al propio sector público.
Hacer trámites con organismos de la Administración sin ayuda de otras personas, es donde las personas mayores encuentran más dificultades. Para un 53.9% es difícil o muy díficil. Le siguen los contratos e incidencias con proveedores de electricidad, telefonía o seguros, entre centros, donde a un 47,2% le resulta difícil o muy difícil. Un 37,4% encuentra esas dificultades a la hora de hacer gestiones en su banco; y a un 23,2% le resulta difícil o muy difícil pedir cita médica en su centro sanitario.
El estudio del CIS también revela que un 22,9% de las personas mayores de 65 años ha percibido disgusto o impaciencia cuando realiza gestiones por no entender bien lo que dicen, y un 31,1% ha tenido esa percepción pocas veces.
Además, un 10% se ha sentido ignorado debido a su edad “muchas o bastantes veces” y un 24,3% “pocas veces” ha tenido esa sensación.
Mejorar la atención que dan a las personas mayores tanto las administraciones públicas como las empresas privadas faciitaría la vida de los mayores. De hecho, es uno de los puntos clave recogidos entre las propuestas para mejorar su vida.
Junto a este destacado punto, otras propuestas son adaptar el entorno, por ejemplo a través de transporte asequible o rampas; fomentar el ocio y convivencia para los sénior; así como políticas para reducir la brecha digital.
