El consumo excesivo de alcohol es un problema que afecta a la salud de todas las personas indistintamente de la edad que tengan. Sin embargo, son numerosas las investigaciones que estudian los efectos de su consumo en las personas mayores.
Un estudio publicado en la revista Journal of the American Griatrics Societyen 2019 aseguraba que en Estados Unidos, más del 10% de los mayores de 65 años consumían alcohol en la modalidad de 'atracón'.
Por otro lado, desde el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento aseguran que en algunos casos “los problemas con el alcohol en las personas mayores se confunden con otros trastornos relacionados con el envejecimiento”, como la memoria o el equilibrio.
Desde el Instituto han explicado que aunque el consumo excesivo de alcohol no es un hábito beneficioso para nuestra salud, a medida que vamos creciendo nuestro cuerpo no tolera de la misma forma su ingesta.
De esta forma, cuanto más mayores somos peor nos afectará, y más efectos perjudiciales tendrá para nuestra salud.
Las personas mayores y el alcohol
"El alcohol puede actuar de manera diferente en las personas mayores que en las personas más jóvenes", aseguran desde el Instituto. Esto en la práctica se traduce en que algunos mayores pueden sentirse "drogados o eufóricos", bebiendo la misma cantidad de alcohol que hace unos años no les afectaba de esa manera.
Los expertos apuntan que incluso beber una pequeña cantidad de alcohol "puede conducir a situaciones peligrosas o incluso mortales" en los mayores de 65 años. Y es que "beber puede afectar el juicio, la coordinación y el tiempo de reacción de una persona" y provocar caídas o accidentes de tráfico.
Además, el alcohol también puede afectar a las relaciones interpersonales, llegando a provocar incluso accidentes domésticos: "Beber en exceso puede contribuir a la violencia doméstica y al abuso o negligencia infantil".
Desde el Instituto también han dejado claro que las mujeres son más sensibles que los hombres a sus efectos.
Por último, los expertos han recordado que el alcohol aumenta el riesgo de padecer enfermedades como el cáncer, daños en el hígado, trastornos en el sistema inmunológico y daños cerebrales. También puede empeorar la salud de las personas con osteoporosis, diabetes, o que tengan la presión arterial alta, las úlceras. También favorece la pérdida de memoria y los trastornos del estado de ánimo.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.