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El problema de la adicción al móvil e internet está experimentando un auge preocupante entre los adolescentes y con la pandemia del coronavirus este tipo de casos ha aumentado de forma exponencial, al igual que ha ocurrido con otros trastornos como la ansiedad o la depresión.
La psicóloga clínica del Instituto Brain 360, Cristina Giner, con sede en Barcelona, ha explicado que este centro está detectando casos de adicción a las nuevas tecnologías e Internet en adolescentes de edades cada vez más tempranas. "Si antes el adolescente tenía móvil a los 15 años, ahora lo tiene a los 11, con lo cual este tipo de trastornos se genera antes", ha precisado.
La doctora también ha reconocido la dificultad de identificar este tipo de adicciones. "Es difícil detectar cuándo el uso excesivo del móvil e internet se convierte en una patología, al fin y al cabo, todos somos usuarios", ha apuntado.
Según ha expuesto, "no depende solamente del número de horas que el adolescente está conectado a su dispositivo, sino del momento en que la tecnología empieza a interferir en su vida y hace que descuide sus obligaciones o muestre cambios de conducta, irritación, entre otros", ha informado en una nota de prensa el Instituto Brain 360.
Ha añadido que las nuevas tecnologías son capaces de lo mejor y de lo peor dependiendo del uso que se hace de ellas y están aportando ahora un abordaje innovador a esta entidad para este tipo de trastornos gracias a la estimulación cerebral no invasiva.
"Es una técnica que permite modular la excitabilidad cerebral y hace que determinadas regiones del cerebro que presentan un funcionamiento anómalo puedan normalizar su actividad" y, con esto "se obtiene una mejora de la sintomatología que, además, se mantiene en el tiempo", ha dicho el responsable de la Unidad de Neuroimagen y Neuromodulación del Instituto Brain 360, Diego Redolar, también profesor de Neuropsicología y codirector del grupo de investigación CNIT de la UOC.
Pionero en España
El Instituto Brain 360 es pionero en España en el uso de la estimulación cerebral no invasiva, en combinación con otras disciplinas como la psiquiatría, la psicología y la misma neurociencia para los trastornos psiquiátricos y neurológicos.
El tratamiento está avalado por las principales agencias internacionales de medicamentos, como la FDA (US Food and Drug Administration) y la EMA (Agencia Europea del Medicamento) y avalado por las guías clínicas más reputadas –NICE, CANMAT, NIMH, entre otras–.
Dada la magnitud del problema que representa el abuso de las TIC en adolescentes, el centro ha puesto en marcha un programa para ayudar a las escuelas a abordar este y otros trastornos de la salud mental. Con él, se pretende fomentar un uso responsable de las TIC, identificar a jóvenes con problemas de adicción a estas nuevas tecnologías y tratarlos mediante estrategias terapéuticas personalizadas.
El programa, que incluye charlas informativas en colegios y soporte a los equipos de psicopedagogos, no se limita solamente a las adicciones a las TIC, sino que abarca también el tratamiento de otras patologías como el autismo, el síndrome de Asperger, la depresión, o los trastornos de Déficit de Atención.
Uso compulsivo
La encuesta realizada por el Plan Nacional sobre Drogas en población escolar de 14 a 18 años, ESTUDES 2016-2017, destaca la presencia de un uso compulsivo de Internet con puntuación superior a 28 en la Compulsive Internet Use Scale (CIUS), en el 21 por ciento de la población escolar encuestada. Este resultado supone el 4,6 por ciento más que la encuesta de 2014.
La psicóloga clínica del Instituto Brain 360, Cristina Giner, ha sostenido que el adolescente "es la población más vulnerable y hay que estar alerta". A su entender, "es importante que familias y docentes cuenten con pautas que les permitan reconocer este tipo de trastornos y actuar ante ellos".
También ha incidido en que las nuevas tecnologías "tienen su parte buena y mala" ya que, por un lado, permiten el acceso "a información inmediata, ocio, aprendizaje o relaciones sociales", pero, por otro, favorecen la aparición de dependencias a las redes o los videojuegos.